El 12 de Mayo se viralizó la fotografía de una planta de la Cervecería Modelo, donde salía humo blanco; entonces, los feligeses de la cerveza, se alegraron tanto cual católicos ante la “fumata bianca”, que indica que “habemus Papa” (en este caso, “chela”).

Fernando Morales (director de Reputación y Comunicación Externa de Grupo Modelo) negó que estuvieran produciendo cerveza, en una entrevista a la revista Forbes México (por cierto, qué buen cargo; la Coparmex debería nombrar a Javier Lozano su nuevo director de Reputación y Comunicación Externa). El ejecutivo declaró:

“Seguimos acatando las instrucciones de la autoridad federal. En este momento se encuentran suspendidas nuestras operaciones de producción y distribución de cervezas. Para evitar daños irreversibles en nuestras plantas, se realizan labores para preservar nuestros activos biológicos, como levaduras y lodos”.

Sin embargo, sí estaban produciendo una especie de cerveza (“bebida de cebada”, como se anuncia). Subrepticiamente, los refrigeradores de misceláneas y tiendas de conveniencia, comenzaron a llenarse de “caguamas” (envases de vidrio de 1,2 L) y latas de 473 mililitros, de la cerveza Victoria Chingones (cuyo envase lleva inscrita la leyenda: “Unidos por México desde 1865”). La cuestión es que solo tiene 1, 8 grados de alcohol (cuando normalmente, una cerveza tiene 4,5 grados).

Yo ya no bebo, pero mi hija sí consume cerveza, y aunque el desabasto se extiende por la Patria cual virus maligno, conozco una tiendita donde aún pueden adquirirse caguamas de Corona (eso sí, a setenta pesos). Le dije al tendero que en todos los comercios solo se consigue el nuevo producto de Grupo Modelo (salvo algunas importadas, en supermercados); comentó: “No se van a vender”.

Esto me recordó cuando el amigo de un primo, pidió en una tortería una torta sin chile y sin cebolla, y el despachador le sirvió amablemente una torta “con poquito chile y poquita cebolla” (supongo que le pareció una afrenta despojar a la torta de tales ingredientes).

Una cerveza con un grado de alcohol, no podemos beberla quienes aceptamos que tenemos problemas con nuestra manera de beber, porque basta una gotita etílica para agarrar una peda de cinco años. Quienes acostumbran beber cerveza de verdad, les va a saber a Corn Flakes con agua. ¿Quiénes serán los consumidores a los que va dirigido el producto? No creo que a los anarquistas (a pesar de que el envase negro, está ilustrado con el grabado de un puño en alto, tipo José Guadalupe Posada). Mi mercadólogo interno me dio la respuesta.

El principal grupo al que va dirigida la campaña, son los incautos que, al ver una atractiva cerveza en un refri (tras días de padecer el desabasto), la van a comprar como de rayo, sin chistar, reflexionar ni preguntar. Cuando la consuman y noten que ni sabe a cerveza ni ataranta, no habrá forma de que se les devuelva el dinero (y ya dependerá de su nivel de dependencia al alcohol, si vuelven a repetir la experiencia). De este modo, los fabricantes ya vendieron mínimo una cuarta parte del lote, que en tiempos de producción detenida, ya es ganancia.

Después, siguen los que prefieren un grado de alcohol a nada, y la adquirirán como placebo, en lo que termina “la pesadilla de la cuarentena abstemia” (que al cabo, para ellos solo son unos cuántos días). Quizás no sea una multitud de consumidores, pero representan otro puntito de ganancias, mientras ninguna otra cerveza se vende.

Mañosamente, evadieron la prohibición de producción, distribución y venta de bebidas alcohólicas, ordenada por la restricción de productos no esenciales durante la pandemia, lanzando un producto de 1,8 grados de alcohol, pues el artículo 217 de la Ley General de Salud, considera como bebidas alcohólicas aquellas que tienen entre 2 y 55 grados. Más abajo solo está el vinagre de caña o de vino, con 1,5 grados.

Felipe Calderón debe conocer a alguien dentro de los bajos mundos etílicos, que lo contacte con los genios mecadológicos del Grupo Modelo, y lo ayuden a vender su librito, que en el mercado “pirata” lo están vendiendo entre 29 y 35 pesos.