México.- Desde su llegada hace 8 meses al futbol mexicano, el entrenador Paco Jémez se ha visto envuelto en la polémica constantemente; sus honestos y atrevidos comentarios en conferencias de prensa, así como sus actos impulsivos y una manera de jugar ofensiva, que no siempre le sale, han sido el sello distintivo de su paso por estas tierras.

Sin embargo, sus dos más recientes episodios le han ganado estar de nueva cuenta en el ojo del huracán. El primero de ellos ocurrido el sábado pasado al término del duelo que su escuadra jugó ante Toluca cuando el español fue captado ‘pintando dedo’ a la tribuna.

De inmediato los medios de comunicación especializados se le fueron a la yugular y, como es costumbre, se posaron en el extremo del asunto exigiendo un “castigo ejemplar” contra Jémez. Pero a esta hora las opiniones están más que polarizadas luego de que el timonel justificara su comportamiento bajo el argumento de que un aficionado “insultó y amenazó a sus hijas menores de edad”.

El segundo episodio, quizá menos mediático pero igual de revelador, tuvo lugar en la comparecencia ante los medios después del choque ante León, ahí el ibérico contestó así al ser cuestionado sobre si le preocupaba el actuar de su equipo: “Me preocupa la salud de mis hijos, que el mundo vaya mejor, que mis jugadores sean felices, que jueguen bien al fútbol y que se lo pasen bien, todo eso me preocupa, pero no más allá del juego, todo es un juego”.

Y es que en verdad Jémez es un estratega que se preocupa por el mundo y no es ese monstruo que diversos programas en múltiples cadenas han querido mostrar a la opinión pública, por ello es necesario exhibir el ‘lado b’ del canario.

Antes de llegar a La Noria, Paco tuvo un paso por el Rayo Vallecano, club del que se volvió ídolo de inmediato por la brutal honestidad con la que se manejó, además por profesar siempre un respeto absoluto a la grada, al barrio, a sus colores y a la pelota. Evidencia de lo anterior, un caso registrado en noviembre de 2014.

Sucede que Carmen Martínez Ayuso, de 85 años y residente de Vallecas, fue desalojada violentamente del predio que habitaba desde hacía 50 años debido a que fungía como aval de su hijo, ante tal situación, Jémez encabezó un acto de solidaridad que pocas veces se ve en una industria más preocupada por el despilfarro, el ego y los millones de dólares, que por los aficionados.

“Nosotros no nos vamos a quedar parados y vamos a ayudar a esa señora. No solo yo, sino el cuerpo técnico, los jugadores, todos. Dentro de nuestras posibilidades vamos a ayudar a esa señora y a echarla una mano para que encuentre un sitio para que pueda vivir dignamente y no se sienta sola” declaró Jémez tras el juego que el Rayo ganó por 1-0 al Celta de Vigo.

Finalmente, Carmen pudo acceder a una vivienda digna y todavía se dio la oportunidad de donar el resto de los recursos obtenidos a un exjugador enfermo del Vallecano. Este hecho solidario que encabezó Paco refleja la personalidad de un técnico que ha incomodado a la prensa en nuestro país, misma que suele hacer relaciones públicas antes que comprometerse con su deber de informar a la población.

Jémez no es ese personaje oscuro que irrespeta a los reporteros, más bien es un tipo que espera más preguntas sobre el accionar de su oncena en la cancha, que cuestionamientos sobre la maldición que supuestamente pesa sobre el Cruz Azul, de la cual, en caso de existir, es el menos culpable.

Por todo esto aplaudo que la afición celeste haya salido a defender al tipo más sincero que se ha sentado últimamente en su banquillo, lamentablemente, la institución en la que ahora labora no suele ser paciente y, como es clásico del futbol azteca, los resultados y no las formas terminarán por sentenciar a Paco Jémez, el hombre que se preocupa por el mundo.