Hablar sobre Guillermo Cosío Vidaurri, ex gobernador de Jalisco no es sencillo, primero, porque no se trata de un hombre común, Cosío, es como coloquialmente se dice, “de los que nacieron y se rompió el molde”.

Adelantado a su época, visionario como pocos, con un sentido y altura de miras desarrollado más allá de lo evidente, este revolucionario hombre que a fuerza de trabajo, dedicación y constancia se ganó a pulso el mote de “Don” y se guardó para el curriculum los títulos académicos, ha dejado innegablemente una huella indeleble en la vida política y social de Jalisco, que también ha trascendido exitosamente a la escena nacional.

Aunque con las secuelas propias de la edad que le han menoscabado su movilidad, pero sin que ello le arredre, ni muchos menos le signifique un obstáculo en su aun agitada actividad cotidiana, porque se mantiene vigente y sobretodo, envidiablemente lúcido, Don Guillermo Cosío Vidaurri, sigue siendo referente e inspiración fundamental en la vida política de Jalisco.

Pero como se sabe, el talento no conoce fronteras ni límites territoriales, de tal suerte que su ahora permanente residencia en la entidad occidental, no ha sido obstáculo para dejar de apreciar la huella que también ha dejado a su paso por diferentes instancias en el poder público de otras latitudes y en la política nacional, de la cual, desde siempre ha sido un ferviente apasionado.

Irrenunciable priista, invariable de sus compromisos ideológicos, aun en las horas más afligidas de su partido, el Revolucionario Institucional, pero con la modernidad que significa aceptar con tolerancia y respeto la pluralidad que hoy existe en la nación y en su Estado, Don Guillermo, sigue concitando la voluntad favorable y el afecto de millares de personas de diversos enclaves socioeconómicos, generacionales y culturales que influyen e impactan en la vida de la sociedad jalisciense.

Sus sólidas relaciones y estrecha cercanía con los sectores de profesionistas del derecho, ingenierías, administración, medicina, educación, producción agropecuaria, -solo por mencionar algunas-, y con los liderazgos gremiales más importantes de los rubros que generan progreso y desarrollo, se vieron reflejadas en días pasados cuando a convocatoria de su familia concitó la presencia de centenares de invitados que convivieron gratamente con él en la capital tapatía para celebrar sus 90 años de vida.

Durante la tertulia a la que se dieron cita representantes de los más diversos segmentos sociales y de distintas generaciones de jaliscienses y avecindados en esa entidad, se configuró el escenario ideal para el intercambio de gratos recuerdos y amplios reconocimientos en cuanto a lo que su paso por diversas entidades de servicio público en administraciones locales y federales el homenajeado tuvo la oportunidad de dejar vestigio para el desarrollo y cohesión social de la comunidad.

Más allá de su labor como destacado animal político de su entrañable Partido Revolucionario Institucional, en el que se formó y al que sirvió desde las más sencillas tareas, hasta llegar a ser Delegado en más de una docena de entidades federativas del país, Presidente de la Comisión Nacional Coordinadora de Convenciones, Secretario General del Comité Ejecutivo Nacional y dirigente del Comité Directivo del entonces Distrito Federal, entre otras tareas en que también destacan su participación al seno de la otrora poderosa Confederación Nacional de Organizaciones Populares la CNOP, Cosío puede jactarse de lo fecundo de su actividad al servicio del pueblo, destacando haber sido Presidente Municipal de Guadalajara, Diputado Local y Diputado Federal, Secretario General de Gobierno en Jalisco y en el extinto Distrito Federal, Gobernador de Jalisco y Embajador de México en Guatemala. Fue también Juez de Primera Instancia, Tesorero Municipal en Zapopan, Jefe del Departamento de Educación Pública del Estado Jalisco, Director General de Cuenta y Administración de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, Director del Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México (Metro), Oficial Mayor y Subsecretario de la Secretaría de la Reforma Agraria, Subsecretario del Trabajo y Previsión Social.

Lógicamente es Jalisco quien atestiguó el mayor legado de Don Guillermo y es que a décadas de distancia de su gestión como Gobernador Constitucional, se le reconoce por palparse aun obras fundamentales que siguen siendo referentes en el desarrollo de la entidad, como las grandes obras hidráulicas, las carreteras, pistas aéreas, instituciones educativas, obras de movilidad como las líneas 1 y 2 del tren eléctrico urbano de Guadalajara y el respaldo a la agro producción que marcaron una etapa fundamental en el desarrollo regional jalisciense que ha sido pilar para el progreso de las ciudades medias e intermedias, sin descuidar obras visionarias que tuvieron como fin incrementar el abasto hídrico a la zona conurbana de Guadalajara y que tras años de fallidos experimentos en que se gastó tiempo y millones de pesos, se llegó a la conclusión que lo iniciado por Don Guillermo lustros atrás, sigue siendo a la fecha la mejor solución de ingeniería para garantizar el abasto de agua potable al área metropolitana de Guadalajara.

Cosío es sin duda uno de los pilares más sólidos del PRI en Jalisco y de los pocos que sostienen con dignidad y orgullo a nivel nacional los principios fundamentales de un partido político vejado por la soberbia y cerrazón de muchos, pero que permanece, se transforma y reconfigura con la voluntad de las nuevas generaciones y la experiencia de los muy pocos políticos de la vieja guardia que aún merecen reconocimiento y respeto, tanto por sus correligionarios como por personajes de distinta índole ideológica, y de los que Don Guillermo es ejemplo y guía.

No obstante su raigambre priísta, a Don Guillermo Cosío Vidaurri lo caracteriza su compromiso ineludible con sus convicciones en relación a cómo debe ser el ejercicio de la acción política siempre en favor de la sociedad; pero más allá de su compromiso con sus ideales basados en el pensamiento que se enmarca en los documentos básicos de su partido, con los que nació y se formó, otra gran cualidad del exmandatario jalisciense es ser eminentemente demócrata, creyente de la necesidad de la unidad fundamental de los jaliscienses y los mexicanos en favor de las mejores causas de la comunidad, con respeto a la libertad de expresión, de creencia y de acción y pensamiento políticos, de ahí que entre sus muchísimos amigos también campea la pluralidad.

Al ánimo de Don Guillermo no le pesan los años, 90 son pocos, los disfruta y atesora, sobre sus hombros se escribió buena parte de la historia de Jalisco y como en toda reseña, hay matices, no es ajeno a ello y lo sabe, pero la satisfacción del deber cumplido, de haber honrado la palabra empeñada y de haber trabajado hasta el límite de su humana condición en todas y cada una de sus responsabilidades, le permiten caminar con la cabeza alta, en todos y cada uno de los actos públicos y privados a los que asiste a convocatoria e invitación de innumerables instancias políticas, sociales, académicas, gremiales, empresariales, culturales, industriales y gubernamentales en las que da cátedra de aplomo, servicio, diligencia, humildad y solidaridad, sin que nada ni nadie mengüe su paso al lugar que la historia le tiene deparada y que él se ha dado el lujo de escribir con tinta propia.