"Me beneficia poco, después de todo, que una autoridad vigilante… evite todos los peligros de mi camino… si esta misma autoridad es el dueño absoluto de mi libertad y mi vida".<br>

Alexis de Tocqueville, De la démocratie en Amérique

“Nuestra economía, sociedad y cultura se basan en intereses, valores, instituciones y sistemas de representación que, en general, limitan la creatividad colectiva, confiscan la cosecha de tecnología de la información y desvían nuestra energía hacia una confrontación autodestructiva. Este estado de cosas no debe ser.”<br>

Manuel Castells

Los sistemas de autoridad hacen agua

Las autoridades (incluyendo la normatividad que les da fundamento) y los sistemas de gestión y liderazgo gubernamentales están en crisis en todos lados; son pocas las naciones en que no ocurre. Sin embargo, nosotros seguimos debatiéndonos sobre las mejores formas de gobernar (que si capitalismo, que si socialismo, que si democracia, que si totalitarismo, etcétera) y sobre los sistemas de representación, en lugar de darnos cuenta de que la globalización tecnológica (en el sentido amplio al que se refería Manuel Castells en su Sociedad de la Información) ha hecho que todo pacto social ya no pueda, quiera, deba o esté de hecho mayormente sujeto al sistema de gestión gubernamental. 

En el mundo existe una nueva disasociación o división infranqueable entre las libertades y expectativas que tiene el hombre en sociedad y las instituciones y estructuras políticas (y, a veces, hasta económicas) que lo rigen y que se pensaba debían procuraban las primeras. 

Y Estados Unidos de América no es la excepción, si bien ocurre también en China, pasando por Gran Bretaña o Rusia, llegando hasta Brasil o Suecia.

Trump se despide de su reelección

En un acto digno de dictadorzuelo en ciernes, Trump mandó que el ejército tomara las calles de Washington DC, solicitó el toque de queda en la capital y todo para atravesarse al pie de una pequeña iglesia, poner la Biblia como pantalla y decir que defiende a los Estados Unidos y se debe mantener la calma y la unidad ante el asesinato de un ciudadano afroamericano.

Así, durante 30 minutos el ejército “limpió” el área de manifestantes para que no salieran en la grabación y tampoco se escucharan sus gritos. Todo para lograr el “efecto” perfecto de tener al presidente de los Estados Unidos blandiendo una Biblia enfrente de una iglesia. Para que Trump pudiera salir al Jardín de las rosas de la Casa Blanca para anunciar la movilización de “miles y miles de soldados muy armados” para combatir “a los sin ley” en todo el país.

¿De la Democracia a la Dictadura en América? 

Se conoce a Estados Unidos por ser un país que manda a sus ejércitos a cualquier rincón del mundo para pelear por “causas justas”, esto es, lo que convenga a los intereses de este país. A lo largo de su existencia, esta estrategia ha sido igual aplaudida que abucheada por propios y extraños. 

Sin embargo, ahora, tal vez es la primera vez que un presidente de Estados Unidos utiliza a su propio ejército para enfrentar a sus connacionales en su mismo país. La gente atestiguó como Donald Trump usó a las tropas armadas para dispersar a quienes se manifestaban de forma libre y pacífica por la injusta muerte de George Floyd, perpetrada por la violencia de un policía.

Trump, como mucha otras autoridades, ha optado por una forma ejercer la autoridad similar a la de otros mandatarios “rudos y duros” que él admira. 

Sus actitudes dictatoriales de llevar el ejército a sus propias ciudades, no soportan el mínimo nivel de crítica y usar la religión como “fuerza” para gobernar, solo reflejan un presidente que en estos momentos se asemeja más a un líder autoritario que a un gobernante elegido democráticamente.

Lo que se convertirá en la nueva normalidad en el orbe

Pero vayamos más allá de la crisis política de un individuo y de su administración, por muy grave y lamentable que esta sea. Lo que ocurre hoy en EEUU dibuja lo que será la nueva normalidad en un mundo donde no importando el color del gobierno o la tendencia autárquica o libertaria de la estructura de autoridad, esta será cada vez más cuestionada pues no satisface las expectativas y necesidades de sus gobernados. Una amplísima gama de nuevas “necesidades” (ambientales, de libertades, de oportunidades, de esparcimiento, de mejora, de desarrollo, de justicia) que cada vez se verán más restringidas y limitadas en lugar de propiciadas por la estructura de gobierno

El nuevo orden mundial que ya se asoma es uno que comenzará porque las sociedades se replanteen su pacto social, su razón de ser y de convivir, y donde limiten las funciones e intervenciones institucionales (no importa el ámbito; político, económico, comercial, cultural) al mínimo posible. México (ahora gobernado por López Obrador) tampoco se salva.

El nuevo orden global estará dictado por la tecnología y cómo a través de ella los habitantes se gestionen, convivan y se desarrollen en sociedad, prescindiendo lo más posible de la gestión gubernamental.