Cuando se ha puesto una vez el pie del otro lado<br>y se puede sin embargo volver,<br>ya nunca más se pisará como antes<br>y poco a poco se irá pisando de este lado el otro lado.<br>Es el aprendizaje<br>que después no se resigna<br>a que todo lo demás,<br>sobre todo el amor,<br>no haga lo mismo.<br>El otro lado es el mayor contagio.<br>Hasta los mismos ojos cambian de color<br>y adquieren el tono transparente de las fábulas.<br>

ROBERTO JUARROZ

La capacidad de contagio es una propiedad inesperada que es posible encontrar en todo tipo de cosas.<br>

MALCOLM GLADWELL

<br>La vida se nos presenta en un dilema insoportable: lo que vale, no dura; lo que no vale, se eterniza.<br>

RAMIRO DE MAEZTU

Están y estamos

A pocos meses de celebrar las elecciones y con una curva de contagio que no amaina, el INE y el gobierno federal están en una lid fuera de tiempo. Y no es que no sea necesaria, pero lo verdaderamente urgente pasa por un silencio de más de 140,000 muertos. Dicho silencio seguirá aumentando con cada deceso causado por el covid.

Así, ante las encuestas que muestran las pugnas entre los diversos candidatos y las alianzas de uno y otro lado, tal vez se ha perdido lo más importante a tomar en cuenta en estas elecciones: la forma en que deberán desarrollarse para que el cuidado y la precaución rompan las cadenas de contagio.

Encuestas y campañas

Las encuestas no muestran que la mayor parte de los candidatos de Morena para las 15 gubernaturas en liza tienen antecedentes priistas, perredistas y hasta panistas. Así que de cierta forma, competirán viejos conocidos, con diferentes camisetas. Quizá, por lo mismo, sea factible solicitarles (instruirles) a todos, más allá de sus fracciones y fricciones, la urgente necesidad de tomar en cuenta, como parte de sus actividades proselitistas, cuales don las medidas que se requieren para que sus votantes puedan ir a sufragar pero de forma segura.

¿Posponer y esperar?

De otra forma se deberían posponer las elecciones. Con todos los pros y contras que esto significaría. Tal vez el único pro sería cortar la cadena de contagio —que no es poca cosa ni una anhelo que deba ser desestimado— , mientras los contras son demasiados y justamente por ello se debe anticipar todo lo que puede suceder y cómo hacerle frente. Porque, por supuesto, nadie ha previsto que se requiere presupuesto, y mucho, para ello.

En principio a nadie le conviene que se pospongan las elecciones. Ni al gobierno ni a la oposición. Ciertamente tampoco a nosotros y a nuestro derecho democrático.

¿Qué sucedería si se suspendieran en todo el país? ¿Cómo hacer que sigan los que están? ¿O cómo sería elegir a los nuevos? En el caso de los gobernadores, las constituciones locales marcan lo que sucedería, pero para lo que corresponde a la Cámara de Diputados, posponer se volvería un problema muy grave.

Conveniencias e inconveniencias

A López Obrador no le conviene que se suspendan, busca las 15 gubernaturas, aunque se espera que lo logre en unas 10 de ellas, mismo con la alianza con que se hará (enfrentará Morena, PT, PVEM y Nueva Alianza).

No solo eso, no querrá que lo tachen de antidemocrático o de tener como agenda el perpetuarse en el poder (si de por sí muchos lo pensamos...).

A la oposición tampoco le convendría. Busca disminuir la fuerza de la 4T en el Congreso y no tiene más tiempo que perder pues no se quiere continuar viendo cómo las iniciativas pasan sin importar sus reservas.

Dado que a todos les conviene tener las elecciones el 6 de junio, todos deben encarar el mayor reto para que tanto las campañas como el día de las urnas no se conviertan en verdaderas tragedias de contagio por covid.

Imaginar y pensar mucho

Imaginemos algo así como 60 millones de ciudadanos pasando a las casillas a votar. ¿Se guardará sana distancia en la fila?, ¿cómo se piensa sanitizar cada casilla, cada crayón con el que se marca el voto?, ¿cómo se cuidará a los observadores y a los funcionarios (esos que manosearán las credenciales de elector y los dedos de cada votante para ponerles la tinta indeleble y, luego, desdoblen cada boleta para hacer el cómputo de votos)? ¿Acaso alguna autoridad lo ha pensado y, además, gestionado el presupuesto adicional que el INE requerirá para cuidarse de todo esto?   

¿Convicción o circunstancia?

Al mismo tiempo, no se olvide, si de por sí las elecciones intermedias siempre son las de más baja participación, con la pandemia quienes querrán salir a votar serán en mayor proporción los que no creen en el covid. Y ya sabemos a qué partido favorecerá eso...

Si la coalición “Sí por México” cuenta con que las personas salgan a votar superando el miedo a contagiarse, deberá incentivar a los ciudadanos y no, no es económicamente hablando.

Sobre lo que puede hacer el INE al respecto de la tragedia de contagios que se avecina el día de la jornada electoral, no es mucho. No hay planes que lo prevean, ni presupuesto para replicar medidas de prevención en cientos de miles de casillas.

Solo en Nuevo León se mencionó la posibilidad de posponer las elecciones. Pero en ningún otro lugar se ha hablado de ello, no se diga pensado u ofrecido alguna propuesta para todos los posibles partidos y votantes.

Posposición o desmadre

Dado que va a imperar la realización de las elecciones en tiempo y forma, nos debemos preguntar qué se esta haciendo para llevarlas a cabo en la situación covid que continúa.

La respuesta ramplona de que ya para entonces estaremos todos vacunados se encuentra muy lejos de la realidad. A la velocidad y cantidad que va la vacuna, o de acuerdo al mismo Plan Nacional de Vacunación Contra el Covid, no se tendrá ni siquiera una tercera parte de la población inoculada.

Entonces, ¿cómo evitar el contagio? Tan solo el viernes hubo 21,000 nuevos infectados contabilizados y el sábado más de 20,000 y eso que las fiestas decembrinas fueron fuertemente restringidas.

Quizá se pueda normar de forma exprés e instruir que los eventos de campañas, mítines y cierres de las mismas deberán ser acotados. Podrá verse como una nueva oportunidad de convencer a los votantes con propuestas plausibles y no solo reuniones multitudinarias.

¿Pero y lo que sucederá el día de la jornada electoral? Si no se quiere posponer los comicios — y el desmadre que ocasionarán estos— al menos autoridades gubernamentales, electorales y candidatos deben hacer una campaña al unísono invitando sí a votar, pero de forma segura. Y proponiendo desde Hacienda — con hechos (presupuesto y medidas de prevención)— endeudamiento de emergencia para que las elecciones no se conviertan en el peor contagiadero. Imposible pensar que algo saldrá bien sin ningún tipo de preparación.

De no celebrar las elecciones de forma cuidada, nos espera un altísimo costo en vidas. Y dado que no se ve ningún tipo de planeación (no la hay), estamos más cerca del desmadre del contagio que de una buena elección.