"Es peor el remedio que la enfermedad".<br>

Refrán popular (nunca mejor aprovechado)

“El mercado no es un invento del capitalismo. Siempre ha existido. Es un invento de la civilización".<br>

Mijail Gorbachev

"Los mercados pueden mantener su irracionalidad más tiempo del que tú puedes mantener tu solvencia".<br>

John Maynard Keynes

Vacunas contra la influenza, medicamentos oncológicos, equipos para hemodiálisis sustraídos en diversos lugares del país, sin olvidar el robo hormiga que ocurre dentro del Seguro Social y algunos nosocomios públicos. La policía de la Ciudad de México logró recuperar algunas de las medicinas contra el cáncer que habían desaparecido (se desconoce la cantidad) y la totalidad de los equipos para hemodiálisis, los cuales se calcula tienen un valor en el mercado superior a los 5 millones de pesos.

Sin lugar a dudas lo hurtado no alcanza las cifras monetarias de las pérdidas por el huachicol. Pero no por ello deja de ser un quebranto a las finanzas del país y, lo que es peor, a la moral de esta nación.

El asunto fundamental es que el hurto en el sector salud es un problema que está creciendo. A pasos agigantados se convierte en un boquete tanto para el ya de por sí mermado presupuesto del sector de salud, como —y muy principalmente— para las opciones de cura para miles de mexicanos.

Como muchos de los problemas por los cuales atraviesa México, este no inició en el presente sexenio, pero sí es en la administración de la 4T, y a partir de sus directrices dictaminadas desde Hacienda, que se está provocando el surgimiento de un negocio negro de medicamentos a gran escala.

La misma producción nacional ha sido puesta en jaque o detenida en su totalidad por las decisiones tomadas desde la administración morenista. Y quienes más sufren por esta aguda situación son los enfermos y también los miembros del equipo médico. No olvidemos que ahora, con la pandemia del covid, México ocupa el deshonroso primer lugar de muertos en personal sanitario a nivel mundial. Tanto en porcentaje como en números absolutos, y esto en parte se debe a falta de equipo de protección, sea por desabasto o por robo.

Tampoco que, a partir del desabasto de medicamentos oncológicos, se ha elevado la mortandad de niños y adultos con cáncer en nuestro país. Un deceso producto de este mal reportado cada cuatro horas. Y, cuando por fin hubo oferta de los mismos, los sustrajeron del depósito en que se almacenaban, para que aparecieran días después abandonados en bolsas de basura. Casi 38 mil medicinas oncológicos, después de un desabasto de meses...

Los cambios implementados por el gobierno federal en la adquisición de medicamentos y equipo médico, así como la administración, transporte, almacenamiento y compra de los mismos han generado —no sugiero que intencionalmente— un embudo, desabasto, escasez. Un nuevo y grueso problema que resolver; ciertamente no la solución cacareada en un principio.