Sigue El Pueblo los reyes combatiendo,<br>La Regeneración barbarizando,<br>La Época gimiendo y suspirando,<br>Gil Blas á los presbíteros mordiendo.<br><br>De sueños La Política viviendo.<br>De todo La Esperanza renegando,<br>La Iberia, como siempre, preguntando,<br>Y La Correspondencia respondiendo.<br><br>Hace El Universal su propaganda,<br>Defiende El Pensamiento su prebenda,<br>El Cascabel se burla del que manda,<br><br>Pide El Certámen parte en la merienda;<br>Y entre los de esta y los de aquella banda,<br>No hay en España nadie que se entienda.

Manuel del Palacio

La renuncia de Pedro

Aviso: no estoy de acuerdo con la opinión/lectura/visión del Dr. Pedro Salmerón sobre quienes cercenaron la vida de Eugenio Garza Sada.

Ello no es óbice para reconocer que el señor es congruente con sus dichos. Prefirió renunciar a su puesto que a lo que él cree y opina. Y, por lo mismo, sabe que de quedarse como director del INEHRM estaría poniendo una piedra más en el zapato de Andrés Manuel. ¡Qué diferencia con Frausto (Cultura, secretaria: apapacho a La Luz del Mundo), Mireles (ISSSTE, subdelegado: pirujasnalguitas son para él las mujeres) y Peralta (Gobernación, subsecretario: cariñitos a grupos violentos) y con muchos otros políticos que se han equivocado más feo que Salmerón (presentes y pasados... y futuros) que nomás no sueltan el hueso que los nutre!

La dimisión de Pedro Salmerón marca un ejemplo (insisto, no su dicho) en la política mexicana. En su renuncia expresa: “…si mi presencia, mi estilo y talante pueden ser contradictorios con la reconciliación de la República, pongo el cargo de director del INEHRM a disposición del Presidente y hago de este texto mi renuncia formal al mismo”. Con ello, trasmite su entendimiento de la importancia de la reconciliación de nuestro país. Acepta tener “un estilo y talantes que pueden ser contradictorios”, mas no renuncia a ellos.

Creo que podemos ser objetivos y aplaudir su renuncia, lo que no significa estar de acuerdo con él.  

No tragan mierda

Hay gente que simplemente no está hecha para la política. No están dispuestas a atemperar (ya no se diga renunciar) a sus dichos y a sus hechos. Así es precisamente Salmerón. Ante lo cual cabe decir que la política debería ser más afín a este tipo de personas.

No es el único ejemplo: los moneros El Fisgón Calderón y el escritor Jesús Silva Herzog, por mencionar algunos casos, no servirían en la administración pública; esto es, por ningún motivo "político" renunciarían o modificarían sus dichos. En pocas palabras, “no tragan mierda”. Y ya se sabe, la virtud principal que debe tener el político que logra escalar en la estructura del poder es esa: tragar mierda, dar las gracias y pedir siempre otro plato.

Diferencias o dobles morales sociales

Se fue Pedro. Ya lo hizo y hay que reconocérselo. Hay una razón, el Dr. Salmerón no está hecho para la política cómo no lo están muchos otros. Llama la atención que este personaje de izquierda químicamente pura, por así llamarla, sea egresado del tan odiado ITAM.

La guarida de los neoliberales está dando una lección a todos los que en la 4T la desprecian. Puede presumir la universidad de la rancia extrema derecha económica que profesionales de todas las ideologías. Como la UNAM, la máxima casa de estudios nacional que ha educado a funcionarios del tipo de Ricardo Peralta, que si no es de derecha, para nada puede ser considerado un ideólogo o militante de la izquierda; o como Olga Sánchez Cordero, la ministra que defendió con muy malos argumentos éticos a don Ricardo cuando este cometió el pecado imperdonable de juntarse con narcos. El subsecretario Peralta ni por un segundo pensó en renunciar... y su jefa, doña Olga, titular de Gobernación, decidió protegerlo porque ¡faltaba más!, así se acostumbra en la política a la mexicana, esto es, en la cultura priista de la que casi todos ellos y ellas abrevan.

Por cierto, la señora Sánchez Cordero no renunció cuando un hombre que se hizo en el viejo PRI, Marcelo Ebrard, mucho más mañoso que ella, le quitó las responsabilidades relacionadas con la migración. 

Y ni para qué insistir en el falso "perdón" que pidió Mireles después de insultar a todas las mujeres de México. O la forma en que se hizo que la Virgen le hablaba la secretaria de Cultura, señora Frausto, cuando autorizó en Bellas Artes un evento de carácter religioso de la La Luz del Mundo. ¿Renunciar con dignidad Mireles y Frausto? Jamás, ya que si algo han aprendido en su reciente carrera política es que, como los cínicos del PRI de antes, vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.

Ni triunfo ni derrota

La renuncia de Salmerón no debe ser entendida como un “triunfo” de la derecha, ni una “derrota” de la izquierda. Debe valorarse en un sentido más amplio. Donde se busca construir puentes, como la misma dimisión lo señala. Si esta es la tónica y cunde, la forma de pensar y actuar puede cambiar en este país.

Insisto en señalar la aceptación de que uno vulnera la reconciliación de la patria y que por eso se prefiera renunciar.

No es ejemplo, en cambio, el crear el tormentón y las broncas al presidente con el empresariado. No había ninguna necesidad. Esto último es y podrá ser usado en otros derroteros.

En este caso, la derecha feliz de que renunció. La izquierda triste y enojada con la derecha y decepcionada con el presidente por permitir que aquel renunciara.

Ojalá entendieran todos que en este episodio no hay triunfadores ni vencidos.

Errores por no ser políticos

El problema es que ahí no queda la cosa. El que Salmerón dijera después de que se nombrara a su sucesor que “él solo presentaba la renuncia, pero que quien decidía era el presidente”, es organizar todo un desmadre administrativo y de gestión. Es no saber el daño que se puede ocasionar con la palabra, lo cual confirma que este mexicano no es material para servir en el gobierno. Lo educaron bien en el ITAM, pero para ser intelectual anárquico, no para la disciplina y el orden que el sector público exige.

Vaya, le ha creado un grave problema a López Obrador. Un mal comentario se volvió en una crisis y cualquier situación/decisión tendrá un costo muy alto para Andrés Manuel y para México.

Si a lo anterior se suma la peligrosa actitud de un ex presidente mitad payaso, que se cree inteligente, se pueden tener problemas serios que abonan a enardecer el ambiente social. A este tipo de personas, se les debería poner bozal y quitar su acceso a redes. Vicente Fox encabezaría esa fila.

 

El verdadero negociador

Carlos Salazar, presidente del CCE trabajó en diversas fuentes para explicar el rechazo al comentario de Salmerón por parte de la familia de Eugenio Garza Sada y de los empresarios. Eso sí, lo hizo de forma callada y sin mayores aspavientos. Hay que destacar que Salazar solo pidió una disculpa, jamás exigió la renuncia del historiador. Sin embargo, quien se colgará la medalla —anduvo gritoneando de más en este capítulo del folclore nacional—, la persona que tratará de sacarle partido a lo que pasó es Gustavo De Hoyos, de Coparmex, pues busca lanzarse en breve por contender por un puesto popular. Ya después sabremos si usará esta situación como inicio de su viraje a volverse “ente” político. ¿Tendrá éxito? Por lo menos ya cuenta con un activo: sabe agandallar, que es una forma especial de tragar mierda.

¿Qué hacer?

Si el gobierno puede remover a una persona que se equivocó al confundir su opinión personal con la de su institución, también podría continuar en esa línea de no permitir el uso de ciertas palabras mañaneras para denostar o dividir.

De igual forma, es necesario que la oposición no festine como un triunfo propio dichas remociones. Lo correcto será apuntalar al gobierno en el sentido de lo que se considera provechoso para México. ¿Se podrán hacer una y otra? Ojalá sí.

Aclaración y disculpa

Es necesario señalar que me he equivocado en el escrito, en razón de que el doctor Salmerón es egresado por partida triple de la UNAM y solo fue catedrático del ITAM durante un tiempo. Ofrezco una disculpa a los lectores.