Las palabras son enanos; los ejemplos son gigantes.<br>

Proverbio

Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa.<br>

Demócrito de Abdera

<br>Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera.<br>

Albert Einstein

A nadie se le desea enferme o se infecte. Y en estas fechas sabemos que, aún con la crisis económica en ciernes, hay un alto porcentaje de personas que buscan cuidar su salud manteniéndose en casa.

Creo, no obstante, que uno de los problemas medulares para que el porcentaje anterior no sea total es que, aunque el semáforo esté en rojo (situación de alerta) o en anaranjado (no tan alerta), el gabinete federal (y los locales —también, es cierto) no usa cubrebocas y no mantiene la sana distancia.

No deja de ser confuso para una buena parte de la población (particularmente la más ignorante; donde la irresponsabilidad no distingue clases sociales) escuchar que se debe cuidar uno y seguir medidas de prevención, mientras que la mayor parte del gabinete no lo hace.

Pareciera que el uso de cubrebocas fuese un tema de posicionamiento y de ideología, cuando no es así. ¿Qué tiene que pasar para que presidente y demás titulares comiencen a usarlo?

Apenas tocó el turno al secretario de Hacienda, Arturo Herrera, ser diagnosticado positivo de Covid-19. Se sabe, siendo figura pública, que en la última semana su ritmo de reuniones fue intenso... Las medidas de prevención estuvieron ausentes en todas ellas.

No creo que la falta en la que incurren las autoridades (y para el caso muchas figuras públicas que dan ejemplo a la sociedad) y el posterior contagio de algunas de ellas (Irma Eréndira Sandoval, Zoé Robledo, Arturo Herrera, etcétera) deba ser motivo de burla. Todo lo contrario. Por lo mismo, lo que sí creo resulta terrible es que miembros de la 4T pretendan burlarse en público de un “bicho” al resistirse a usar tapabocas, guardar distancia y/o aplicarse gel sanitizante.

La mofa es diaria y se traduce también en querer mantener la obcecada sinrazón de no hacer pruebas al por mayor. O hacerlas selectivamente solo para los miembros de la 4T (excluido el presidente AMLO, por supuesto) que así lo deseen.

Si bien no podemos quedarnos en casa ya por mucho más tiempo, con los altos índices de contagios y muertes diarios, si se sale a la calle a realizar las actividades normales, deberíamos como país contar con protocolos extremos y necesarios para vencer al virus. Esas medidas, disposiciones y horarios deben ser acatadas (y demostradas) primero que nadie por las autoridades que las han determinado. Las razones y/o palabras pueden convencer, pero el ejemplo es el que arrastra.

No es momento de falsas acusaciones, ni de adjetivos calificativos (fue patético ver que el director del IMSS tuviera que salir en un video en sus redes para aclarar que él si tuvo Covid, al igual que el resto de su familia), sino de atender dos graves problemas: la crisis de salud y la debacle de la economía nacional. Desafortunadamente dichos temas pueden tener un impacto aún mayor si las decisiones del gobierno federal no van aparejadas a un verdadero programa de retorno a las actividades diarias y de aplicación de normas de protección y prevención. Y quienes deben de marcar la pauta para toda la población mexicana en el cumplimiento de las mismas es, sin duda, el gabinete presidencial. Me temo que no lo está haciendo.