No hay peor ciego que el que no quiere ver.<br>

Dicho popular

Los tienen... engatusados

Sin lugar a dudas, Hugo López-Gatell llegará alto en los niveles de la política nacional pues en aras de esta ha sacrificado toda racionalidad médica.

Pasará a los anales del anecdotario nacional su desprecio al cubrebocas hasta tornarlo —tres meses después— en una herramienta para afrontar la pandemia. Y a los de la ciencia médica por hacer precisamente lo que no se debe: basar toda una estrategia epidemiológica en pronósticos estadísticos y escenarios hipotéticos. Eso, además de no contabilizar casos de Covid-19 leves porque según el funcionario: “no tiene sentido epidemiológico”. Sentido médico o no (que sí lo tiene, dado que un caso asintomático puede contagiar a 400 personas), nada costaba agregar una columna más a la hoja de cálculo que llevara cuenta de esos casos.

Pero, así, como buen político, el servidor público se trastocó en un perfecto caradura. El subsecretario hoy está derrotado, si bien aún no lo sabe. El problema es que la viabilidad del país peligra, hoy más que nunca, como resultado de lo anterior.

Tampoco se sabe —a ciencia cierta— si el presidente AMLO (y una buena parte de la población) lo ha encumbrado, si se ha dejado seducir por su estilo más bien grillo o ambas cosas. Lo que sí es un hecho es que los errores de López-Gatell, tarde que temprano, le pasarán factura a López Obrador y al país. ¡Esa maldita manía que tenemos entre la población de buscar figuras providenciales!

Por ello es prioritario desenmascarar toda la mentira sobre la OMS y los supuestos reconocimientos al funcionario en cuestión y a la estrategia seguida por el gobierno mexicano. ¡Qué bueno que se den este tipo de intercambios entre la Organización y México!, pero pongamos las cosas en su justa dimensión: la OMS lanzó una convocatoria a México y a otros 130 países para nominar, ya sea desde sus gobiernos o por parte de otros organismos reconocidos, a expertos con objeto de —en caso de ser seleccionados— asesorar en distintos menesteres de la salud del orbe.

Por lo que se refiere a la felicitación de @WHO al @GobiernoMX por su labor y la estrategia que seguirá a partir de junio, es menester aclarar que la carta que nos envía dicha organización establece que —antes de la reapertura de actividades— es necesario realizar pruebas, pruebas y muchas más pruebas, además de establecer un mecanismo de rastreo de contagios. Nada cercano a aprobar el modelo que se implementará a partir de ahora por el gobierno mexicano. En otras palabras, se trató de un reconocimiento a los esfuerzos realizados por todos los Estados miembros, pero no una felicitación o validación a la estrategia de Mexico.

¿Por qué y para qué trastocar unas simples comunicaciones en una distinción y una felicitación?

Y si resultara que alguien como Salinas Pliego llevase razón: “¿cuál es su plan a futuro?” 

En México, la información recabada sobe el Covid-19 es confusa, parcial y contradictoria. Eso, además de caer en el campo de la especulación al ser el país miembro de la OCDE con menor número de pruebas de detección de contagio por cada mil habitantes. Ante lo cual, es imposible asegurar que “vamos de salida”. Si bien ya sabemos que el titular del ejecutivo siempre tiene otros datos, aun cuando contradigan los datos citados por el propio gobierno que él preside, en este caso debería aprender la diferencia entre la tasa de letalidad y la tasa de mortandad.

Pero si, además, el gobierno federal opta por lanzarse contra rotativos como El Universal y Reforma, que utilizaron —con tintes periodísticos, eso sí— la información compartida por la propia Secretaría de Salud en la tardeada del lunes (con un índice comparativo producido por la escuela de salud pública de la Universidad John Hopkins), es señal de que la administración federal ni siquiera se está planteando realmente preguntas fundamentales: ¿cuál es su plan a futuro? Y, ¿es este el adecuado?

Pero más allá de que las cifras no son el fuerte ni del interés de la 4T, los datos oficiales reportados ayer ya acumulan más de 8 mil defunciones. Se ha rebasado, entonces, los parámetros que conforman la base de la estrategia que el gobierno mismo se ha impuesto.

La pregunta continúa, ¿sabe el ejecutivo federal y su equipo que la realidad ha rebasado ya los parámetros de su esquema de combate al virus?

Pareciera ser que no puesto que, al referirse al número de muertes en México por Covid-19, y si bien él ha dicho que “no son recomendables las comparaciones”, AMLO recurre precisamente a ellas para decir que estamos mucho mejor que otros países.

Y es cierto, pero el asunto no es ese. El problema medular es que las cifras en el país han rebasado al escenario con el que está trabajando la Secretaria de Salud y la administración pública, por lo que se hace evidente la imperiosa necesidad de modificar el modelo utilizado.

Se requiere una segunda opinión

Muy independientemente de su conducción y trayectoria empresarial, con la que yo en lo personal tengo fuertes diferencias, Salinas Pliego tiene razón en una cosa: se requiere tomar acción y generar un plan B.

Lo anterior, en el argot médico, se llama “recurrir a una segunda opinión”.

La alternativa (que es el estado actual), que consiste en anunciar que se acaba la Jornada de Susana Distancia, pero que vienen tres meses más de quedarse en casa mientras se acumulan casos de contagios y muertes como los sumados este fin de semana, no es sostenible ni en términos de la salud ni de la economía del país. Con ese tipo de medidas incongruentes, el gobierno federal solo genera más incertidumbre a costa de “aplanar una curva” que se resiste a ser aplanada.

Es momento de dialogar con las autoridades y exigir un alto al desperdicio de recursos y a mantener el compromiso irracional.

¿En qué consiste hacerse de una segunda opinión? En política pública significa conformar a un nuevo grupo de expertos probados, plural y balanceado, que analicen rápidamente la situación y ofrezcan alternativas de acción al administrador público que lleven a resultados positivos y alentadores en un corto periodo de tiempo.

¿Pasarán estas recomendaciones por nuevos esquemas de distanciamiento, protección personal, reanudación de actividades, mediciones, contabilización de casos, protocolos de prevención y atención, concientización ciudadana? No lo sé. Muy probablemente.

Habría que estar abiertos, no obstante, a la posibilidad de modificar cursos de acción y de hacer a un lado los esquemas de semaforización que el gobierno ha decidido implementar a partir del día 1 de junio.

De no hacerlo así, y estar defendiendo la ideología y la postura política, en lugar de la salud y la economía de todos los mexicanos, llevará a AMLO, a su gabinete y a todo México a requerir de “respiración artificial”.

Rebasar las 8 mil muertes no miente. La estrategia utilizada no está solucionando el problema epidemiológico, ni ofrece las medidas mínimas necesarias y claras para el regreso a la actividad productiva.