'Doctrina Estrada'<br>La Doctrina Estrada se fundamenta en el principio de no intervención y en el respeto a la soberanía nacional de los pueblos<br>Su aportación fundamental es la siguiente: ningún gobierno requiere del reconocimiento de otras naciones para asumir su propia soberanía. Este planteamiento supone un rechazo explícito a cualquier forma de intervención extranjera en los asuntos del gobierno de una nación.<br>

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“Empezó por una apuesta,<br>siguió por un devaneo,<br>engendró luego un deseo,<br>y hoy me quema el corazón”.<br>José Zorrilla

José Zorrilla

Es muy cierto lo que por ahí se dice: solo hay una manera de no perder una apuesta y esta es no apostando.

Pero, el presidente López Obrador, como por cierto lo hizo en su momento también el primer mandatario Carlos Salinas, decidió no jugar a la segura. En otras palabras, optó por no seguir el camino de la prudencia que usualmente es el que aconsejan los muy versados funcionarios del servicio exterior de carrera que despachan en Av. Juárez, antes en Tlatelolco.

De haberse acogido a la multicitada, pero más aún recurrida, Doctrina Estrada, los mencionados titulares del ejecutivo federal pudieron haberle dado la vuelta a la trampa. Pero, como ya dije, minimizaron lo picado de las olas y se equivocaron en no usarla de salvavidas.

Por lo que a estas pasadas elecciones presidenciales en EEUU se refiere, AMLO optó por no reconocer lo cerrado de la contienda y el que ello derivaría en pleitos sociales, políticos y electorales en Estados Unidos que iban a afectar de una u otra manera el ánimo también social, político y electoral en México.

Ni hablar. López Obrador no leyó las señales y ya desde su pasada visita a Washington DC en plena campaña estadounidense, decidió apostarle al caballo equivocado: Donald Trump.

Este era ciertamente el contrincante perdedor, pero no tanto por cuanto a cifras y apoyos se refiere, sino por la actitud de desprecio hacia la democracia e instituciones de su país que siempre mostró.

Mismo ahora, que ya todos han consignado la victoria de su oponente, Joe Biden (hace unos momentos, Justin Trudeau, primer ministro canadiense ya se comunicó con Biden para felicitarlo), Trump continúa rechazando haber perdido. Ha decidido ser realmente un mal perdedor, así como muy poco demócrata hasta el final.

Joe Biden es ya el nuevo presidente de EEUU. Perdieron quienes apostaron y se entregaron a Trump (un ser sin ética, sin escrúpulos, racista, misógino, mentiroso y corrupto), y López Obrador encabeza la lista de quienes lo apoyaron.

Llegó el tiempo de pagar.