Es desolador que algunas cosas no cambien nunca en esencia, aunque también es reconfortante que algo persista, que no se mueva ni un milímetro ni un vocablo.<br>

'Los enamoramientos', Javier Marías

La esencia de la razón no consiste en asegurar al hombre un fundamento y poderes, sino en cuestionarlo y en invitarlo a la justicia.<br>

Emmanuel Lévinas

La sustancia

Adrede retomo —y modifico— el título de un reciente artículo de @FedericoArreola (“Enamoramiento, encantamiento e hipnotismo en la 4T”), donde expone lo que el presidente Andrés Manuel entiende por irreversibilidad en los cambios diseñados y ejecutados por la 4T y que, dice, nada tiene que ver con lo que argumentó antes Carlos Elizondo Mayer-Sierra (@carloselizondom) en el diario Reforma

Pues, bien, independientemente de lo que López Obrador defina por “no dar marcha atrás” —por cierto, de los dos, le voy más a la lectura que hace Arreola, ya que él conoce al ahora primer mandatario mucho mejor y desde hace muchos más años que el otro columnista—, quiero plantear (únicamente en términos teóricos en esta entrega) lo que considero serían el corazón y la sustancia de la 4T que llegará para quedarse...

Destrucción

Hoy, cada vez más mexicanos, nos damos cuenta que lo que se plantea como transformación de la Cuatro Té no es más que la destrucción institucional y moral de todo lo que le precede. Se destruye para ir creando a la par una nueva estructura que tiene como único fin sostener los valores del sistema que se está edificando. 

Todo esquema normativo o propósito institucional de Estado, el actual gobierno termina por vaciarlo de valor y de capacidad de acción. 

Lo realmente notable, es que esa nueva estructura tiene características tales que permiten albergar la contradicción en todos los frentes. Esto es, quienes pensamos que la meta de la 4T es solo destruir, nos encontramos rápidamente que estamos en el error. 

El objetivo es poder asegurar el tránsito y dar cobijo a un sistema moral y normativo lo suficientemente flexible y moldeable para dar cabida a cualquier contradicción que sea necesaria para los fines pragmáticos de la Cuarta Transformación.

Contradicción

Un modelo suficientemente abierto y amplio para que cualquier movimiento, idea o realidad puedan convivir sin caer —al menos no en la apariencia— en contradicciones.

Pero es esa capacidad de “contradecirse sin hacerlo”, lo que le da la posibilidad y la justificación social a la 4T para poder sacrificar cualquier aspecto ideológico presentado con antelación, mismo por los propios AMLO y Morena

Los grandes baluartes de la izquierda mexicana son prescindibles si se requiere; la convivencia de mentalidades y posturas abiertamente regresivas y conservadoras con las de una izquierda más bien progresista, es posible y hasta lo normal.

Naturalmente, el Movimiento Regeneración Nacional no es el único partido o grupo político que a eso ha recurrido, pero solo la 4T hace de ello un principio y una generalidad sin desparpajo alguno, no importando qué principio, ideal o posición ideológica se aniquile.

Mutación

De la mano de una humanidad y, concretamente, de la sociedad mexicana que hoy se considera insensible, desmotivada, cambiante y desentendida, se conduce la 4T y su capacidad de ir mutando posturas y principios de acuerdo a las necesidades del momento. 

Y allí es donde yace el corazón y sustancia de la 4T, la adaptación y el cambio no como medio sino como fin último. Finalmente, ¿qué es más constante que el cambio? 

Ello con dos propósitos: (1) eternizarse, pero no en el poder, sino pasar a la historia, volverse más que un hito, un mito en la mentalidad del mexicano. Y (2) que la oposición y los detractores de la 4T no puedan ceñirla o asirla a ciertos patrones identificables a partir de los cuales criticarla y atacarla metódicamente. 

Quienes cuestionan a la 4T se han percatado de que siempre le surgen a esta nuevas aristas; que cuando se pensaba que ya se había visto todo por parte de Morena o su fundador, nos sorprenden con una nueva iniciativa o definición fuertemente debatible. Pues, bien, nada de eso es casuístico. 

El problema de todo ello es que “al final”, cuando sea que ello ocurra, la esencia institucional, ideológica y moral de la política en México será nula, vacua. La herencia y el legado histórico de la 4T será una gran nada; un espacio inmensamente vacío.