Tengo que hablaros de ella,<br>de su fresca costumbre<br>de ser simple tormenta, rama tierna

Octavio Paz

El maestro, la discípula y los colegas

Claudia Sheinbaum presentó este martes su primer informe de gobierno. Como toda administración, se perciben claroscuros en los resultados. Y creo vale, dentro de los mismos, señalar similitudes y diferencias con respecto a otros gobernadores —actuales y del pasado— y también, en ciertos aspectos, con la gestión que realiza su único mentor político, Andrés Manuel López Obrador.

Cierto, es distinto gobernar una entidad —por mucho que sea la capital y la gran metrópoli del país— a llevar las riendas de toda la nación, pero hay ciertos aspectos en que resulta muy útil comparar al “maestro” y a la “discípula” para una más completa apreciación de corte administrativo y político.

CS cumplió en informar y rendir cuentas a la población chilanga representada en el Congreso de la Ciudad de México. No solo eso, la primera jefa de gobierno de la CDMX decidió escuchar las posiciones de los diputados locales de oposición y de su partido, Morena, sobre cómo consideran se ha desempeñado en su primer año de gestión.

Lo anterior es un asunto no menor y merece ser subrayado. Lo equivalente no lo realizó su antecesor, Miguel Ángel Mancera, ni lo hacen los otros gobernadores. Por alergia a escuchar críticas o por simple flojera, lo normal en México es la ausencia de diálogo entre el poder y la oposición. Por cierto, tampoco escuchó a los representantes de los otros partidos, recientemente, el presidente López Obrador. Incomprensible que AMLO no lo hiciera el 1 de septiembre ya que cuando estuvo en la jefatura de gobierno capitalina hasta debatía abiertamente con la oposición durante sus informes; y esto fue uno de los factores que lo hizo crecer como político.

El acto de Sheinbaum retrata en ese sentido dos aspectos: ofrece una rendición de cuentas al Congreso conforme a derecho y se muestra dispuesta a escuchar a la diversidad de fuerzas representadas en el Poder Legislativo. (Por ley, ni la jefa de la ciudad ni el presidente están obligados a presentarse de forma física en el recinto parlamentario, lo cual le da una valoración adicional a CS).

Rendición de cuentas

Cuando se pueden contabilizar los proyectos y mejoras en la administración de la capital, así como la eficiencia en el desarrollo de los mismos, se habla de rendición de cuentas. Esto es, los programas implementados por el gobierno de Sheinbaum tienen reglas de operación y se espera sean medidos para monitorear si se han alcanzado, o no, los objetivos considerados.

Al respecto, se aprecia que se encuentra utilizando ingeniería en los procesos y expertos en los temas (mismo o empezando por la ciudadanía y organizaciones de la sociedad civil) para procurar conseguir mejores resultados.

En el mediano y largo plazo esto significará poder contar con una medición real y continua de los programas implementados en la CDMX.

En el mismo sentido, de forma silenciosa y sin alharaca, el combate a la corrupción es más frontal y puntual que en otros niveles de la administración pública mexicana. Se observa en la política establecida para el caso de los bienes inmuebles o de los grandes espectaculares que inundan las calles.

Se considera que CS ha asumido una posición drástica en este sentido, pues ha frenado la construcción de desarrollos inmobiliarios porque no cuentan o porque violentan los permisos requeridos. El gobierno mismo reconoce se deben acortar los tiempos de evaluación y acreditación en la materia, pero es indudable que ha habido un freno en la corrupción que en estos rubros se tenía. Hay diferencias claras con muchos otros políticos que nos han acostumbrado a sus discursos en los que alardean acerca de cómo combaten la corrupción —el tema más socorrido por cualquier gobernante en México—, pero no tienen y por lo tanto no difunden los resultados.

El riesgo de caer en clientalismo

Ahora bien, al igual que el gobierno federal, es preocupante que la Ciudad de México presente un abanico amplio de programas que sin el debido cuidado podrían fácilmente caer en la categoría de clientelares. Si bien es necesario apoyar a las personas menos favorecidas, el abrir los programas a todo el grupo social, solo por pertenecer al mismo, sin reconocer sus condiciones básicas y de necesidad, abre la posibilidad de generar solo mayor clientelismo. Es un riesgo que Sheinbaum tendrá que medir y, en la medida de las posibilidades de la política real, minimizar.

Ejemplos sobran: apoyos a personas con discapacidad, tercera edad, becas educativas en general (a la vez que desaparecieron las becas de excelencia). En este rubro, CS y su equipo deben realizar una sana y adecuada calibración, y conseguir focalizar los programas de ayuda a los más necesitados; esto es, conocer situaciones socioeconómicas específicas y no solo como grupo de edad o de situación en general.

Dos retos mayores adicionales

A lo anterior se le suman los dos retos que parece serán los más difíciles de enfrentar. Por un lado la inseguridad; si bien la Ciudad de México sí está asegurando el apoyo de la Guardia Nacional en ciertas demarcaciones, lo cual impactará en la forma de combatir este mal y generar una coordinación más estrecha con la federación, no terminan de verse resultados sobresalientes.

Por otro lado está el tema de movilidad. El traslado de millones de personas dentro de cualquier ciudad es complicado. Hacerlo en una de las ciudades más grandes y pobladas del mundo como es la Ciudad de México, requiere una logística e inversión en mejorar los sistemas de transporte público de carácter continuo. Ello se debe complementar con una atención a todas las vías de comunicación, así como a los nuevos medios de transporte, que si bien pueden ayudar a la movilidad, también implican novedosos retos tanto en la reglamentación de su uso, como en la forma de integrarles de forma segura. Y está la problemática del sistema de metro (el más rápido y que mayor número de personas transporta); se le había abandonado y, por lo tanto, requiere una inversión urgente y multimillonaria tan solo para mantenimiento.

Al parecer existen demasiados frentes abiertos y, por consiguiente, será muy difícil —además de excesivamente costoso— lograr las metas que verdaderamente impacten en una mejor forma de vida (a menor tiempo de transporte, mayor satisfacción).

Administración

El estilo de gobernar de Sheinbaum es sin duda sobrio y eficiente. Su discurso no fue el de una política “rollera”, sino el de una persona acostumbrada a manejar números. Y si bien el “hábito no hace al monje”, la forma de conducir la Ciudad de México evoca más a un administrador que busca cómo optimizar los recursos que a un político en constante campaña. Lo mejor de CS es que su personalidad no le permite trabajar para buscar popularidad. Tal vez lo lamentará cuando los careos de las encuestas la pongan frente a políticos que solo se mueven pensando en la foto. De momento, es bueno para la CDMX contar en el gobierno con alguien que piense más en el pavimento, en recolectar la basura y en ampliar las áreas verdes que en los reflectores.

Le ha faltado, sin embargo, dar un golpe de timón con respecto a algunas de sus estrategias y funcionarios; sin deslealtad, por el bien de la 4T y de Morena, marcar mayor distancia con el estilo del presidente de la República. Y, si bien no tiene impresentables en su equipo (como sí los hay a nivel federal, que la misma izquierda ha cuestionado), deberá exigir a sus colaboradores dar resultados concretos y no bandazos en sus decisiones.

El 2021

En la política electoral lo que sigue es la aduana de las elecciones intermedias, en las cuales se votarán las alcaldías de la CDMX y su Cámara de Diputados. Será responsabilidad de la jefa de gobierno que su partido supere el reto. Para ello, Claudia Sheinbaum deberá haber probado que puede con la titánica tarea de mejorar los niveles de seguridad de la Capital, así como la movilidad de su población. Sin olvidar quehaceres fundamentales como el mantener el suministro de agua potable o la recolección diaria de cientos de toneladas de basura, por citar algunas.

Para llegar posicionada al 2021, la Ciudad reclama cientos de demandas básicas, algunas a cumplir por los ciudadanos (¡muchas!) y otras por los diversos niveles de gobierno; la única que puede marcar la pauta para una diferenciación positiva respecto a las demás administraciones es la jefatura de gobierno de la CDMX.

En todo caso, algo estará haciendo bien Claudia Sheinbaum para que busquen meterle el pie hasta sus correligionarios —si acaso a los priistas morenos del Senado pudiera llamárseles correligionarios de una mujer que no ha cambiado su linea de pensamiento, esto es, que dio sus primeros pasos en la política siendo ciento por ciento de izquierda y sigue en tal posición.