"Enseñemos a perdonar; pero enseñemos también a no ofender. Sería más eficiente".<br>

José Ingenieros

AMLO pidió perdón por llamarle Chapo al El Chapo. ¡Que le diga como quiera! Es lo de menos. Además, él no le puso ese sobrenombre.

Uno pide perdón por haber cometido una falta o haber provocado una molestia. Así que si en esas andamos, las disculpas podría dirigirlas a los millones de mexicanos y mexicanas que verán vulnerada su salud si finalmente se extingue el fideicomiso que da soporte al Insabi como pretende la 4T.

En la rebatinga por desaparecer los fideicomisos —ayer se vivió un episodio más en el Senado— hay uno que aún se mantiene con vida: el Fondo de Salud para el Bienestar. Cuenta con 33 mil millones de pesos (no lo necesario, pero algo es algo). Pero eso es ahora porque, tristemente, la fracción de Morena, liderada por Mario Delgado en la Cámara de Diputados, ya amenazó con reformar la Ley General de Salud para poder apropiarse de ese fondo también. Piden que, a más tardar el 1° de abril de 2021, su patrimonio quede concentrado en la Tesorería de la Federación. No solo eso, con una operación que no entienden ni ellos, cuando el fideicomiso vuelva a tener recursos remanentes, estos deberán ser reintegrados — vía la Tesofe— para que de ahí, y no a través del recién creado Instituto Nacional de Salud para el Bienestar, “se fortalezcan acciones en materia de salud”...

El dinero de ese fondo (de acuerdo a la Ley General de Salud) debería ser destinado a la atención de enfermedades que generan gastos catastróficos como el cáncer, el abasto de medicamentos y el acceso a exámenes clínicos de la población no derechohabiente. En pocas palabras, el dinero que está destinado a cubrir los gastos por enfermedad para las personas más necesitadas de nuestro país, aquellos que no cuentan ni con IMSS, ISSSTE u otro servicio público de salud, se quiere que no sirva para lo que fue creado el fideicomiso, dejando en el perfecto desamparo a un importante sector de la población.

A todo lo anterior, se vuelve una burla que estando en el décimo mes del año el fondo se encuentre casi intacto. La desaparición del Seguro Popular y la creación del Insabi imposibilitó utilizarlo. Una consecuencia secundaria más de dicha reconversión que nadie previó en el gobierno federal...

No se han comprado medicinas ni se han prestado los servicios que requieren los enfermos oncológicos (la mencionada ley marca que el cáncer supone un gasto catastrófico). Total, que es la fecha que no sabemos quién o quienes decidieron no invertir los 33 mil millones de pesos para pagar quimioterapias, radiaciones, medicinas para enfermos cancerosos sin recursos o para pagar todas las necesidades que tienen otras enfermedades con gastos iguales o más significativos.

Pero los resultados sí los conocemos: en nuestro país, fallece un niño por cáncer cada cuatro horas; al día mueren 18 mujeres por cáncer de mama. El 95% se podría haber salvado si se hubiera detectado a tiempo y hubieran recibido el tratamiento adecuado. Pero el dinero ahí sigue y ahora se quiere utilizar para financiar otras cosas.

Ante lo cual poco o nada importa que el presidente le pida perdón a Joaquín Guzmán Loera por llamarle El Chapo. La otra ofensa aquí descrita sí es una herida abierta para todos los que perdieron a sus familiares por una enfermedad que podía haber tenido tratamiento. Es una ofensa que no debía haber sucedido y no requeriría pedir un perdón. Y la ofensa continúa al quitar ese dinero etiquetado para los enfermos, para gastarlo en otros menesteres.

No se requiere pedir perdón, se requiere terminar con ese ultraje. Y es que de nada nada serviría tampoco el perdón. No traerá de vuelta a los muertos.