El presidente Andrés Manuel López Obrador está en todo su derecho de pedir, no exigir, el perdón al papa Francisco y a Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia por las violaciones y actos criminales en la etapa de la conquista. Más aún, Andrés Manuel pide reconciliación. Picudo, sabe muy bien de coincidencias históricas y políticas: 500 años de la caída de Tenochtitlan y 200 años de la Independencia en 2021… cuando se celebrarán la revocación de mandato y las importantísimas elecciones intermedias donde se sabrá si habrá continuidad de la Cuarta Transformación o se esbozará una alternancia para el 2024.

Picudo, desde ya Andrés Manuel usa las “celebraciones” y los “perdones” con fines políticos y electorales. Tiene razón Ricardo Salinas Pliego, AMLO es un excelente político; presidente-pedagogo, de lo que se trata es de revivir el nacionalismo a partir del civismo.

El papa Francisco (con quien ya debe de tener apalabrado el perdón) no filtró la carta. Andrés Manuel no filtró la carta. ¿Quién la filtró? O Felipe VI o el Gobierno español. En efecto, tirar la piedra y esconder la mano: “El Gobierno de España lamenta profundamente que se haya hecho pública la carta que el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos dirigió a S.M. el Rey el pasado 1 de marzo, cuyo contenido rechazamos con toda firmeza”.

¿Quién le filtró, con una irresponsable carencia de diplomacia, a El País la carta? Obvio que no fue Francisco, quien estaría dispuesto, como lo hizo en Bolvia, a pedir perdón. Tampoco Andrés Manuel, quien en la mañanera de hoy afirmó que no lo hizo. Sólo queda Felipe o el Gobierno español.

Leo El País:

“Desde España, Carlos Martínez Shaw, catedrático emérito de Historia Moderna de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y miembro de la Real Academia de la Historia, dice que ‘pedir una disculpa a un jefe del Estado por actos realizados hace 500 años y que enfrentaron a unas sociedades que poco tienen que ver con las nuestras es extemporáneo y anacrónico. Fue una conquista militar, con todos los daños que eso supone, pero en los tres siglos de sometimiento hubo momentos de convivencia y de resistencia’. Martínez Shaw añade: ‘si lo hubiesen pedido unas comunidades afectadas, podría tener un sentido, pero entre Estados roza el ridículo, es un salto cualitativo en esta clase de revisiones y puede acabar afectando a las relaciones entre ambos países’.”

Sí, pero no importa que sea extemporáneo, anacrónico y ridículo. Lo que interesa a Andrés Manuel es la reinvención del pasado que fue prácticamente borrado en la etapa neoliberal, por un lado, por el otro, es un ejercicio político-electoral para mantener el poder en el 2021. Y eso de afectar las relaciones bilaterales, tío, ¡ni de coña!

Las reacciones en España, ese país provinciano, rozan, ellas sí, lo ridículo. Como la de Arturo Pérez-Reverte quien exagera, como exageró al llamar a Borges snob, ergo, gilipollas. Andrés Manuel no es ningún imbécil, menos sinvergüenza. Por lo demás, pedir que no se lea en México a Pérez-Reverte es otra exageración. Cada quien lee lo que se le da la gana y empezar a hacer un Index Librorum Prohibitorum et Derogatorum contra escritores que critican a AMLO es inquisitorial. Mi crítica a Pérez-Reverte, quien es un buen narrador, consiste en que sabe empezar sus novelas, pero no sabe terminarlas y eso lo disminuye como escritor.

Hay un oportunismo histórico en las cartas de Andrés Manuel porque en este momento no ha mandado ninguna carta de disculpa a Emmanuel Macron por la intervención francesa en México, tampoco ha pedido que se disculpe Donald Trump por la invasión y el saqueo territorial en la intervención estadounidense. No le conviene políticamente a AMLO. En su mañanera de hoy dijo que lo hará en otro momento, no es cierto, no lo hará. 

Picudo, ya metió el tema nacionalista en las elecciones de 2021, lo cual favorece, díganme si no, a Morena. Han existido muchos tratados de amistad entre España y México que inician en el lejano 1836, tratados que no desconoce Andrés Manuel. Así es que, tíos, no se rasguen las vestiduras. Esto es político-electoral, no afectará las relaciones bilaterales y piensen mejor en las traiciones a la diplomacia hechas por Felipe VI o el Gobierno español. Y aquí en México… pues AMLO ya metió en la boleta del 2021 la Conquista y la Independencia.