Regreso a la canicular, pero habitable, realidad de Monterrey. Una fotografía circula profusamente. Desde las alturas, el senador de Movimiento Ciudadano, Samuel García, da cátedra joven a viejos tigres de la política, como a Abel Guerra, Ildefonso Guajardo y, más tigra que tigresa, Clara Luz Flores. Uno, empresario constructor; otro, exsecretario de Economía; ella, alcaldesa de Escobedo, Nuevo León.

Si Samuel García desperdicia la foto, acaba con su precio. No lo ha hecho. Los otros tres personajes no se dieron cuenta de la imagen. Abel, quiso ser interlocutor; Ilde, transparentemente sorprendido; Clara Luz, una lejanía acrítica, dubitativa y sin impugnar. La tristeza de la foto nos muestra el poder… de la imagen.

Las rayas azules transversales de Samuel contrastan con la nostalgia azul del amarillo de Clara Luz, Abel e Ildefonso. La juventud estalla, la madurez y senectud, falla. ¿Cuándo se darán cuenta que la imagen y las redes son presentables e imprescindibles?

En el ejercicio político lo esencial es la “figura”. ¿Quién figura en una fotografía, en un discurso, en televisión o redes? La figura no sólo es la imagen, es el mensaje. Y eso lo entiende, aunque no lo entienda, Samuel. Lo hace no por vocación sino por intuición. La fotografía de marras empieza a definir el 2021 en Nuevo León.

Puedo asegurar que Movimiento Ciudadano, si suma a cierto PAN y cierto PRI, llegará a la gubernatura. Morena en Nuevo León no resolverá sus contradicciones internas. Son intolerantes. Su única opción realmente democrática y de propuesta política, es Herminio Gómez, de lo cual escribiré después.

El senador Samuel García, más por imagen que por propuestas, ha iniciado una conversación ciudadana redituable políticamente: en Nuevo León ni PRI ni PAN, la independencia del Bronco fue la gran farsa. Hay opción para una tercera vía, pero será incluyente o no será. No por partidos, por personajes.