El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) presentó este martes 25 de febrero los resultados del Producto Interno Bruto (PIB) del año pasado, los cuales señalan que la actividad económica del país se contrajo –(0.1) por ciento frente al año previo con cifras ajustadas por estacionalidad.

La noticia de la contracción de la economía mexicana en 2019 fue recibida por varios analistas y políticos de oposición con mucha alegría, porque ven estos datos como un fracaso de la política económica del gobierno de la Cuarta Transformación.

La baja en el PIB del año pasado es marginal y no es una buena noticia pero tampoco es una tragedia como lo quieren ver los que no están de acuerdo con las políticas económicas de la actual administración federal.

Los datos de la institución sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto de México deben de analizarse de una forma más profesional y sin fobias ni prejuicios, hay que observar el comportamiento de las actividades y ver el ¿por qué hubo un estancamiento de la economía del país?.

La variación porcentual real durante 2019 respecto al 2018 nos muestra que la Actividad Primaria creció 2.0 por ciento, la Actividad Secundaria decreció (-) 1.8 por ciento, mientras que la Actividad Terciaria aumento 0.5 por ciento. Como podemos ver el problema mayor de la desaceleración de la economía impacta en la Actividad Secundaria y en el sector exportador.

El PIB en su interior tuvo un comportamiento diferenciado durante 2019, por un lado cayeron la minería -5.1 por ciento, construcción -5.0 por ciento, corporativos -3.7 por ciento, la producción de la industria automotriz cayó -4.10 por ciento por el otro avanzaron los servicios de apoyo a negocios 4.9 por ciento y comercio al por menor 2.7 por ciento.

Según datos del Inegi, el pasado mes de octubre la actividad industrial en México cayó 2.8 por ciento en comparación con el mismo periodo del año anterior.

De acuerdo con cifras de la institución que dirige Julio Alfonso Santaella, de las 21 ramas de actividad manufacturera, solamente seis presentan incremento en términos reales en el periodo del tercer trimestre de 2018 al mismo trimestre de 2019. Sin embargo, estas seis ramas de actividad que reportaron aumento representan el 63 por ciento del valor de la producción manufacturera del país, aunque esto se debe principalmente porque en dicho grupo se encuentra la rama el sector automotriz, la cual por si sola representa el 36 por ciento del total del valor de la producción manufacturera de México.

Los datos proporcionados por el instituto señalan que la economía mexicana entró en 2019 en una recesión "técnica" que significa un debilitamiento de los principales indicadores macroeconómicos, como el empleo, el nivel de precios, el consumo interno, la capacidad de pago de los agentes económicos y del nivel de producción.

Es pertinente aclarar que una recesión es muy distinta a una crisis económica. La crisis representa una pérdida sustancial del ritmo en el crecimiento económico y además implica desequilibrios financieros pronunciados con efectos negativos a nivel macro y microeconómicos.

La recesión técnica atiende a ligeras contracciones que son posibles de corregir a través de cambios en el gasto público.

La tasa trimestral promedio del PIB de los últimos seis trimestres es de 0.01 por ciento lo que nos habla de que desde el segundo trimestre del 2018 la economía mexicana viene arrastrando un problema de recesión técnica.

En los últimos años la economía del país ha sufrido varias crisis, una de estas se dio en el año de 1995 cuando una devaluación del peso frente al dólar de más de 100 por ciento, junto con la erosión de las reservas internacionales, ocasionó una caída PIB de 6.2 por ciento, la quiebra de los bancos privados y cientos de miles de desempleados, esto ocurrió a los pocos días de que el expresidente Carlos Salinas de Gortari dejara el poder y al inicio del sexenio de Ernesto Zedillo, quienes se acusaron mutuamente del acontecimiento.

La crisis económica en México de 2008-2009 fue la peor crisis económica de este país en este siglo. Cuando la actividad económica se contrajo -5.3 por ciento

Este suceso relacionada directamente con la crisis ocurrida de manera simultánea en varios países del mundo. La desaceleración de Estados Unidos y la dependencia económica de México hacia su vecino del norte contribuyeron a aumentar los efectos de la crisis. A este cuadro se suman otros hechos internos, especialmente la epidemia de gripe A(H1N1) que afectó al país desde abril de 2009, además de un pésimo diagnóstico del gobierno de Felipe Calderón y de Agustín Carstens, quién era Secretario de Hacienda y Crédito Pública, que no midieron las consecuencias y no aplicaron medidas anti cíclicas, que aminoraran los efectos negativos de estos problemas.

Los acontecimientos del 2009 asumieron la forma de una crisis económica con consecuencias sociales muy negativas. El retroceso en las exportaciones, en la actividad industrial y en la productividad se manifiesta en todas las relaciones laborales: en el mercado de trabajo formal e informal, en los puestos poco calificados y en los altamente calificados.

En el primer trimestre de 2009, el PIB disminuyó 8,2 por ciento en comparación con el mismo periodo del año anterior. México fue, el país latinoamericano más afectado en términos de caída del PIB. Una economía de tamaño similar, como la de Brasil, sufrió una disminución de apenas 0,8 por ciento, mientras que en el caso de Argentina se estimó incluso un crecimiento de 1,5 por ciento.

La producción industrial mexicana disminuyó -18 por ciento en el primer trimestre de 2009. El sector más afectado fue el automotor, fundamental para la economía del país, que en abril de 2009 registró una caída de 42 por ciento con respecto al mismo mes del año anterior.

Otros datos económicos confirmaron la tendencia negativa de la economía en del gobierno de Felipe Calderón. La inversión extranjera directa, que ya había caído 30 por ciento en 2008, continuó disminuyendo en 2009.

Los gobiernos de Vicente Fox y Ernesto Zedillo, aunque no sufrieron crisis económicas en su sexenio, no estuvieron exentos de problemas en los datos de crecimiento económico.

En el primer gobierno federal panista, el PIB se expandió 0.2 por ciento entre los meses enero-marzo de 2001, pero luego retrocedió 0.6 por ciento en el segundo trimestre de ese año. En el primer año de la administración de Fox el PIB tuvo una caída total de 0.4 por ciento.

Enrique Peña Nieto tuvo resultados diversos al inicio de su gobierno. En el primer trimestre de 2013, la economía creció 0.3 por ciento, para luego registrar una caída de - 0.7 por ciento entre abril y junio.

Para Jonathan Heath quién es Subgobernador del Banco de México las cifras dadas a conocer este día por el Inegi no se puede afirmar la recesión a pesar de que el PIB haya experimentado 4 trimestres consecutivos de crecimiento negativo.

Para el economista de la Banca central una recesión tiene tres características esenciales: duración, difusión y profundidad. Con 4 trimestres al hilo se confirma “duración” (mínimo 2). Sin embargo, las cuatro tasas son de apenas -0.1 por ciento cada uno, lo cual no califica para el criterio de “profundidad “.

Cómo vemos estamos ante una recesión que no significa una crisis económica como la que sucedió en 2009 en el gobierno de Felipe Calderón