Patrick Crusius, responsable de la matanza de hace unas horas en una tienda Walmart de El Paso, Texas, difundió en el portal extremista 8chan un “manifiesto” en donde explicó las razones de su masacre, todas ellas, de corte racista y supremacista blanco.

En su diatriba llena de odio, el joven -blanco y privilegiado- acusó a los hispanos que viven en los Estados Unidos de estar llevando a cabo una “invasión” en Texas.

Poco le importan a supremacistas blancos como Crusius y cientos de miles de racistas que comulgan con sus ideas en los Estados Unidos hechos históricos como que Texas fue territorio de nativos americanos, posteriormente de Nueva España y Finalmente de México, cientos de años antes de que su país, armado de una ideología racista como el “Destino manifiesto”, arrebatara a nuestra república más de la mitad de su territorio.

Para Crusius y demás grupos terroristas racistas de los Estados Unidos, liderados espiritualmente por Trump (quien llamó a los migrantes “violadores” y “criminales”), los mexicanos y los latinos que viven de forma legal y de forma indocumentada en los Estados Unidos no son seres humanos. Son una “plaga” que debe ser exterminada.

De la vergonzosa actitud de algunos medios y del Partido Republicano de los Estados Unidos poco podemos decir. Están bajo el completo control de las empresas de armamento y del “lobby” armamentístico de la Asociación Federal del Rifle (NRA) y nada harán para detener esta masacre.

Por este motivo, es encomiable la decisión del canciller mexicano Marcelo Ebrard y del presidente Andrés Manuel López Obrador, de buscar acciones legales bajo cortes internacionales para proteger a las mexicanas y los mexicanos en los Estados Unidos.

Si los estadounidenses quieren masacrase entre si en medio de la destrucción de su tejido social, es su problema, pero nuestros connacionales no tienen porque sufrir la barbarie norteamericana.

Descansen en paz las víctimas y pronta resignación para sus familias.