Lo inédito es una categoría de la vanguardia.

Lo inédito implica una ruptura con prácticas del pasado, pero lo verdaderamente relevante de esa categoría es el propósito, la intención y las nociones puestas en juego en la ejecución de lo novedoso.

Ciertas decisiones que ha tomado Beatriz Gutiérrez Müller (BGM), esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, se inscriben en la concepción que sobre lo inédito perfiló alguna vez el novelista argentino Ricardo Piglia: “Lo inédito es una gran categoría de la vanguardia”.

 

La renuncia a asumir el rol de primera dama

La figura protocolaria de la “Primera dama”, no contemplada ni reconocida en la Constitución mexicana, no había sido seriamente cuestionada y menos se había puesto su eliminación en tela de juicio sino hasta el periodo electoral de 2018. Antes de ese momento predominó la costumbre, el apego a la tradición y lo que ésta entraña en forma de visión del mundo, juicios y prejuicios.

Las razones que dio BGM para rechazar ese rol, fueron:

-“En México no hay mujeres de primera ni de segunda”, es decir, todas las mujeres son iguales en términos de jerarquía social y política;

-“El poder presidencial no debe ser de una familia o de un matrimonio”, es decir, los ciudadanos eligieron a un presidente, no al presidente y a su familia; mucho menos a una “pareja presidencial”;

-“Decir ‘primera dama’ es clasista”, es decir, el matrimonio no otorga a la mujer un estatus de clase.

En virtud de que nada la obligaba a asumir el papel de primera dama, BGM hizo uso de su libertad individual de decidir y resolvió deslindarse del protocolo y afirmarse como una mujer independiente y no subordinada ni accesoria a las actividades de su esposo.

Acorde con su formación profesional aceptó un cargo honorario en la Coordinación Nacional de Memoria Histórica, y se le ha visto participar periódicamente en actividades académicas, artísticas y literarias.

 

La resistencia a una decisión que rompe paradigmas

Pero ejecutar una acción de ruptura no significa que ésta sea asimilada y aceptada por todos. La decisión de BGM se enmarca en el espíritu de la Cuarta Transformación y quien no comprenda ni comparta los propósitos de ésta no entenderá ni aceptará tampoco la resolución tomada.

Y aun independientemente de que se esté o no de acuerdo con la 4T, suele haber inercias y rechazos, conscientes o inconscientes, con respecto a nuevas formas y maneras desacordes con la tradición, sobre todo cuando la tendencia es romper paradigmas.

Los costos de nuevas formas apegadas a la legalidad

Que un individuo haya podido confrontar cara a cara a BGM en un vuelo comercial es una consecuencia directa de la elección de ésta de mantenerse libre e independiente, es una consecuencia de su entereza y valentía. Quien la abordó aprovechó que ella no utiliza bienes y servicios que no le corresponden, por lo que viajaba sola, sin acompañantes, sin escolta, sin equipo de seguridad, ni siquiera con alguien que de lejos haya tenido la misión de cuidar y proteger su integridad.

Difícilmente eso hubiera sido posible durante alguno de los múltiples traslados de las primeras damas de los sexenios anteriores, quienes utilizaban recursos del erario no contemplados en la ley. Los ostentosos aparatos de seguridad destinados a ellas las convertía en inaccesibles al común de los mortales.

 

El machismo encubierto

El tipo que confrontó a Beatriz Gutiérrez Müller lo hizo porque se topó con una mujer sola. No lo habría hecho si ella hubiera estado acompañada de un varón. El machismo en el proceder del sujeto se puede advertir por lo menos en cinco gestos:

a)Abordó a la esposa del presidente porque viajaba sola;

b)En su reclamo, desestimó e ignoró el derecho que tiene una mujer-madre de exigir públicamente respeto para su hijo menor de edad que ha sido objeto de burlas y discriminación;

c)Por hacer uso de su derecho como mujer-madre, y como si el tipo fuera portavoz no sólo de los millones que dijo falsamente representar sino de un tribunal de la Inquisición, la culpó de “poner en riesgo la libertad de expresión y la democracia” en México;

Lejos de tener la entereza y la valentía para confrontar al presidente, pretendió utilizar a la esposa de éste como intermediaria o recadera (“Si es tan amable de pasar este mensaje al señor presidente”);

d)La englobó en el concepto de una “familia presidencial”, precisamente contra lo que BGM se ha manifestado: “y en 2022 USTEDES se van a ir”

 

La provocación en Twitter

Tener abierta su cuenta de twitter era otra de las maneras como BGM se mostraba acorde con su deseo de participar en la vida social, en este caso en las redes, como ella misma y no como esposa del presidente.

Contra esa postura, la pregunta que se le hizo fue una provocación, pues es ampliamente conocido que ella no es funcionaria de la Secretaría de Salud ni encabeza el Sistema Nacional DIF. Esconde también una concepción de la mujer según la cual ella está obligada a realizar ciertas actividades no remuneradas, sólo por el hecho de ser esposa de quien es.

Una respuesta más difundida que una pregunta dolosa y que una disculpa.

¿Qué su respuesta no fue la adecuada? No fue la contestación diplomática que se hubiera esperado (aunque sin razón porque BGM no es funcionaria, pero concedamos) y por eso, pasado un rato del intercambio de tweets, pidió disculpas públicas.

Está circulando a borbotones la respuesta de BGM (la disculpa no tanto) pero son muy pocos los que se detienen a analizar los pormenores de la pregunta. La parte no escrita del cuestionamiento “¿cuándo atenderá personalmente a los padres de niños con cáncer?” tiene que ver con una percepción: la desatención por parte del gobierno federal de niños enfermos de cáncer. Analicemos.

a)Quien pregunta lo hace desde una posición autoritaria, que no sería un despropósito si se tratara de un ciudadano exigiendo a un funcionario o funcionaria cumplir con sus obligaciones;

b)Quien pregunta es doblemente desalmado: utiliza no sólo a niños para provocar a alguien que no tiene nada que ver con el problema, sino a niños enfermos de cáncer.

Las redes erigidas como tribunales inquisitoriales.

Tras haberse erigido una especie de tribunal inquisitorial se habla de “la bruja de palacio”, como si de una respuesta desafortunada o inédita o no esperada fuera obligado inferir que a BGM no le importan los niños con cáncer y que por lo tanto es una malvada. ¿A alguien le constan esas barbaridades? ¿Cómo se puede insultar de esa manera sin pruebas, valiéndose de unas cuantas frases que no son el espejo del interior de una persona, máxime que en una disculpa ésta refrendó su deseo del bien para todos?

¿A quién le consta que BGM visita o no a los niños con cáncer o a sus padres? ¿Están todavía tan apegados y quizá nostálgicos por los tiempos en que las primeras damas se iban a tomar la foto con los más desprotegidos y en estado más crítico, para dar la idea de que se les estaba haciendo un bien mientras sus esposos robaban, se aliaban con el crimen organizado y desmantelaban las arcas públicas? ¿Así de dañados dejó a algunos la cultura del espectáculo promovida por Televisa, el glamour que encierra tal cantidad de hipocresía?

Lo que BGM no tenía por qué contestar.

Se ha explicado muchas veces en las conferencias de prensa tanto matutinas como en las vespertinas con el tema de salud, las dificultades que el gobierno ha enfrentado con los proveedores de medicamentos, en particular los oncológicos; sobre cómo la producción de éstos se había concentrado en una sola compañía; sobre los chantajes a los que han recurrido algunos fabricantes y distribuidores; sobre el desabasto mundial de fármacos, no sólo en México; sobre el freno en la producción de los principales fabricantes, China e India, a causa de la pandemia; sobre las malas prácticas heredadas de administraciones pasadas en la entrega de medicamentos a los hospitales.

Recientemente se anunció que los fármacos oncológicos se han comprado a empresas de Argentina, Alemania, Cuba, Brasil e India. Es decir, lejos de desconocer que el problema existe, se ha estado atendiendo y se han ido dando soluciones.

Preguntas finales.

¿Estamos ante lo que el maestro Alejandro Rozado llama “resistencia a entrar en el ciclo histórico de la modernidad”, es decir, el no aceptar que una mujer, desde su posición de esposa de un presidente, se incline por primera vez a practicar los valores de la libertad, la igualdad, la justicia y la transparencia?

¿No sería oportuno que esta coyuntura, la de que la esposa del presidente no pueda ejercer su derecho de libre tránsito sin que su espacio vital, esa zona íntima y personalísima, sea invadido por el primer hombre que tenga algo que decirle a su esposo, fuera retomada por el feminismo, para el que todas las mujeres son iguales en sus derechos y obligaciones (o no obligaciones)?

¿Cuál sería la propuesta? Seguramente no el regresar a la figura decorativa de la primera dama sólo porque ciertos miembros de la sociedad no están listos para tolerar roles más propios de la modernidad que de las añejas costumbres. ¿O sí?