Ni la marcha ni la grillas trascendieron tanto como la noticia que realmente cimbra al mundo y pone a México en el ojo de las negociaciones, con las declaraciones amenazantes de Donald Trump a China y por otro lado, con las negociaciones que México lleva a cabo con el gobierno estadounidense, localmente y con el Congreso a través del equipo de la cancillería encabezado por el subsecretario de América del Norte, Jesús Seade, de la Subsecretaria de Asuntos Multilaterales, Martha Delgado y de la embajadora de México en Washington Martha Bárcena para la ratificación o no del T-MEC.

 

¿Por qué gana México?

Ambas negociaciones, pueden dejar a México en una posición comercial y económica de mayor fortaleza, tanto por su situación geopolítica, como por la posibilidad de sacar ventaja de las condiciones comerciales y económicas que se plantean.

Negociaciones China- Estados Unidos

En medio de fuertes negociaciones entre Donald Trump y Xi Jinping para no iniciar una guerra comercial, el mandatario norteamericano, en su muy particular estilo, anunció que el arancel que EEUU aplicara a bienes de alta tecnología producidos en China pasará del 10% al 25% a partir del próximo viernes 10 de mayo, lo cual afectará las importaciones chinas en por lo menos 200 mil millones de dólares y aún más, el mandatario estadounidense agregó que "Hay bienes procedentes de China que no pagan impuestos, adquiridos en EEUU por un importe de 325 mil millones de dólares, que también podrían tener un gravamen del 25%", lo que afectaría a mercancías valoradas en 525 mil millones de dólares.

Esta decisión, en principio, puede impactar en miles de compañías estadounidenses que dependen de productos chinos y su situación financiera se podría ver comprometida.

Sin embargo, el primer golpe que propinó Trump provocó la mayor caída de la Bolsa de Shanghai en tres años, al cerrar la sesión con una caída del 5.58%, en tanto que el índice Hang Seng de Hong Kong retrocedió un 3,3%.

 

Negociaciones México-Estados Unidos

Al la par que Trump negocia con Xi Jinping, el subsecretario de América del Norte, Jesús Seade viajó a Estados Unidos para mantener las negociaciones con el representante comercial, Robert Emmet Lighthizer y con el Congreso estadounidense, sobre el T-MEC y por supuesto de la posición de México frente al resto del mundo, donde se abre la posibilidad real de sustituir importaciones de China por mexicanas.

Ahí fijó una estrategia clara, basada primero en el hecho que México no entrará al conflicto electoral de los Estados Unidos y que tampoco quedará de rehén de Trump o de los Demócratas encabezados por la presidenta de la Cámara de Representantes de EU, Nancy Pelosi.

Los demócratas en voz de Pelosi advirtieron que no ratificarían el T-MEC a menos que México realizará su reforma Laboral. “Salvo que hagan esto, no podemos ni siquiera considerarlo. Tenemos que ver que la legislación, que tengan ordenados los factores para asegurar que sea implementada y que demuestren algún compromiso con respecto a la sinceridad. Es un tema importante cómo se trata a los trabajadores en México”.

El Congreso mexicano aprobó finalmente una esperada y deseada reforma laboral, que se planteó no sólo por un interés comercial en el marco de las negociaciones del T-MEC, sino por un principio de orden y justicia laboral en México.

A pesar de ello, los demócratas insisten y presionan a la administración Trump para que realice cambios en el texto del T-MEC y que entre en nuevas negociaciones con México ya que quieren disposiciones laborales más fuertes, pero también cambios en el ambiente del acuerdo y las disposiciones de medicamentos recetados.

México responde 

En este sentido, el Subsecretario Seade ha fijado la posición de México de forma clara y firme: El Acuerdo se queda como ya se negoció.

Vale la pena citarlo textualmente: “Las disposiciones laborales en el acuerdo son de gran alcance. Es un completo paquete de buenas prácticas laborales. No hay nada más que puedas querer” y planteó que no apoyará la reapertura de las negociaciones del T-MEC porque “no vemos qué más es necesario o posible”.

Ante esa posición el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer suavizó el tono y se mostró confiado en que el proceso de ratificación por parte del Congreso de su país será en los próximos meses, y manifestó su satisfacción con la recién aprobada reforma laboral.

La guerra comercial beneficia a México

Al final, un posible rompimiento comercial entre Estados Unidos y China terminará favoreciendo a México y a los inversionistas extranjeros dueños de las maquiladoras, ya que recuperarán su posición frente al mercado estadounidense.

La lógica del presidente Trump termina favoreciendo a México al no querer generar una codependencia con los asiáticos toda vez que las principales empresas chinas son coinversiones entre chinos y estadounidense en un 50%, mientras que, en México, las empresas establecidas en su mayoría son 100% estadounidenses de esa forma no transfieren a otro país, que al final no será nunca su socio, la propiedad intelectual, en tanto que, con México, existe una asimetría que le permite considerar a nuestro país realmente como su socio comercial.

En tanto que, con China, México mantendrá un nivel de comercio bastante aceptable a partir del TPP, acuerdo del cual, tengo mis dudas de que debamos continuar.

En ambos escenarios México gana, la estrategia de la cancillería funciona y fortalece a México. Se sale de las grillas político-electorales de Estados Unidos y de México y el país se fortalece comercialmente frente a las principales potencias, como son China y Estados Unidos.

En un escenario geopolítico como el actual, entrar a las negociaciones sin experiencia o divididos o sólo desde un punto de vista comercial, dará una visión sesgada, por ello la decisión de que las negociaciones comerciales se estén llevando desde la cancillería y no desde la secretaria de Economía está dando frutos. La capacidad y experiencia de los subsecretarios Seade y Delgado y de la embajadora Bárcena, trabajando en equipo bajo una visión global dan mucha solidez y confianza.

Esperemos que no se vaya a caer en un chovinismo enfermizo o en favorecer por intereses personales a China, la cancillería debe mantener la realpolitik instrumentada por el canciller Otto von Bismarck, para aprovechar racionalmente las oportunidades que se abren para México, tal como se está logrando hasta ahora.