En el consejo Estatal del PRD que se llevó a cabo el pasado domingo 7 de Julio, había un regocijo y un júbilo como si el PRD Estatal, gozara de su mejor momento político. Es cierto, “al mal tiempo buena cara”. Sin embargo, es momento ser autocríticos y objetivos de la despedazadora gestión que han hecho.

El PRD sigue sumergido en una profunda etapa de incertidumbre; a pesar de que en teoría ya se erradicaron los grupos al interior, hay perfiles que siguen moviendo los hilos para tomar decisiones. Es evidente que el control absoluto del comité ejecutivo Estatal pertenece a Foro Sol, que es el grupo del gobernador, y la mayoría de funcionarios que encabezan las dependencias de la función pública.

Toño Soto era una especie de vocero oficial del ejecutivo, para polarizar los temas de la agenda pública, al menos así se percibía el impulso en las conferencias que ofrecía. El domingo lo vi muy sonriente; quizá esté muy seguro de que su nuevo sucesor hará un excelente papel, o por el contrario, se quitó la enorme responsabilidad de sujetarse de la única estructura que le queda al PRD en el Estado; es la lamentable, porque el PRD constituyó un camino democratizador hace muchos años.

Sí, el PRD Estatal tiene la tarea de retener el gobierno. Hay optimismo, risas, seguridad,  pero sin duda una tendencia clara a la baja. Si no han descifrado que han perdido un enorme terreno, entonces suspiran y siguen oxigenando esa esperanza ya inalcanzable.

Juan Bernardo tendrá una perseverante tarea de reconstrucción de los cuadros del perredismo; y el punto más alto: brindar las condiciones para pelearle la gubernatura al partido de MORENA, instituto con un alto grado de posicionarse como el favorito para las elecciones intermedias. 

A pesar del fracaso de dos procesos pasados, el del 2018 y 2019, el partido elabora una serie de ajustes en procesos de afiliación, que le permitan hacer un balance de la estructura y una operación de reconciliación con sus principales cuadros. 

Sin embargo el discurso sigue siendo simplista.

No se observa el florecimiento que retrate una expresión que dé impulso a un proyecto que de pelea en las próximas elecciones; por el contrario, es notorio que las condiciones son irreversibles para poder retener el poder. El problema es mucho más complejo de lo que se observa; el partido sigue cargando la loza que apartó definitivamente el efecto de los sectores sociales, cuadros, sindicatos y bloques estudiantiles que tenían afinidad con el partido; todos ellos quedaron en la orfandad y confundidos por la demagoga función que realizaban en acuerdos multipartidistas. 

Es evidente que el efecto se tradujo en resultados aparatosos. Los cuadros de desfasaron, fueron excluidos y desprendidos de la toma de decisiones. Entonces el PRD no es democrático, o al menos no en estos tiempos. Es imprescindible pensar que el PRD será competitivo porque ha demostrado una fragilidad que ha impactado definitivamente en su militancia. Los lazos genéticos que eran adhesivos para encontrar la unidad del partido, están prácticamente en un punto de descomposición, porque las nuevas formaciones y corrientes partidistas, arrebataron el flujo de simpatizantes que engrosaron las filas del movimiento regeneración nacional.

Si observamos detenidamente, el proceso que ha llevado el partido en los últimos años, lo han colocado en la cuerda floja, incluso a punto de perder el registro; es cierto, en algún tiempo constituyeron una fuerza con un éxodo que emigró del inestable desarrollo que ofrecía el conservadurismo del PRI como partido todopoderoso.

Ahora, es determinante no solo el discurso y la narrativa como principal plataforma para reconquistar al electorado, sino, un itinerario de acciones que generen el efecto de abrir la lucha electoral para retener el ejecutivo en el 2021.

Un reto imposible y quimérico.

El 2021

Las elecciones intermedias están prácticamente tomando un rumbo importante para ir orientado las definiciones; no obstante, la baraja de personajes parece que abrirá el camino al medio hermano del Gobernador: Toño García, quien claramente se perfila a ser el próximo candidato del PRD o futuro 21, o quizá, de la formación de un bloque que unifique a los distintos partidos políticos; sí, de esa dimensión puede ser el proceso del 2021. Todos contra Morena.

Aquí no importa el proyecto, las siglas y las ideologías; es probable que esta etapa surja ante el emergente avance de Morena, y las constantes derrotas que acarrea el PRD en las pasadas elecciones. 

El candidato solitario y de unidad será Antonio García Conejo. 

Sin contrapesos en el interior del partido, y con la partida del bloque de ADN: el PRD Estatal se perfila a retener su último epicentro del perredismo. Lo que único que trababa el proceso era la negociación con alternativa democrática nacional; ahora, ellos preservan el poder, son los dueños de la estructura gubernamental y del Comité Ejecutivo Estatal del PRD. Sí, foro nuevo sol, es el amo y señor del partido aquí en Michoacán; el dueño de las decisiones, del discurso y de la palabrería  que elaboran sus figuras.

Las respuestas a muchas de las preguntas se irán descifrando en este desarrollo cada vez más cercano.  Lo cierto es que el nuevo perfil de la dirigencia Estatal del partido, tiene un reto imposible; una apuesta incierta y enigmática. 

El domingo hubo una algarabía; una fiesta de camaradería donde muchos políticos mostraron la unidad simulada; y lo digo con esta lectura, porque muchos cuadros y liderazgos han sido excluidos del partido; entonces, ¿Dónde quedó la unidad? El PRD tuvo su génesis para aglutinar a todos los sectores que sucumbían ante el dominio del PRI; sin embargo, la contrapartida ha mostrado un escenario incierto; parece que la franquicia resultó más un esquema para posicionar el poder como mecanismo de control, en manos de una cofradía.

Sin figuras, el PRD pondrá toda la maquinaria gubernamental para imponer a su delfín: Toño García Conejo. Al menos que hubiera desacuerdos al interior de foro nuevo sol, sin embargo, la línea me parece muy clara. 

Este reacomodo no me parece tan sustancial; no producirá, al menos esa es mi percepción, un cambio de forma y de fondo. Juan Bernardo, trabajará en la reconciliación y las divisiones que puedan producirse; tarde, es muy tarde para re direccionar; el partido perdió la brújula con el ineludible pacto que hizo con el PRI y con el PAN, extravío su corazón democrático y su principal columna vertebral, todos aquellos sectores que arrastraba el Cardenismo. Esa, sigue siendo la piedra angular de este desarrollo, y una etapa que difícilmente borraran la relatoría más vergonzosa del partido en lo que va de su historia.

La inestabilidad que vive el partido, francamente está debilitada. El PRD perderá su último bastión por la tentación de abrazar proyectos que contraponían la opinión y el pensamiento de su nacimiento. Actualmente existe un bloque importante de perredistas que han sido marginados; que no los toman en cuenta, por la siempre y sencilla razón que en la política hay una cultura muy arraigada de amnesia cuando estás en la cúspide.

Es notable que algunas figuras se han vuelto arrogantes y solo envanecen su perfil narcisista que ha matizado una gestión amorfa; este clima ha producido irritación por las frivolidades y lujos que tienen como funcionarios públicos. 

El PRD Estatal descuidó a su militancia; la dejó a la deriva por la desesperación de alimentar el irresponsable pacto con otros partidos. El problema se agravó, y provocó una fuga que se ha multiplicado por  la exclusión a sus principales cuadros.

La inexorable pérdida de la gubernatura, es un hecho imperioso para el PRD Estatal en el 2021; perderán el último bastión de aquel Cardenismo que unificó las corrientes de la izquierda.

Nos vemos pronto.