La verdad:

Hoy, ante la presión crítica mundial, el pueblo no se va a apretar el cinturón como siempre había sido. El pueblo no pagará el costo de la crisis pandémica, como tampoco de las fechorías gubernamentales como solía ser, sino que “será el gobierno el que se lo apriete” aseguró el presidente de la república. Se aplicarán recursos para que se afecte lo menos posible a la población. Está el gobierno apalancado para que no se endeude al país, para que no se aumenten impuestos ni combustibles. Por causa de esta particular mega crisis económica sanitaria del coronavirus y ante la vulnerabilidad de los adultos mayores se duplicará el monto que se les entrega bimestralmente. Habrá, según vaya caminando la emergencia, otras excepciones para los más necesitados. Estamos preparados para atender a la población durante esta emergencia sanitaria y la mejor actitud para salir adelante es la unión nacional para poner orden dentro del actual caos, seguir los consejos dados oficialmente, actuar con confianza en la responsabilidad adquirida por el gobierno de la república para proteger a sus conciudadanos como no había sucedido antes, lucha contra la incontrolable adversidad que es compartida porque hoy pueblo y gobierno son lo mismo. Por lo que continuar difundiendo rumores falsos e insultar públicamente en redes sociales y otros medios a nuestro gobierno es de muy baja calaña humana, de humanos miserables sin escrúpulos ante la actual situación, que dan pena en su intento por atacar sin razón que valga, una saña injustificada e individualista, dedicados a esparcir noticias que no son para denostar, para confundir. Hay que detectarlos o detectarlas rápido para desmentir falsedades porque no hacerlo promueve la propagación del contagio y la psicosis.

 

Los buenos consejos:

La fuente más confiable de información en México es la que da la secretaría de la salud en la mañanera; una planilla científica administrativa liderada por AMLO, doctores Alcocer y López Gatell a pie de cañón, que es corroborada y apoyada internacionalmente. La mente necesita percibir liderazgo, certeza científica en una crisis pandémica viral, porque la desinformación distorsiona, afecta a la población, y los oportunistas del terror como negocio están al por mayor ya que el miedo es un sentimiento muy primario fácil de caer en sus redes. Pero, cuidado, porque puede dejar alterada la química cerebral al grado de permanecer alerta para entrar en pánico aún sin ningún estímulo, sin ningún agente provocador. Puede enfermar a la humanidad de ansiedad, de depresión. El miedo no debe ser considerado negativo, se debe asumir, se debe racionalizar para ser controlado, para ponerlo en perspectiva real, pero no estimularlo como lo han venido haciendo porque entonces aparece la imaginaria colectiva sin bases creando la incertidumbre al futuro porvenir; una especie humana apanicada, predispuesta a la tristeza, a la preocupación por causa de un desfavorable ahora que no permanecerá, pero que se espera quede condicionado a un cambio de comportamiento colectivo. De dejarse llevar por el terror irracional, se promueve la bajada de defensas corporales, disminuye el poder que sí poseemos como especie, para contrarrestar invasores dañinos que amenazan el organismo, lo que llevaría a la eventual auto destrucción comenzando por los más débiles. El planeta va a su ritmo, es cambiante, rodante, con sus mutantes, con sus agitaciones, al igual que lo es cada ser vivo dentro de él. El planeta, lo sabemos, ha sido ninguneado, agredido, lo agrede constantemente la circunstancia de la malévola intervención de una sola especie habitante de su superficie, por lo que no le afecta si no le convendría, la eventual desaparición de la humanidad. Sólo si de esta crisis se deriva el criterio del respeto y restauración con la debida reversión del daño causado tanto al congénere como a la Madre Terrenal de cuyo seno dependemos, sólo entonces tendremos una existencia saludable ante el respeto del mutuo bienestar que genere la anhelada armonía perdida. Y si esto no nos sacude para cambiar, pues vendrán más virus letales, tanto como protestas de nuestra Madre.