El rompimiento entre Ricardo Monreal y Martí Batres es el choque más fuerte que ha padecido Morena desde que es un movimiento, y evidentemente desde que gobierna.

Los dos forman parte importante del partido desde su fundación, pues pertenecen a grupos de izquierda y de movilización social que son los que finalmente llevaron a Andrés Manuel López Obrador a ganar la presidencia.

La división entre grupos al interior de Morena era previsible, ocurre en todos los partidos políticos, sobre todo cuando se trata de la selección de los mando de poder.

No obstante, las diferencias se pueden dirimir entre las partes para tratar de llegar a acuerdos, tratando de no perjudicar al partido y en su caso a su líder moral que en este caso es el presidente López Obrador.

Hoy quien perdió y no supo como reaccionar con madurez fue Martí Batres.

Desde hace varios meses cuando ya se estaba negociando la renovación de la Mesa Directiva en el Senado de la República, el PAN, PRI, Movimiento Ciudadano, PRD, PVEM y una buena parte de Morena habían hecho pública su decisión de una renovación en la directiva, vetando de facto la reelección de Batres.

Además se expresó la necesidad de elegir a una mujer con la finalidad de garantizar la equidad de género, una exigencia que por años se ha reclamado, para dar así el poder y la representatividad que merece y requiere el 50% de la población.

Como ya había adelantado en este espacio, la senadora Mónica Fernández fue la elegida por la mayoría de la bancada de Morena para ser la nueva presidenta del Senado, hecho que Martí no pudo sobrellevar de una manera serena y madura, ya que de hecho explotó y comenzó a denunciar vía Twitter que se trato de un proceso irregular, inequitativo y lleno de trampas.

Lo anterior es totalmente falso, pues cada uno de los senadores acudieron a dar su voto sin ningún tipo de presión, como ellos mismos lo hicieron público al acompañar a Ricardo Monreal en su rueda de prensa.

La realidad es que Martí Batres es un mal perdedor y recordemos que el que se enoja pierde.

Hoy Martí Batres ha dejado de ser el joven político de izquierdas surgido de un movimiento estudiantil de la UNAM, se ha aliado a personajes del talante de René Bejarano y Dolores Padierna en la tribu de IDN, con quienes por cierto tuvo graves diferencias en 2003.

Ahora se encuentra cerca de la impredecible Yeidckol Polevnsky, quien ya dio todo lo que podía dar en el partido y tampoco ha entendido que toca el turno de ceder el poder a nuevos liderazgos.

Ahora Batres en su berrinche exige la renuncia de Monreal al liderazgo de la bancada de Morena a una mujer.

¿Quién lo entiende?