La gente se queja, y qué bueno. Es su derecho hacerlo. El presidente López Obrador debe tomar en cuenta todas las críticas para mejorar su trabajo.

A muchas personas no les gusta el programa de reactivación económica basado en apoyar a los pobres y a las microempresas formales e informales. Entendido lo anterior, en un ejercicio de imaginación comparemos la estrategia de Andrés Manuel, solo para tener una idea de lo que podría estar pasando, con lo que estarían actualmente haciendo sus antecesores.

Carlos Salinas de Gortari

Semana uno de la pandemia. Salinas busca mucho, muchísimo dinero en el extranjero y lo encuentra.

Semana dos de la pandemia. Salinas rescata a las grandes empresas privadas mexicanas y extranjeras con intereses en México en los sectores industrial, financiero, agrícola, de servicios, etcétera. Además de entregarles verdaderas fortunas, les exenta del pago de impuestos.

Semana tres de la pandemia. Salinas recurre a más deuda externa para entregar dinero a los gobernadores, de tal modo de tenerlos tranquilos —nada de rebeldías inconvenientes—, esto es, para los gastos personales de ellos, los oficiales de sus gobiernos y, sobre todo, para que cooperen en mantener el orden en las distintas regiones del país.

Semana cuatro de la pandemia. Salinas destina algunos recursos sobrantes a programas sociales, pero exclusivamente dirigidos a las clientelas del PRI. Por ningún motivo va a ayudar a los pobres comprometidos con la izquierda encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, el principal dirigente de oposición en el salinismo.

Además de todo ello. Como la Virgen le habla con mucha frecuencia, el presidente Salinas no entiende cuando alguien le dice que su hermano Raúl anda metido en la repartición de todos los anteriores dineros a cambio de comisiones. Don Carlos Salinas, como Pepe El Toro, es inocente de eso y de cualquier otra cosa indebida que aparezca.

Ernesto Zedillo Ponce de León

Ha usado desde hace un mes el dinero del Banco de México para apoyar a las grandes empresas nacionales y extranjeras que operan en México. Es decir, a finales de abril, en el peor momento de la pandemia del coronavirus, ya tenemos dos, tres Fobaproas merecedores del aplauso generalizado de los mega ricos. Algunos recursos le han sobrado, entonces los entrega para el rescate de unas cuantas empresas medianas. Y ahí se ha parado la acción del gobierno zedillista, desde luego para no gastar de más; ¡la austeridad es importante, carajo! ¿Y los apoyos a las pequeñas y microempresas? Zedillo sabe que esta tarea corresponde a la mano invisible del mercado, que como bien sabemos, nunca falla. ¿Los pobres? Son su única coincidencia con Pedro Aspe, así que ¡por favor ya no molesten al doctor Zedillo con tales mitos geniales!

Vicente Fox Quesada 

Siempre un hombre negligente, desde que le contaron que venía la pandemia, decidió dejar todo el trabajo en manos de su secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, el papá intelectual de Salinas, Zedillo, Aspe y todos los demás. Don Paco, todavía más rápidamente que Salinas y Zedillo, ha dedicado la mayor parte del dinero público a rescatar a las grandes empresas nacionales y extranjeras. Para financiar lo anterior contrató deuda externa e interna en cantidades nunca vistas. Gil, hombre práctico, comprende que para llevar adelante su proyecto sin que Fox le diga nada, está obligado a cerrar los ojos ante los negocios de los hijos de la señora Marta que, vivillos como la mamá, ya se acercaron a las empresas rescatadas para ver qué les cae. ¿Programas sociales? Tales obscenidades al señor Gil Díaz le sacan feas ronchas en la piel.

Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa

Febrero. Calderón, ante las primeras noticias de la pandemia, paraliza la economía.

Marzo. Rescata a los mega ricos, ya que piensa que son ellos el principal motor de la economía mexicana. Pero, disfrazado de médico militar especializado en terapia intensiva, no les ha permitido reiniciar actividades. A los potentados les da igual, ya tienen sus ganancias aseguradas, especialmente porque les ha perdonado todos sus impuestos del año pasado y lo que resulte del actual.

Abril. La economía es un desastre que no se recuperará.

Mayo. Quiebras masivas de empresas medianas, pequeñas y micros.

Estrategias. No va a tocar los recursos del Banco de México, así que contrata deuda. Lo que sobra del rescate a las grandes empresas, lo entrega a Genaro García Luna, hoy sabemos que es empleado de El Chapo Guzmán. ¿Programas sociales? No son necesarios. Adam Smith dice que la invisible mano todo lo arregla.

Enrique Peña Nieto

Rescata de inmediato a las grandes empresas nacionales y extranjeras con actividades en nuestro país. Además les perdona impuestos, naturalmente. Lo que a EPN y su equipo les gusta es la deuda interna en grandes cantidades. Usan para ello los mecanismos tradicionales de Hacienda para forzar a las afores, compañías de seguros, bancos, etcétera. Deja un guardadito para los gobernadores priistas y para el izquierdista jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera. A los gobernadores panistas simple y sencillamente los abandona. Programas sociales, sí, clientelares y solo a grupos identificados con el PRI o con el PRD de la Ciudad de México. El que opera todo es Luis Videgaray, con José Antonio Meade al lado.

Conclusión

Nomás de pensar en tales posibilidades, solo queda decir: estamos mejor con López Obrador. El que tenga otra opinión que la exprese, si quiere.