Aquí en SDP Noticias se publicaron los primeros artículos de opinión —incluyendo el de quien esto suscribe— sobre la muy afortunada gestión encabezada por la oficina de gobierno de la Ciudad de México para mantener el evento del Gran Premio de la Fórmula Uno en territorio nacional a partir de 2020 y hasta nuevo aviso.

Como lo señalé, resulta positivo que Claudia Sheinbaum haya logrado propiciar y coordinar las negociaciones con la iniciativa privada interesada en financiar este evento, logrando que el gobierno de la capital no tenga que invertir ni un solo centavo en su desarrollo, si bien sí se haga receptor de parte de las ganancias y las derramas económicas, sociales y turísticas que generará.

Es justamente a propósito de estos ingresos que en esta ocasión vierto un nuevo comentario. Lo separo en dos rubros de acuerdo a la capacidad de injerencia de la jefa de gobierno, y cada uno lo ilustro con un caso.

Emirates Airlines vs Aeromexico

Vi en TV parte del Magyar Nagydíj (o Gran Premio de Hungría, de la F1) que tuvo lugar la semana pasada. Durante el evento se anunciaba, a lo largo de la pista, Emirates Airlines. Es uno de los grandes patrocinadores. Ahora bien, para quien sigue de cerca la oferta de la industria aérea en México, específicamente lo que sucederá en el AICM, sabrá que Emiratos Árabes Unidos se encuentra negociando su participación para ciertas rutas, por ejemplo la de CDMX-Barcelona, pero iniciando en Dubai.

La compañía mexicana Aeroméxico, no sin razón se ha opuesto y ha protestado ante las autoridades competentes. Y no únicamente porque ello significaría —más— competencia (eso por sí mismo no debiera ser motivo para intentar que no incursionaran en el mercado mexicano), sino porque la competencia que significaría Emirates suele ser desleal.

En otras latitudes del orbe, al iniciar operaciones la compañía Emirates ha ofrecido tarifas inferiores a las de la competencia en casi un 50%. Bien hasta ahí. El problema es que con eso desplaza y hasta logra que otras compañías nacionales o regionales cierren ciertas rutas o sus operaciones en su totalidad. Posteriormente, Emirates no solo regresa a los precios originales de mercado, sino que los incrementa significativamente. 

Ciertamente, Aeromexico es una empresa de la iniciativa privada, y Sheinbaum no tiene poder de decisión sobre sus esquemas de mercadotecnia y publicidad, pero creo que se valdría que la oficina de la jefa de gobierno y la dedicada a comunicaciones —encabezada por Iván Escalante— establecieran propuestas y esquemas de promoción específicos e intencionales para nuestras empresas mexicanas en el evento de la Fórmula Uno. Es decir, ojalá Aeroméxico se anuncie en la F1 de nuestro país al nivel de Emirates.

Servicios públicos y el nivel de bienestar

Siempre he sostenido que si bien las formas científicas de medir el desarrollo social son bastante exactas, entre otras utilizar el coeficiente de Gini y métodos así, los mecanismos prácticos son mucho más evidentes y son fáciles de medir y de plasmar: alumbrado, seguridad, recolección de basura y calles bien pavimentadas...

Lo menciono porque, siendo la doctora Sheinbaum mujer disciplinada y previsora, seguramente ya estará estructurando junto con su equipo de trabajo un plan sobre qué hacer con los ingresos que obtenga el gobierno de la CDMX de celebrar el Gran Premio automovilístico.

Es evidente que el gobierno anterior encabezado por Miguel Mancera no le dio prioridad a pavimentar y reparar las vías de comunicacion de la gran metrópoli. Quizá Mancera consideró prioritario reinvertir nuestros impuestos en otras cosas o tal vez, al ver tan rezagado al PRD-PAN en las pasadas contiendas electorales locales, haya destinado todos los recursos en promocionar a la candidata Alejandra Barrales.

Sea como fuere, de verdad espero que Claudia Sheinbaum tenga el buen tino —aspiraciones presidenciales o no, eso aparte— de mejorar, ahora sí, la pésima condición en la que se encuentran calles, avenidas y autopistas de nuestra capital.