Los seguidores de Enrique Peña Nieto, o no lo escuchan o no le creen.

Apenas esta semana dio a conocer un decálogo que tituló “UNA PRESIDENCIA DEMOCRÁTICA”, con compromisos importantes como:

- Libertad de expresión

- Libertad de manifestación

- Respeto a los derechos humanos

- No discriminación

- Elecciones libres

- Transparencia y Rendición de cuentas, entre otros.

Pero sus “simpatizantes” no coinciden con él en estos puntos pues ni los de arriba ni los de abajo asumen que habrá democracia, y actúan como si les hubiese dicho todo lo contrario.

Ya son varios los conatos de bronca que provocan los priístas al agredir verbal y físicamente a los jóvenes que se manifiestan en contra de Peña Nieto.

En sitios de Internet se encuentran videos que demuestran esas agresiones. Algunos arrebatando y destrozando pancartas y cartulinas a los jóvenes que se manifiestan en contra del candidato priísta, otros empujando e insultando, y unos más agrediendo a reporteros y periodistas.

Por eso digo que los “simpatizantes” de Peña Nieto no lo escuchan, ignoran que ahora su discurso es a favor de una Presidencia Democrática, o no le creen y saben que de llegar a la Presidencia continuará el autoritarismo y la represión hacia las protestas sociales.

Después del evento en la Universidad Iberoamericana, donde se puede decir que nació esta Primavera Mexicana, como le han llamado algunos, Peña Nieto ha hecho énfasis en decir que las protestas enriquecen la democracia y que las voces de los jóvenes serán escuchadas, pero no tiene la fuerza suficiente para convencer y convocar a sus seguidores, porque estos actúan para silenciar a los jóvenes que muchas veces van acompañados por mujeres y hombres adultos, y hasta por niños.

Si Peña Nieto no es capaz de convocar a la gente que está con él para que respeten las diferentes maneras de pensar, menos podrá serenar al país si acaso logra ganar la próxima contienda electoral. Y es que no se trata de acomodar el discurso sino que éste salga del alma y comulgue con la conducta, la ética y la moral que se ha seguido toda la vida.

Eso, queridos lectores, sólo se consigue con trabajo honesto, perseverancia y congruencia.

Hay un ambiente de ánimo y alegría por todo el país ante la decisión de los jóvenes de participar en la vida política del país, y aunque no manifiesten su afiliación partidista, con justa razón, sabemos que no quieren más PRIAN y que van a luchan por un cambio verdadero, con justicia y paz para todos.

Ojalá que también los jóvenes “seguidores” de Peña Nieto se den cuenta a tiempo de que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia.