Y sigue la mata dando, dirían en el pueblo, aplicando el refrán popular en cuanto a la reincidencia de conductas inadecuadas u omisiones tanto del titular de la Secretaría de Salud del Poder Ejecutivo de Jalisco Fernando Petersen Aranguren como de quien es teoría es su subalterna, la dentista Consuelo Robles la directora general del Órgano Público Descentralizado (OPD) Servicios de Salud Jalisco, quienes continúan fallándole gravemente a los jaliscienses abusando de la extrema confianza que a ellos tiene el gobernador Enrique Alfaro Ramírez, quien a pesar de todo lo negativo los preserva en su cargo.

Los funcionarios del más alto rango en el esquema del servicio público de salud en Jalisco pretenden engañar manipulando la información que otorgan a la sociedad y al mandatario en relación a la severa problemática sanitaria que aqueja a la entidad y en cuanto a la efectividad de las acciones en las dependencias bajo su responsabilidad, pues los problemas persisten y se incrementan muertes y otras consecuencias de enfermedades en tanto ellos siguen en su encargo, incluso según algunos datos ya conocidos, envueltos en acciones que están teñidas de polémica o turbiedad en cuanto a manejos administrativos.

Lo cierto es que en, en un claro ejemplo de ineficacia los últimos meses Jalisco se ha sumado a ese sector de “las sociedades del mundo entero que le siguen fallando a la mujer en momentos clave de su vida”, como cita una clasificación de la Organización Mundial de la Salud. La entidad se ha colocado en deuda con el gremio femenino en varios rubros aunque en esta ocasión habremos de revisar exclusivamente lo relativo a las muertes maternas, donde ha pasado a ostentar el cuarto lugar en este rubro con 40 decesos de mujeres por causas relacionadas con el embarazo y el parto, y el primero en incremento del porcentaje de incidencia de acuerdo a la evaluación realizada por la Subsecretaría de Prevención y Protección de la Salud del Gobierno Federal, presentada la semana pasada en el marco del Encuentro Nacional de Salud Pública 2019.

En este renglón en particular (muertes maternas) resulta por demás preocupante el exponencial aumento cuando en el sexenio pasado ocupábamos el lugar entre 22 y 28 a nivel nacional con alrededor de 28 muertes maternas por año y en la actualidad, de acuerdo al corte del pasado mes de octubre, la cifra creció a 40 muertes maternas de la cuales 4 ocurrieron en la semana epidemiológica número 43 (misma semana en que el año 2018 contabilizábamos 28), es decir, 12 muertes materna más en este año que aún no termina.

En una metrópoli como la de Guadalajara, en un estado como el de Jalisco que nos jactamos de pregonar e incluso disputar nuestro sitio de privilegio entre las entidades más pujantes y con mejor desarrollo, no podemos desde ningún punto de vista desestimar estas reveladoras e indignantes cifras que nos exhiben a nivel nacional ya que comparados con el resto de estados en la República mexicana, estamos teniendo el mayor crecimiento de muertes maternas mientras que Chiapas y Veracruz lo han hecho a la inversa, disminuyendo en un 50% su razón de muerte materna.

Y no es que se pretenda hacer un juicio de valor ni político ni de ningún otro tipo que no esté basado en lo que nos arrojan los resultados, y lo que la estadística nos dice es que los responsables de la Salud en el estado no están a la altura de las circunstancias. No podemos solapar su inexperiencia ni sus múltiples fallas para atender una responsabilidad tan grande como la que les fue confiada al arranque de la presente administración y a la que no han sido capaces de atajar.

El programa en mención está a cargo directamente de la dentista Consuelo Robles Sierra, directora del Organismo Público Descentralizado OPD Servicios de Salud Jalisco, quien ha sido insensible en el sentido de cesar a personal con experiencia en este y otros programas de salud pública a cambio, presuntamente, de prebendas políticas que son puestos en estos espacios técnicos y que requieren de personal capacitado.

Y es que muy a propósito de este señalamiento, no podemos soslayar otro asunto al que ya me había referido hace algunas semanas en este mismo espacio, cuando compartí la situación de quien es la Directora de Prevención y Promoción de la Salud del OPD, Blanca Estela Bravo Lara, una antropóloga de profesión que en su currículo no tiene formación académica alguna relacionada con el tema de la Salud.

Es esta misma persona quien bajo las órdenes de Robles Sierra, es la responsable de desplegar los programas contra el dengue, y para nadie es un secreto el rotundo fracaso y la grave epidemia que mantiene en vilo a los jaliscienses.

Tan solo en el último reporte de la Secretaría de Salud presentado el jueves 7 de noviembre, el número de muertes confirmadas por el virus aumentó a 24 en esta entidad, además de existir 94 decesos en estudio y atribuibles a esta enfermedad.

Hasta el 4 de noviembre, Jalisco continúa en la primera posición a nivel nacional en casos confirmados de dengue, con ocho mil 270 personas enfermas. En cuanto a casos probables suman 66 mil 812.

Consuelo Robles Sierra, es la misma funcionaria que siendo diputada local en la pasada Legislatura de Jalisco, como presidenta de la Comisión de Salud, se desgarraba las vestiduras cuando se habían registrado 174 casos de dengue. “En vez de estar pensando en la creación de un Instituto de Epidemiología, como lo ha declarado recientemente el Titular de Salud en Jalisco. Que se transparente, en qué se van a utilizar los recursos, esos 7.5 millones de pesos que anunció el Secretario de Salud y que no se genere más burocracia en este sentido. La salud no requiere burocracia, requiere acciones contundentes”, así de envalentonada presentaba sus exhortos al pleno de la más alta tribuna de Jalisco, pero ahora se oculta ante su evidente negligencia e incapacidad para hacerle frente al grave problema de salud pública en que tiene inmersos a los jaliscienses.

Así pues, Jalisco muy lejos de los reconocimientos en el Encuentro Nacional de Salud Pública 2019, cuando en ediciones anteriores era uno de los seguros galardonados con no menos de un premio en las distintas áreas que se conceden con el premio “Caminando a la Excelencia”, donde los tres primeros lugares fueron: San Luis Potosí, Guanajuato y Tamaulipas, mientras que el reconocimiento por mayor esfuerzo fue para Baja California, entidades por cierto, con menores presupuestos a los que maneja Jalisco en el rubro de la salud.

Este premio se entrega cada año y tiene como objetivo medir la excelencia en los diferentes programas de salud. En esta ocasión se evaluaron 32 programas con un total de 249 indicadores. Entre los programas de salud que se evaluaron resaltan: prevención y atención de cáncer de mama, muerte materna, prevención y control de dengue, prevención de accidentes, cáncer cérvico uterino, alimentación y actividad física, violencia familiar y de género, salud en la infancia y la adolescencia, adicciones y VIH, Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), entre otros.

Es imperativo que el gobernador Alfaro Ramírez ya se decida a cortar la cabeza a estos incapaces elementos que además de estorbar actúan o dejan de hacerlo en su caso, incidiendo gravemente en la calidad de vida de la comunidad jalisciense, afectando salud y provocando muertes.