Si hubiéramos hecho un análisis estadístico serio de la probabilidad de renuncia de los altos mandos del Gobierno Mexicano hace un mes, de personalidad y nivel de confianza, el Doctor en Economía Carlos Urzúa hubiera quedado en últimos lugares, quizá, en el último.

En los últimos 5 años se han presentado muchas renuncias en todo el Mundo de políticos de alto nivel, pero sobre todo, en Estados Unidos y en México, incluyendo a la Embajadora norteamericana en México Roberta Jacobson, al Embajador Británico en Estados Unidos, Kim Darroch, recientemente también al Secretario del Trabajo de Estados Unidos, Alexander Acosta; también renunció la Primera Ministra de Inglaterra Theresa May y renunció el Director del Instituto Mexicano del Seguro Social, Germán Martínez.

Todas las renuncias de políticos tienen su razón, personal y general, pero existe una incertidumbre mundial, más inconsciente que consciente, como nunca antes había existido al respecto, un cambio paradigmático que está generando, literalmente, miedo, muy similar al que existió durante la caída del Imperio Romano en el año 476.

El cambio mundial que está sucediendo y que origina tanta incertidumbre humana, y, miedo, repito, es la existencia de una cura para el cáncer (ver SDP Noticias: 10 Octubre, 2018), lo que está generando, irremediablemente, cambios económicos globales de muy difícil manejo, sólo por mencionar un ejemplo, un solo paciente que se cura de cáncer, ya no genera los gastos en estudios, tratamientos, hospitalizaciones, investigación y cobro de seguros como se debería en un sistema de macroeconomía habitual, y, se desestabiliza todo el sistema económico, lo que genera, dicha incertidumbre, que afecta el razonamiento matemático de los que manejan dicho sistema.

Casualmente, antes de que renunciara el Dr. Urzúa, falleció la actriz mexicana Edith González, a pesar de que ella misma había declarado que ya no tenía cáncer y de su estado general óptimo, y esto generó muchísima inestabilidad emocional, sobre todo al analizar a los cientos de miles de pacientes de todo el Mundo que se han curado de cáncer contra todas las expectativas existentes, todos ellos tomando tratamientos que incluyen ácido cítrico, incluyendo al Ex Presidente estadounidense Jimmy Carter.

Un suceso similar sucedió cuando ya existía la penicilina como tratamiento para las infecciones en la Segunda Guerra Mundial, los nazis la utilizaban y tenían mucho mejor pronóstico médico que los aliados, el mismo Hitler recibió penicilina cuando se hirió por el atentado cometido por Claus von Stauffenberg, y esto generaba mucha incertidumbre económica por el costo tan bajo de la penicilina contra los antibióticos como sulfas que ya fabricaban y utilizaban los aliados, pero, afortunadamente, se reconoció la supremacía de la penicilina como tratamiento de las infecciones al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en 1945, con el Premio Nobel de Alexander Fleming, y, hasta hoy, una dosis de penicilina cuesta menos de un dólar americano.

NOTA CULTURAL: La película biográfica Florence Foster Jenkins, con Meryl Streep y Hugh Grant, narra muy interesantemente como la cantante Florence se mantiene muy sana a pesar de tener diagnóstico de sífilis, lo que hace pensar que probablemente recibía penicilina en esa época, sin decirlo.