“No hay nada más peligroso que un pendejo con iniciativa”, frase memorable del ex gobernador tabasqueño Leandro Rovirosa, uno de los mentores del actual presidente Andrés Manuel López Obrador, la cual se volvió sabiduría popular para referirse a todo aquel que queriendo quedar bien con el jefe comete muchas estupideces.

Algo así ocurrió en agosto de 1992, cuando Carlos Salinas de Gortari era el amo y señor de la popularidad y no faltaban los zalameros que decían que era el mejor presidente de México en toda su historia, que había metido al país a las grandes ligas y que, por ende, merecía considerar su reelección. La opinión pública en ese entonces calentaba la sucesión en San Luis Potosí y se debatía sobre la candidatura priísta para la gubernatura. Entonces, se filtró el análisis de la Constitución estatal y se encontró que el gobernador interino, Gonzalo Martínez Corbalá, si pedía licencia a finales de octubre de ese año,  podía ser candidato. Entonces se desataron los demonios; el PRD de Cuauhtémoc Cárdenas y el PAN lanzaron una señal de alerta y acusaron que detrás de esa intentona estaba un mensaje oculto para la reelección presidencial de Salinas de Gortari.

Con todo y su popularidad y respaldo internacional en apogeo, y porque el mensaje político significaba un retroceso a la oferta modernizadora de Carlos Salinas, además de que la oposición debilitada en ese momento estaba reagrupándose, el PRI tuvo que echar para atrás a Martínez Corbalá y apagar las intentonas reeleccionistas del salinismo.

Esta situación parece repetirse a ocho meses de la mal llamada “Cuarta Transformación”, en Baja California, donde Jaime Bonilla recién ganó la gubernatura de la entidad por MORENA y justo en el momento que el presidente Andrés Manuel López Obrador enfrenta cuestionamientos del plan transexenal en ciernes.

En resumen, el Congreso de Baja California aprobó el 8 de julio, modificar el artículo 8 transitorio de la constitución estatal, que permitirá que el próximo gobernador, Jaime Bonilla, tenga un periodo de cinco años y no de dos, como se había estipulado y para el que fue electo por los sudcalifornianos.  El artículo Octavo Transitorio originalmente decía: “El gobernador electo en el proceso electoral de 2019. iniciará funciones el primero de noviembre de 2019 y concluirá el 31 de octubre de 2021, o sea una gubernatura de dos años como ha ocurrido en Veracruz y Puebla.

Bajo el argumento de reducir el gasto que implicaría para el estado el tener nuevamente elecciones para gobernador en dos años, el Congreso local dominado por MORENA, aliado del PRI y PAN, por cierto, reactivó una propuesta de reforma (presentada originalmente el 25 de octubre del 2018 por la diputada del PRI Blanca Patricia Ríos López) para que el mandato de dos años sea de cinco. Esta reforma a la Constitución de Baja California será votada por los municipios -requiere la aprobación de tres de los cinco municipios-, lo cual será mero trámite porque los ediles panistas han contribuido a ello. En medio de esta discusión local, pero con impacto nacional de alto costo político para Andrés Manuel López Obrador y MORENA, está la voz del ex priísta y ex morenista, están las denuncias de Jaime Martínez Veloz quien dice que Bonilla ofreció un millón de dólares a cada diputado por el voto a favor de la ampliación del mandato. 

Esta semana, Cuauhtémoc Cárdenas, el legendario otrora líder moral de la izquierda electoral, demandó la desaparición del Congreso local por esta situación: “Bajacalifornianos y todo aquel con capacidad para protestar legalmente debe hacerlo y demandar a las autoridades, y al Congreso federal, sanción para diputados locales que votaron por la prolongación de mandato, así como la desaparición del Congreso local de Baja California”.

Por supuesto, Olga Sánchez Cordero, la secretaria de Gobernación, e incluso el propio presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, están obligados a desmarcarse, deslindarse y ordenar a sus correligionarios de Baja California a parar ese mensaje político que en nada ayuda al mal llamado “cambio verdadero”.

¿Si Carlos Salinas tuvo que recular por el mensaje de los “pendejos con iniciativa” de San Luis Potosí en 1992, por qué su presunta antítesis Andrés Manuel López Obrador, no?

Esta semana fue de muchos conflictos en ascenso: medios públicos (IMER, NOTIMEX, ONCE TV, CANAL 22), de varios frentes abiertos (Policía Federal, narco violencia, sindicatos de burócratas enojados y a punto de la movilización) y de renuncias de alto impacto para el gobierno de la 4T (Carlos Urzúa y algunas otras que están por reventar). El que Baja California sea uno más, uno de alta peligrosidad para el proyecto de AMLO, tiene que ser neutralizado, desterrado y acotado al poco tacto de un empresario que cree que comprando voluntades políticas también se compra la voluntad popular.

Andrés Manuel, Olga Sánchez, tienen la palabra…

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