Algunos imprudentes se han atrevido a insinuar que el lamentable accidente de Metro recientemente ocurrido en la estación Tacubaya, de la CDMX, es culpa del presidente, como Ricardo Alemán, a quien le llovió en el twitter por politizar la desgracia.

De haber sabido que el desempleo orillaría al señor Alemán al consumo de “piedra”, “mona” y “bazucos”, hubiéramos cooperado para evitar que se le pegaran los pliegues del cerebro con tanto Resistol. Con todo, esos irrisorios ataques al presidente se cobran, porque hay una derecha en el exilio que los paga. Todos sabemos que son mentiras alarmistas y morbosas de dudosa credibilidad (incluso ellos), pero el chiste está en hacer ruido, un ininterrumpido rumor de rechazo, capitalizable en los próximos comicios.

Quienes invierten su billete para sacar a la izquierda no les gustan las pérdidas. No le pagan a Ricardo Alemán para que sea un ideólogo o algo parecido, no se trata de que convenza a nadie que atravesamos el peor de los sexenios, a nadie le interesa su opinión, el chiste es que haga ruido, mucho ruido, todo el tiempo. La mayoría de los que patrocinan a estos Alemanes, son comerciantes, con la creencia de que anunciar algo todo el día, hace que se venda.

Los asesores de mercadotecnia de los empresarios que tienen en su nómina a varios Alemanes, confían en las estadísticas. Si la gente no termina por creer que López Obrador volcó un vehículo que transportaba recién nacidos, por lo menos estará predispuesta a rechazar la 4T, en caso de que existiera una futura controversia en el INE, poniendo en duda un posible triunfo de Morena.

El trabajo de los Alemanes consiste de generar una percepción devastadora del gobierno de Morena, para justificar la imposición de un candidato de derecha, amparado por un fraude electoral con ayuda del INE (algo plausible, tomando en cuenta que la Unidad de Inteligencia Financiera ha puesto al descubierto la corrupción del supuesto órgano independiente electoral).

Yo nomás pongo mi queja contra la actividad constante de buscar desgracias y achacárselas al “Peje”, pues esa actividad maneja un bajísimo nivel astral; su mala vibra hace que choquen los vagones del Metro. Ya no queremos seguir enterándonos de desgracias como éstas:

  • El avión presidencial que rifa AMLO tiene chinches.

  • Pareja de ancianos muere de Coronavirus, tomados de la mano, escupiendo sobre una foto del “Peje”.

  • Un video del futuro muestra que en 2022 habrá un terremoto más devastador de todos los tiempos y será culpa del “Peje”, incapaz de controlar la situación.

  • La Orquesta Filarmónica de rodillas ante Maluma, en Festival de reggaetón de Bellas Artes, para regocijo del AMLO.

  • El “Marro” celebró su escape con “balazos y payasos”, cortesía de la ineficiencia de Morena.

  • Tania Ruiz dejó a Peña Nieto por el bullying que le traía AMLO.

  • Cada día, tres gatitos son sacrificados en la calle (y el gobierno dice que vamos bien).

  • Por culpa del “kakabecita de algodón” le dio el soponcio a don Muñoz Ledo.

  • Se pone más cabrona la guerra petrolera entre Rusia y Arabia Saudita y el “Peje” como el que más.

  • NYT: “El Peje: más viejo que Ancira y más lesbiano que Hitler”.

Harvey Wenstein, Kamel Nacif, Kalimba y el “Peje” hacían fiestas privadas en Cancún.

El “Peje” dijo: “Un día sin nosotras no es nada para las huevonas mexicanas”.

Ricardo Alemán le pidió al “Peje” para el pomo, afuera de la vinata (y el “Peje” no le quiso dar).