Después de un enfrentamiento entre militares y huachicoleros en Acajete, Puebla, el presidente Andrés Manuel López Obrador autorizó a los soldados para responder a las agresiones “sin abusar del poder” y “respetando los Derechos Humanos”. ¿Cómo puede lograrse esto? Acá les dejo algunos tips.

 

Como dicen en mi pueblo: “con mentadas hasta sacarnos sangre, pero sin meter las manos”.

En vez de atacar al enemigo, lo mejor es hipnotizarlo y ordenarle que se ataque solito; así el ejército se libra del complejo de culpa y ahorra municiones.

 

Llévenles serenatas a sus guaridas. Es una romántica forma de agresión.

 

Pueden denunciarlos con la Fepade, con su mamá, con el señor cura, con la persona que les gusta, o publicando sus fotos por las redes sociales, para que todo México se entere de su calaña.

 

Pero de Fox, al que nadie quiere.

 

Como las que disparaban los guardias de Rafael Moreno Valle en Puebla, (pero para que no haya bajas, que sean de goma de mascar, y hay que apuntar directo a los cabellos de su cabeza, para que se laven con gasolina y aprendan a respetar).

 

Nada más hiriente que te dejen de hablar.

 

La violencia no es cosa de hombres, sino de salvajes; lo mejor es resolver los problemas en el campo de juego, además, con enfrentamientos de futbol fomentan el deporte entre los niños. “Mente sana en cuerpo sano”.

 

Apestarlos es menos agresivo que echarles perros de ataque.

 

Dentro de las artes marciales, el aikido tiene la virtud de revertir la fuerza del enemigo contra sí mismo, toreándolo en un combate.

 

En vez de responder con violencia a la violencia, háganles una fiesta (pero para que no se vayan de oquis, pónganles música de reggaetón y Ricardo Arjona).