Recientemente el presidente se refirió al "hampa del periodismo", coincidiendo con la filtración una lista de periodistas, de muy distinto nivel de ética en su profesión, respecto a los montos recibidos en el pasado sexenio por concepto de publicidad oficial. Aquí cabrían algunas puntualizaciones sobre el tema: 

- Se debe hacer un análisis mucho más profundo de todos y cada uno de estos nombres, y los medios en los que tienen acciones, ya que los hay desde los que tienen prácticamente NULA audiencia probada, hasta los que encabezan las listas de medición en ese rubro. Es imperativo un desglose acerca de los conceptos de dichas erogaciones por parte de Estado a esas muy distintas empresas de comunicación.

-Existen medios que sencillamente no sobreviven sin estas partidas estatales destinadas a comprar publicidad oficial, lo cual hace a esta última doblemente necesaria para la mismísima libertad de expresión, al ser útil para que el gobierno tenga una comunicación social eficaz, indispensable en relación a la marcha de la administración pública; no está de más decir que no tocaré el tema de medios en ámbitos locales (estatales y municipales), ya que ahí se pueden encontrar, de plano, medios fantasma cuyo único fin es la sustracción de recursos presupuestales

-El pretender de plano eliminar los recursos destinados a la publicidad gubernamental, no solo restaría viabilidad financiera a no pocos medios, dejando a periodistas sin sus fuentes de empleo, sino que dejaría al gobierno en una posición muy débil, así cuente este con sus tiempos oficiales, con medios sanos en sus finanzas, abiertamente contrarios al gobierno y muy posiblemente financiados por oscuros recursos de algunos poderes fácticos, poniendo en riesgo los equilibrios en cuanto a la información del actuar gubernamental, poniendo en riesgo, me atrevo a decir, no solo a la atrofia en la opinión pública, sino al mismo Estado mexicano en su conjunto.

-Y en cuanto a las paradojas, baste aquí tratar solo una: la Revista Letras Libres de los Señores Krauze, que independientemente de su innegable calidad editorial e intelectual, ha defendido siempre a ultranza una doctrina económica, como lo es el neoliberalismo, el cual sataniza con desaforado denuedo al Estado como agente económico, pugnando por dejar prácticamente todo a las fuerzas ciegas del mercado, al tiempo de que su medio escrito, muy, pero muy difícilmente sobreviviría sin la intervención misma del Estado y sus subvenciones, vía sus jugosos contratos de publicidad oficial.

-Las partidas destinadas a la publicidad de parte del gobierno federal, pues, no deben ser satanizadas, solo se deben evitar los excesos antes mencionados y que no estén condicionadas a los contenidos editoriales de los medios destinatarios de estas; acabar de eliminar viejas prácticas que se podrían resumir en aquella famosa frase del presidente López Portillo de "no pago para que me peguen".

-Un último punto, es el que ojalá pronto se dé a conocer la lista de los grandes medios y los montos destinados a ellos, que dejan como auténtica morralla a la lista que ya se ha dado a conocer. Y aun así, nunca caer en la tentación de meter a todos en el mismo costal. El estereotipo de "chayotero", aplicado a todos a rajatabla, sin saber distinguir siquiera matices, puede incluso atentar contra algo en lo que sí ha habido avances innegables en los últimos 20 años, tiempo que lleva nuestro tortuoso proceso de inserción (inacabado aún) a una democracia plena, como lo es nuestra, a veces no justamente valorada, libertad de expresión.