El éxito de las marchas anti-EPN se debe a que nacieron en una universidad privada, que en teoría deberían ser afines a la derecha y alejada de ese tipo de manifestaciones. El problema para el PRI es que éste movimiento estudiantil ha tomado fuerza y se ha radicalizado, algo que es muy afín al discurso político de AMLO. Lo anterior tiene sentido si se considera que la República Amorosa del candidato de las izquierdas ha quedado desplazada. La mayoría de los estudiantes universitarios se identifican con el discurso de nacionalizar las empresas; derrocar a la oligarquía; culpar al neo-liberalismo y al capitalismo de todos los males que sufre el país. Lo anterior ha sido una estrategia que no se sabe hasta el día que se escribe ésta columna el impacto real, al menos en encuestas serias, que ha tenido sobre la figura de EPN. Mientras tanto se siguen exponiendo las debilidades del PRI como partido.

¿Qué debilidades? La mayor debilidad que se ha sabido explotar por parte de la oposición es la de que el PRI que está adelante en las preferencias electorales no es un Nuevo PRI, sino el mismo que perdió la elección en el año 2000. Lo anterior porque el partido durante estos doce años fuera del poder presidencial no llevó a cabo una democratización interna, no disciplinó a los liderazgos regionales y tampoco generó una nueva identidad colectiva que estableciera la suficiente confianza con la sociedad (muchos de los votos que se están perdiendo se debe a que esos electores eran parte de los indecisos que ante nueva información relevante cambiaron de parecer).

Una explicación de éste temor “al PRI de siempre” se debe a que el revolucionario institucional no necesitó hacer muchos cambios para tener amplias posibilidades de regresar al poder. La cultura autoritaria le permite disciplina, pero también escasa creatividad para enfrentar la vida democrática. Una muestra de esto lo estamos viendo en el actual proceso electoral. Una estrategia de movilización estudiantil podría venir a romper con el estatus quo que el PRI mantenía en la carrera presidencial. Los fantasmas del PRI parecen regresar y si se mantiene la línea dura de los estudiantes podrían cobrarle factura. ¿Podría perder la elección? ¿Podrá ganar la elección? No lo sé, pero si gana el PRI tendrá que tener presente que el hecho de que el partido no haya acusado tantos cambios tiene costos políticos que deberá asumir. El primero, una posible victoria el 01 de julio con un margen reducido ante el segundo lugar. Existe una alta posibilidad, de acuerdo a las encuestas, de que el segundo lugar podría ser AMLO. El segundo, ante una victoria cerrada del PRI, los grupos perdedores buscaran deslegitimar el triunfo priista radicalizando sus protestas. Lo anterior a pesar de que el PRI regresaría al poder presidencial mediante su primera elección democrática. El tercero, si el efecto de la polarización de las recientes semanas tiene un mayor efecto se tendría un gobierno dividió en ambas cámaras legislativas. Lo que le sucedió al PAN en 2006.

Es por eso que el PRI debe tener presente que la política es el cálculo de costos-beneficios, qué significa lo anterior, que ante éste posible escenario se tendrá que abrir el juego político con los demás actores políticos para poder ejecutar la agenda de gobierno. Tendrá que adaptarse a las reglas de juego y competir en un escenario democrático con los demás partidos. No se puede apostar por una sobrerrepresentación legislativa como la solución a las reformas que se desean implementar. Una sobrerrepresentación aniquilaría el poder legislativo porque no se mejoraría la relación ejecutivo-legislativo sino que limitaría la competencia y el debate. El PRI debe aprovechar la debilidad del PAN, partido que después de la elección seguramente quedará muy debilitado en su organización, para poder mantener la estabilidad de su posible gobierno. El PAN sabe que ganará más en esa posición que tratando de competir estando mermado después de los comicios presidenciales. También se tiene que dejar claro que el regreso del PRI al poder presidencial no significa el regreso a una presidencia imperial, la de los amplios poderes constitucionales y metaconstitucionales. Esto es impensable en un régimen democrático como el que se tiene hoy en México. 

Es por eso que en el PRI al menos tres cosas se tienen que planear y ejecutar. Primero dando un golpe de timón, es decir, aprobando las reformas pendientes: la energética, la laboral, la fiscal y la política. Es necesario quitarse la imagen de partido autoritario por uno que genere un nuevo imaginario colectivo de lo contrario podrían volver a perder el poder. Segundo, es necesario disciplinar a los liderazgos regionales. Ponerlos a trabajar en serio y sobre todo castigar a aquellos que no rindan buenas cuentas a la ciudadanía. Tercero, el PRI tendrá que aprender a vivir en democracia, deberá aprender que los ciudadanos no son soldados. La diferencia entre éstos es que los ciudadanos debaten, exigen y proponen mientras que los soldados sólo obedecen. Si el PRI logra resolver estos primeros obstáculos su adaptación a la realidad democrática le redituará más beneficios que costos políticos. 

En política la soberbia y arrogancia se castiga. El PRI no tiene asegurada la victoria, aún faltan muchas semanas y el tiempo parecerá eterno. La oposición tendrá que buscar provocar y confrontar al PRI para seguir restándole puntos. AMLO se tiene que jugar sus últimas cartas, no queda otra. Los jóvenes universitarios parecen ser la respuesta y la tan ansiada estrategia mágica que se necesitaba para empezar enviar obuses a la fortaleza que arropaba a EPN, la cual parecía impenetrable. 

Lo que se viene 

Las estructuras electorales del PRI están bien aceitadas y trabajando arduamente para los candidatos al Senado de la República quienes han registrado el mayor posicionamiento en el país. Este mismo entusiasmo se debe aplicar a la promoción del candidato presidencial. Si lo que catapultó al PRI a tener la posibilidad de recuperar la presidencia fue la unidad, no se puede hacer a un lado la lealtad, hay que seguir cerrando filas. En tiempos democráticos, Chetumal sigue sin tener periódicos de circulación nacional. Lo positivo es que con el uso del internet y sus redes sociales muchos ciudadanos ya pueden tener acceso a la información y contribuir al crecimiento de la vida democrática. El caso de la Ibero-EPN viene a convertirse en un parteaguas en este proceso electoral. Si bien el PAN le declaró la guerra al narcotráfico el PRI hizo lo mismo pero contra la juventud y cualquier forma de expresión, un desliz grave las declaraciones posteriores a ese evento. Por su parte, el rector de la UNAM dijo que es mejor una juventud rebelde que una llena de desesperanza.

Twitter: @roberto_coral

*Dos veces presidente del CDE del PRI y ex presidente de la Fundación Colosio