Pertenecer a la clase política de nuestro país para muchos es un privilegio, pero no en el sentido que promueven en sus discursos de poder servir al pueblo y ese tipo de artimañas ya que en su mayoría cuando ostentan un cargo de renombre como una diputación, una senaduría, una alcaldía o gubernatura, comúnmente resuelven su vida económica prácticamente para siempre por la gran oportunidad que tienen de hacer ?negocios? en lo oscurito y de disponer de grandes presupuestos beneficiando a los suyos y a ellos mismos por supuesto. Eso se nota a leguas cuando saca uno cuentas del valor de sus propiedades y las compara con sus sueldos y comúnmente no cuadran. Me cuesta mucho trabajo creer que un político compitiendo por un cargo de elección popular, no tenga considerado el beneficio económico que conlleva.

Pero desde hace un tiempo los asesinatos o secuestros de estas personalidades sobre todo en el interior de la república, suelen ocurrir con mucha más frecuencia que 10 años atrás. Recordemos el caso de Diego Fernández de Ceballos, que causó gran revuelo porque en la lógica de ?secuestrar? a una personalidad del tamaño del ?jefe? con el gran poder político que siempre ha ostentado, no parecía que podía darse por cualquier banda de delincuentes, esa acción debió haber sido planeada y llevada a cabo por verdaderos profesionales que no precisamente son secuestradores, sino individuos perfectamente entrenados para sustraer a gente de ese calibre.

Daniel Gómez Michel, diputado federal del PRI

El diputado federal Daniel Gómez Michel, secuestrado a plena luz del día y frente a las cámaras de seguridad en Tlaquepaque Jalisco, dejan ver que quienes llevaron a cabo esta acción son unos delincuentes burdos con más intención que logística y planeación, efectivos por supuesto, pero también su efectividad es el resultado de la falta de reacción y la toma de decisiones rápidas de la policía de esa entidad. El cuerpo de este legislador fue encontrado a varios cientos de kilómetros de su secuestro en Apulco Zacatecas totalmente calcinado y reconocible sólo por las pruebas de ADN que se obtuvieron de su madre e hijos.

Aquí surgen muchas dudas con respecto al secuestro y posterior asesinato de Daniel Gómez Michel: ¿Para qué secuestrarlo si no es por dinero? Para realizar un secuestro se requiere un mínimo de logística pero también una inversión, al menos en la gasolina para mover el otro vehículo que seguramente era robado y conseguir este mismo vehículo, al menos lleva tiempo hacerlo.

¿Por qué asesinarlo tratando de borrar el rastro incendiando o intentando incinerar el cuerpo? ¿Por qué no pedir al menos un rescate mínimo a su familia si es que en su mayoría la intencionalidad de un secuestro es meramente económico?

Desde esta perspectiva veo dos hipótesis, o los secuestradores son sumamente torpes y se dejaron llevar por la idea de que en la camioneta viajaba un tipo con dinero sin saber que el secuestrado era un diputado federal.  O se equivocaron de personaje y tuvieron que desaparecer el cuerpo posteriormente, pero esta segunda hipótesis, tendría más un trasfondo de ?encargo? que de un mero secuestro por unos simples pillos dedicados a esto. En este caso, veo una historia criminal oscura y con muchas fallas y detalles que se tendrán que ir desenmarañando, muy diferente a la siguiente.

Braulio Zaragoza, secretario general del PAN en Guerrero.

Este domingo en Acapulco Guerrero fue asesinado en un hotel Braulio Zaragoza Villalba con tres disparos de arma de fuego en un asesinato franco, directo contra una persona, alevoso, ventajoso y seguramente planeado.

¿Por qué asesinar si no hay un problema de por medio?

Hoy un día después el móvil de este asesinato es sumamente confuso, pero Gustavo Madero, presidente nacional del PAN, en un comunicado demandó a las autoridades locales y federales esclarecer este asesinato y expresó que ?no se puede permitir el clima de inseguridad en México ni que reine la impunidad?. Pero la gran pregunta en este caso es  ¿por qué? Saber la causa por la que alguien, por alguna razón disparó para matar a este personaje. ¿Será un problema personal? Porque al parecer el móvil no fue por resistirse a un secuestro o a un asalto, claro, es parte del índice de la inseguridad, si no se encuentra al asesino y si existiera alguien que lo planeo, por supuesto que habría impunidad, pero las dudas están ahí. Lo que sí es un hecho, es que el oficio político en México comienza a ser de alto riesgo.