A algunos -o muchos- de los 40 asistentes a la reunión de empresarios regios convocada en el Palacio Nacional se les hizo raro verlo ahí.

Es cierto, los verdaderos capitanes de industria -el famoso Grupo de los 10- no acudieron, pero entre ese galimatías de directores de cámaras como Caintra y otros industriales de todos los tamaños, llamaba la atención la presencia de Máximo Vedoya, por varias razones.

Les platico: En primera, porque Ternium -de donde es el CEO- no es de origen regiomontano, como era el sello de quienes estuvieron con MALO en esa reunión.

En segunda, porque las decisiones de las inversiones que en esa junta se dieron a conocer, no le competen a él ni por mucho, sino a sus jefes en Argentina e Italia.

Y en tercera, porque entre los mismos asistentes a dicha reunión, se comentaba a nivel de “radio pasillo” que Ternium no se distingue precisamente por llevar una relación muy tersa, armoniosa -ni limpia- con los vecinos de sus plantas.

Como paréntesis debo decir que ese factor -la relación de las empresas con sus vecinos- es uno de los puntos más cuidados y atendidos por los industriales regios; de ahí mi apunte anterior.

Incluso algunos consejeros independientes de su operación en México me dijeron que como que no veían muy clara la estrategia de Ternium para medir y en su caso aplicar medidas predictivas, preventivas y correctivas, a la contaminación ambiental que genera su operación.

Un funcionario de la UANL, cuyo nombre me reservo por ahora, me dijo que siendo vecinos de los vientos dominantes de la planta Ternium en San Nicolás de los Garza, los estudiantes y el personal son directamente afectados por la contaminación que emanan sus “chimeneas”.

El hollín pinta de color óxido fachadas, techos, ventanas, vehículos y todo lo que se atraviesa en el camino de las partículas contaminantes de esa empresa. “La emisión de humos es más intensa por las noches”, me dijo el funcionario universitario. Claro, al fin y al cabo, de noche, todos los gatos son pardos.

A manera de anécdota, esa misma fuente de información me dijo que basta estar en un solo partido de futbol en el Estadio de los Tigres, para que la gente salga con sus ropas teñidas del citado hollín color óxido y cuando llegan al estacionamiento, el mismo polvo de ese color cubre sus vehículos.

Un muestreo realizado por una brigada médica que fue costeada por ésta columna entre los habitantes de colonias aledañas a las plantas de Ternium, reveló una incidencia 35% más alta de alergias que las que se registran en el resto del área metropolitana de Monterrey.

Con los padecimientos respiratorios sucedió lo mismo y la incidencia de pacientes en clínicas públicas y privadas de las zonas donde opera la siderúrgica, es mayor en un 25% que las que se registran en el promedio de la zona metropolitana.

Los números en este sentido fueron similares a los que registran los habitantes de Cadereyta y Juárez, alrededor de la Refinería de Pemex.

La brigada médica detectó incluso padecimientos gastrointestinales entre los vecinos de Ternium que beben agua de la llave y no engarrafonada.

Una fuente dentro de la misma empresa me comentó que tienen un canal informativo confidencial para que los miembros del consejo e inversionistas independientes, comuniquen a los directores de la operación en México cualquier irregularidad.

Según me dijo, la mayoría de las “observaciones” negativas que emanan de esa línea confidencial, tiene que ver con su preocupación por la contaminación que generan las plantas.

Sin embargo, los únicos tres códigos de comportamiento operacional que tiene la empresa se refieren a “conducta en el funcionamiento de la empresa”, “conducta para proveedores y un “código de ética para funcionarios financieros de primera línea”.

Nada hay en esos códigos que se relacione con el tema de la contaminación ambiental que se deriva de sus operaciones.

Que se sepa, no hay un área dentro de la empresa a cargo de las relaciones con los vecinos de sus plantas, como sí sucede con otras empresas regias y de otras partes de México.

Y en este sentido, en reuniones que mi equipo ha sostenido con las juntas de mejoras de colonias adyacentes a su operación, en ninguna de ellas fue reportada la presencia de empleados de Ternium que acudan a conocer de primera mano el sentir y las quejas de los habitantes sobre la contaminación que genera esta siderúrgica en sus plantas Guerrero, Munich y Juventud -en San Nicolás de los Garza- Churubusco -en Monterrey- Pesquería -en ese municipio- y Monclova.

Un informe de la compañía al que tuve acceso, presume que de 2005 a la fecha, Ternium ha invertido $10,500 millones de dólares en sus operaciones de México.

Durante ese lapso ha producido 6.5 millones de toneladas anuales de acero y genera empleo directo e indirecto para 19,419 personas.

Pero en ninguna parte encontré el monto de sus inversiones ni las especificaciones respectivas para el tema de control de la contaminación que genera al medio ambiente, a diferencia de como sí lo hacen otras empresas de todo el País.

La única referencia sobre el tema aparece en un capítulo de su “company book” bajo el título de “Nuestro compromiso con un futuro sustentable”, que a la letra dice: “Adoptamos los más estrictos estándares de la industria, invirtiendo en nuevas tecnologías y mejorando constantemente el sistema de producción. Trabajamos día a día para minimizar el impacto de nuestras operaciones y maximizar la eficiencia del uso de recursos”.

 

CAJÓN DE SASTRE

“Por eso, ahí están diciéndonos los ´qués´, pero los ´cómos´ no aparecen por ningún lado y eso es lo que más interesa porque de lengua me como todos los tacos que quieran”, dice la irreverente de mi Gaby.

En posteriores artículos le seguiremos con algunos datos técnicos sobre las mediciones de la contaminación ambiental que sus operaciones también producen… digo, además del acero.

placido.garza@gmail.com

PLÁCIDO GARZA. Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “SIP, Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Es miembro de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe diariamente su columna “IRREVERENTE” para prensa y TV en más de 40 medios nacionales y extranjeros. Maestro en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras, de distinguidos comunicadores. Como montañista, ha conquistado las cumbres más altas de América.