Contra lo que muchos piensan no es un asunto de la generación de los “millenials”; vivimos el tiempo de “lo políticamente correcto” y hoy, más que nunca antes, no importa lo que creas o hagas, sino lo que parece o lo que presumes que haces.

Y voy de acuerdo en un mundo mejor, más sustentable, más equitativo, más justo para todos, pero caray, hay días en que leo, escucho y veo a tantas personas pontificar sobre distintos temas ataviados de un impoluto atuendo, cuando no hace mucho hacían precisamente lo que hoy critican, que no sé si reír o llorar.

Es válido cambiar, de hecho somos el producto de constantes variaciones y estamos formados a prueba y error, modificando el rumbo con base a la experiencia, aunque hay muchos que ni con eso cambian y se mantienen en el camino erróneo. Sin embargo, el hecho de cambiar no te da, de ninguna manera, la autoridad moral para criticar a quienes no comparten tus puntos de vista o forma de vida.

Me revientan los amnésicos que pretenden dar clases de moral, buenas costumbres y mejores prácticas y que andan por la vida olvidando convenientemente su pasado.

Fumo, bebo y me gusta la tauromaquia y por ello con demasiada frecuencia me toca coincidir con personas que no comparten algunas cosas de mi vida; respeto sus creencias, pero lo malo viene cuando a pesar de que antaño fumaban, bebían o iban a los toros (y le entraban con “singular alegría” a una o las tres cosas), ahora te quieren convencer de que vives en el error y debes de cambiar. Algo sucedió que les hizo cambiar y ¡bien por ellos!, pero reitero, su férrea y muy necia crítica a quienes siguen siendo como ellos eran antes, está totalmente fuera de lugar.

En la Cuarta Transformación que vivimos como forma de gobierno así hay políticos, personajes de la vida pública y periodistas que se dedican a criticar todo lo que huela al pasado y ensalzar el presente, olvidándose de que durante largos años ellos mismos formaron parte de lo que hoy fustigan.

Cambiar en lo personal pensando en ser mejores personas es válido y loable; lo que no es correcto es el andar dando clases de moral e instalarse como fiscales, jueces y verdugos  para sentenciar a quienes no comparten sus puntos de vista en un increíble absolutismo decretar: “todo lo anterior es malo y si no estás con nosotros estás en nuestra contra”.

Más que las falsas posturas de muchos que antes eran amantes de la tauromaquia y ahora se pronuncian en su contra, o en contra de quienes fuman o beben con todo y que no hace mucho fumaban, tomaban y hasta inhalaban o se inyectaban cosas peores, no los hace mejores personas o líderes de opinión. 

Deberían predicar con el ejemplo más que con la boca o la pluma y recodar aquello de que “para tener la lengua larga, es necesario tener la cola corta”.

ftijerin@rtvnews.com