Deberíamos entender que todo es un ciclo constante.

Deberían entenderlo también los medios de comunicación que si lo entienden se hacen guajes para repetir, año con año, las mismas notas.

Y es que con cada invierno se dan las condiciones propicias para que la contaminación se incremente en lugares como Monterrey y con ello se enciendan las alarmas del escándalo exigiendo medidas, aunque unos días después esas circunstancias desaparezcan y no exista la apremiante necesidad de invertir dinero, ni esfuerzos, ni recursos, en cuestiones que son verdaderamente ocasionales.

No desestimo los daños que nos causa la contaminación, simplemente digo que en el caso de la zona metropolitana de Monterrey sus efectos alarmantes son ocasionales, por el momento. ¿Que es necesario invertir a futuro? ¡No hay duda! Pero no con la premura y apremio que algunos exigen.

A pesar de lo cambiante del clima, en la capital de Nuevo León tenemos claras las épocas de lluvias y sabemos que tenemos un pésimo sistema de drenaje y peores calidades de pavimentos, y nadie hace nada por resolver ni un problema ni otro.

Eso sí, cuando las inundaciones provocan muertes o daños, empieza el escándalo, pero no antes. En esta ciudad no se ha invertido de manera real en drenaje desde hace décadas, pero nadie dice nada.

Bajan las temperaturas, se incrementa la contaminación y algunos medios se escandalizan. Sin embargo durante nueve, diez u once meses nada vuelven a comentar sobre el tema.

Todo es prioridad y los recursos son limitados, ¿en qué invertir primero? ¿En mejores vialidades o en sistemas anticontaminantes? ¿Le metemos a los pavimentos, al drenaje, a sistemas reales de conducción de aguas que eviten los baches o a que la gente pague por una verificación?

Los baches también contaminan porque provocan que los vehículos deban casi detener su marcha, frenar y arrancar y eso provoca emisiones, además de los daños en llantas, suspensiones y demás.

¿Qué es primero, el huevo o la gallina?

Deberíamos anteponer una visión integral y de largo plazo. No la coyuntura y el día con día.

Cuando empecemos a pensar así, creceremos de verdad como ciudad y sociedad.