Ayer leía un artículo en El Norte, de Grupo Reforma, donde la IP hacia advertencias sobre el nuevo etiquetado que aprobó la comisión de Salud de la Cámara de Diputados.

El principal problema es que muchos de los productos tendrían una etiqueta blanca gigante con una advertencia como “Alto en calorías”, “Alto en azúcares” o “Evite su consumo excesivo”. Estas advertencias serían grandes y pudieran opacar de cierta manera el diseño de las etiquetas de sus productos.

¿Cuántos años se ha tenido un etiquetado mal informado y tendencioso en los alimentos? Si usted toma decisiones de compra de sus alimentos con base en las etiquetas, es de los pocos que lo hace. El etiquetado actual tiene letras muy pequeñas para su fácil lectura, además no son claras. Una botella de refresco esta partida en porciones donde una porción no hace daño, pero 4 sí pueden hacerlo. Las botellas tienen más porciones y en consecuencia se está mal informando al consumidor.

Leo hoy en otro artículo que la ANTAD sugiere que los productos tengan etiquetas inteligentes para que las personas puedan tomar decisiones sobre los componentes de los productos. ¿Para qué tener las mismas etiquetas con información parcial en su teléfono?

En uno de estos artículos dicen que corrieron un ejercicio en la canasta de las tiendas de Liconsa y encontraron que el 86% de esta canasta se vería afectada con la nueva propuesta de etiquetado. ¿Qué le están dando de comer a la gente que compra en Liconsa? Se tiene que ser un poco más que irresponsable para pensar más en las ventas que en los productos que les están haciendo daño a familias enteras.

El presidente de la Concamin, Francisco Cervantes, le dice a la gente de Reforma: “Si está de parte de la industria que tengamos que arreglar la reformulación, la arreglaremos, pero no en base de imposiciones”. Ahora resulta que el etiquetado es una imposición. Imagine que no hubiera salido la nueva ley de etiquetado, ¿usted cree que los fabricantes estuvieran preocupados por sus fórmulas? Seguramente no.

El etiquetado ahora será claro y mostrará el potencial de daño que le pueden hacer ciertos productos a las personas. ¿Cambiarán los hábitos de consumo? Esperemos que sí. ¿Cambiarán las fórmulas de los productos etiquetados con advertencias? Esa es la idea.

A ningún fabricante le gusta que su producto esté etiquetado con “la letra escarlata”. A los diseñadores de etiquetas les disgustará que una etiqueta de advertencia sea más grande que su diseño. A los dueños de supermercados no les encanta la idea que el pasillo de galletas este lleno de etiquetas de “alto en calorías”. Pero es momento de que la gente tenga una conciencia mayor sobre lo que consume. Si esta ley ya funcionó en Chile, no tiene por qué no funcionar en México. Es el momento que los productores también tomen responsabilidad en las fórmulas de su producto.

Lo interesante será saber qué productos son dañinos para la salud y no lo sabíamos por la parcialidad de las etiquetas anteriores. Creo que esos productos son los que más podrían sufrir en cuestión de ventas.

Un etiquetado claro en conjunto con el etiquetado de advertencia debería de ser un camino para que las personas tomen mejores decisiones de productos para su alimentación.