?Si supiera que mañana el mundo fuera a desmoronarse, de todas maneras plantaría mi manzano?, dijo Lutero. Es una frase que hizo famosa el ejemplar luchador social Martin Luther King. Nunca hay que perder el optimismo. Por difíciles que sean las cosas, hay futuro, en especial si se trabaja para construirlo.

Desde luego, tengo la esperanza de que Patricia sea otro apocalipsis frustrado. No sería la primera vez que un evento catastrófico tan anunciado terminara en apenas pequeños problemas sin importancia. Ojalá? No parece probable, pero la fe no debe nunca abandonarnos. Y, conste, no hablo en términos religiosos.

Tristemente, este viernes 23 de octubre de 2015 los mexicanos traemos en contra las posibilidades. Casi seguramente habrá daños cuantiosos en dos regiones fundamentales de nuestro país, Manzanillo y Puerto Vallarta, y después de que impacte el huracán Patricia en las costas de Colima y Jalisco el quebranto, aunque en menor medida, se sentirá en buena parte del territorio nacional.

Para muchos viene muy dura la vida en los siguientes meses. Pero algo hemos aprendido de anteriores desastres. Ya es una buena noticia que se hayan tomado todas las precauciones para enfrentar la catástrofe que sufrirá México a partir de este día.

Los distintos gobiernos han hecho la tarea. Se nota el buen trabajo de todos los funcionarios públicos, federales y locales.

Ha sido evidente la eficaz labor de coordinación del presidente Enrique Peña Nieto. Las otras autoridades tampoco han fallado. El gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, ha puesto su parte. El alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro, también. En el Distrito Federal, el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, ya estableció un centro de acopio para ayudar a la gente que resulte afectada, y además reclutó a 50 epidemiólogos y otros 200 médicos para enviarlos a Jalisco y Colima.

El que se supone es el huracán más poderoso de la historia necesariamente se ha convertido en noticia mundial. Antes de que toque tierra, líderes globales, como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, han manifestado estar listos para ayudar a México.

La primera parte del trabajo está hecha. Pero lo que sigue es lo más difícil. Será sobre todo responsabilidad de EPN el esfuerzo para superar la catástrofe. Pero necesitará del apoyo de todos, no solo de otros gobernantes ?locales y aun globales?, sino de la sociedad mexicana entera.

Tenderemos que ayudar, por supuesto que sí. Cada quien deberá hacerlo en la medida de sus posibilidades. Ni hablar, el que se abstenga de colaborar estará en falta. Ojalá nadie falle. Cuánto ayudarían los buitres de la política si esta vez se abstuvieran de hacer lo que casi siempre hacen: aprovechar las tragedias para lanzarse contra sus rivales. Son los que podrían complicar la ya terrible situación. ¿Sería excesivo pedirles una dosis mínima de prudencia?