Sin duda López Obrador tuvo un excelente desempeño en el debate pues no sólo impuso por largos trechos su dinámica de confrontar y exhibir a Peña Nieto, sino que hizo evidente su presencia como competidor, como posibilidad distinta frente a los otros candidatos, y lo hizo con serenidad y astucia. Y fue así al grado de que aun algunos de sus más severos críticos lo han señalado; al margen de que muchos de quienes vieron el debate, y por las mismas razones, lo tienen por ganador. Por ejemplo, el momento sobre el asunto de la corrupción Bejarano-Ponce-Montiel-Peña, fue definitivamente el punto álgido de todo el debate:

“Fíjese cómo son las cosas, cómo es este mundo, Ponce, secretario de finanzas en el tiempo en que fui jefe gobierno, está en la cárcel, lleva 8 años. Bejarano también fue a la cárcel. Y usted, que fue secretario de administración de Montiel, está aquí. De manera inexplicable. O explicable si…”

En su siguiente participación era la ocasión para descontar a Peña y lo dejó escapar. De allí se deriva lo que le faltó al candidato de la izquierda; prácticamente todos concuerdan en estos puntos:

1. Descontar definitivamente a Peña cuando ya lo había arrinconado y puesto a su alcance (en realidad le siguió tundiendo con lo de los compromisos, los segundos pisos, los pobres del Edomex, Pemex, copiar para mentir…).

2. Destinar una o dos frases en contra Chepina y los 60mil muertos de Calderón.

3. Enviar una frase sutil a Quadri con los recuerdos a Elba Esther Gordillo.

4. No dedicar tanto tiempo a explicar su visión del mundo de la política mexicana, la cual ya se conoce de sobra.

No obstante, a despecho de lo anterior, Obrador logró erradicar de una vez y para siempre la sombra de Bejarano-Ponce sustituyéndola por otra, la de Montiel-Peña. Logró mostrarse como hombre de experiencia y cierta gracia y humor (tocar el atril, el mundo al revés, lo que son las cosas, cómo es este mundo, no nos dejemos apantallar, nos pueden llevar al despeñadero, mi compromiso...). Produjo la sensación de que es susceptible de llegar a la presidencia, de que Peña, con todo y la ayuda a su alrededor, no es imbatible, de que Josefina está fuera de la jugada.

En fin, con todo lo criticable que pudiera haber sido su participación, cierta insatisfacción que puedan argumentar tanto seguidores como críticos, las críticas al formato del debate y su producción, ha sido un estupendo evento para López Obrador. Con todo y apetecibles distractores –intencionales o no- como el trasero de Julia.