No sé quién le preguntó a mi mamá que cuántos hijos había tenido. Doña Amparo le contestó que ocho.

¿Y todos vivos?” le volvieron a cuestionar.

A lo que mi santa madre que en gloria esté respondió:

“Sí, todos salieron vivos, nada más uno que otro zonzo”.

Hoy que es viernes recuerdo esa anécdota personal, porque ayer platiqué brevemente con el mejor periodista investigador de asuntos de seguridad nacional, mi compadre Ignacio Alvarado Álvarez.

Yo estaba ocupadísimo a la hora que me llamó, pero pude garrapatear un poco de la rápida platicada que dimos, con miras a las elecciones del año que viene.

En resumen, Nacho y yo llegamos a la conclusión que la oposición en México escasea y la poca que hay está rebasada.

Peor tantito, los de oposición, (yo creo que porque alguna vez mandaron) se comportan como si ya no quedara gente honorable en la vida política mexicana… Y los del poder también.

Tan malos los pintos como los colorados, para tener la lengua larga hay que tener la cola corta y hay muchas colas muy largas en los dos bandos.

El país ya tiene casi dos años que cambió de rumbo y aun hay quienes no se han dado cuenta, y no se han dado cuenta que tenemos un presidente 4 x4. Andrés Manuel López Obrador es todo terreno, pero le encanta la terracería.

Por eso, y porque por el otro lado, el de los empresarios (salvo algunos que ya se aliaron con el régimen) los emprendedores del país no han sabido más que quejarse y estirar la mano que se les queda vacía.

¿Y la imaginación? ¿Y la innovación? ¿Y el emprendimiento? Vocaciones perdidas todas…

Vuelvo al comienzo: en el país lo que necesitamos son actores políticos, sociales y económicos bien vivos… pero también bien honestos.

A lo mejor pido mucho.

obed@sdpnoticias.com

@obedc