“Ya quiero subirme al Tren Maya”

Creo que fue Carlos Loret de Mola, no recuerdo si lo hizo en una videocolumna —se había tardado en incursionar en esta modalidad del periodismo, pero ya empezó: sus comentarios breves en videos de internet están resultando muy exitosos— , si lo expresó en Televisa o en Radio Centro o bien si lo publicó en alguno de sus artículos de El Universal.

Lo que recuerdo es que el periodista Loret analizaba, en tono crítico, las características principales del Tren Maya.

Vale la pena destacar que en este asunto Loret opina no solo como periodista, sino como originario de la región en la que se construirá el mayor proyecto de obra publica del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El caso es que después de enumerar los costos, los aspectos ambientales, las estaciones del Tren Maya —reitero que más con ganas de cuestionar que de apoyar la idea que evidentemente AMLO más aprecia—, Carlos Loret terminó su apunte con una frase que me pareció absolutamente sincera: “Ya quiero subirme al Tren Maya”.

Si la expresión no fue del titular del noticiero matutino de Televisa, le pido me disculpe. El hecho es que a alguien le escuché, y no me pareció irónico, anhelar un paseo en el Tren Maya después de criticarlo con evidentes ganas de destruir el proyecto.

¿Y qué creen? Cuando escuche eso, a mí también me dieron ganas de recorrer el sureste en tren acompañado de mis nietos.

Un lugar de México tan bello, con historia, con riquezas arqueológicas, con verdaderas maravillas naturales vale la pena visitarlo en tren.

¿Por qué carajos solo tiene que haber un tren turístico, en el norte, en Chihuahua? ¿No merece México más transporte ferroviario para pasajeros?

Personalmente, me gustaría más un tren de la Ciudad de México a Monterrey. Lo usaría con gusto si fuera medianamente rápido porque tengo asuntos que atender en ambas ciudades. Pero no sería un atractivo turístico ni para los extranjeros ni para los mexicanos. El Tren Maya es distinto. 

Los irresponsables de Camarena

Dice Salvador Camarena en El Financiero que los gobernadores que apoyan el Tren Maya integran El club de los irresponsables:

1.- “Si usted tiene dudas sobre la viabilidad y/o pertinencia del Tren Maya es porque no forma parte del club más exclusivo de México”. 

2.- “Y no, ese club no es el de la llamada ‘mafia del poder’, ni tampoco es el que conforman aquellos que realmente están en el círculo cercano de Andrés Manuel López Obrador”.

3.- “Si usted tiene dudas, insisto, es porque usted no es miembro de ese club de 32 señores (entre ellos una señora) que poseen una hamaca bien grande…”.

4.- Usted pertenece a ese club si “usted es un gobernador de una entidad federativa, el estado perfecto de la tibieza y el desdén por la responsabilidad pública”.

5.- “Quién fuera gobernador mexicano”.

6.- Los gobernadores del sureste, “mientras medio México se devana los sesos tratando de verle algo de positivo al Tren Maya, ellos, con unas capacidades de videntes dignas de Fabiruchis…, sin importar el partido del que provengan puras cosas buenas le ven a ese proyecto ferroviario que sin plan ejecutivo o de impacto ambiental se va a votar (es un MEGAdecir) la semana entrante”.

7.- “Si usted es gobernador del PAN, al diablo con Gómez Morín, lo que usted llega a declarar si se llama Mauricio Vila Dosal y gobierna Yucatán es que ‘nosotros, como gobernadores, estaremos dando nuestro soporte definitivo al proyecto del Tren Maya, porque creemos en él y sabemos que va a generar desarrollo”.

8.- “O si usted es de una coalición panperredista, como Carlos Joaquín González, gobernador de Quintana Roo, también experimentará un encantamiento que no repara en nimiedades como preguntar por aforos o modelo de negocio, y sin más usted despacha frases playeras como esta: “(el tren) Es una forma de acercar a Chetumal, Bacalar y Felipe Carrillo Puerto con las ciudades del norte, lo que contribuirá a disminuir la desigualdad”.

9.- “Pero nadie como Alito. Ah, los priistas. De plato me como una lengua, ¿o cómo era? De gallito tricolor contra el Peje a pejista número uno de Campeche. Así es Alejandro Moreno Cárdenas, alias Alito, que declara: “En Campeche vemos (al Tren Maya) como nuestro, por lo que hemos integrado un equipo multidisciplinario y profesional que trabaja de la mano con los responsables del próximo gobierno federal para consolidar con bases sólidas la sustentabilidad y viabilidad del Tren Maya”. 

10.- En el club de los gobernadores “puro silencio, pura irresponsabilidad”.

El spot de AMLO

En realidad, no es un spot de Andrés Manuel, sino del gobierno de Campeche. Seguramente producido con el visto bueno del gobernador Alito Moreno.

Si el spot lo hubiera visto el columnista Camarena antes de escribir el artículo que aquí se está comentado, quizá se habría desplomado por la impresión tan fuerte.

Es que se trata de un spot que difunde los atractivos turísticos, que son muchos, de Campeche, en el que al final del mismo alguien dice que es el inicio del Tren Maya.

Y, en ese momento, cuando en el spot se menciona al Tren Maya, aparecen imágenes de AMLO en cualquiera de sus recorridos rodeado de gente que lo apoya.

El spot ya se transmite en la TV. Desconozco la frecuencia con la que se difundirá. Si aparece en los horarios de mayor rating, no hay duda de que seguirá creciendo la popularidad de Andrés Manuel.

¿A Alito le ayudará tal atrevimiento? Los priistas dirán. Ya veremos si fue una idea genial o si sus compañeros de partido le pasarán alguna factura. En este momento es difícil saberlo.

¿Qué va a opinar AMLO de ese spot? No lo sé, pero pienso que le agradará, no tanto por verse en la tele que tiene monopolizada en sus espacios informativos, sino porque difunde las virtudes de su más grande proyecto.

Gobernadores del PRI, PAN y PRD con el Tren Maya

¿Por qué Alejandro Alito Moreno, gobernador priista de Campeche, apoya el Tren Maya? ¿Por qué está encantado con el proyecto favorito de AMLO el señor Mauricio Vila, gobernador panista de Yucatán? ¿Por qué defiende con todo esa obra Carlos Joaquín, gobernador panista/perredista de Quintana Roo? Por tres razones:

1.- El Tren Maya desarrollará el sureste.

2.- Son gobernadores, no dirigentes de oposición, esto es, están obligados a llevarse bien con el presidente de México. Uno de ellos aspira a dirigir su partido. Hablo de Alito, que ha sido mencionado para encabezar al PRI. Si eso ocurre en algún momento de 2019, cambiará su relación con López Obrador. Antes, no. La irresponsabilidad no es apoyar al Tren Maya. La irresponsabilidad de un gobernador es pelear con el presidente de la República por razones políticas.

3.- Pero inclusive para los líderes partidistas de oposición, en este momento es inútil y hasta suicida, políticamente hablando, jugar a ser rivales duros de AMLO, es decir, criticarle todo lo que haga independientemente de su utilidad pública.

Pelar ahora con López Obrador equivale a golpear fuertemente con la mano una pared: la mano se fracturará muy rápido y la pared seguirá como si nada.

Ya llegarán los tiempos para ser oposición, cuando la pared presente grietas. Pero antes de eso, si es que ocurre algún día, pasarán años de luna de miel de Andrés con los ciudadanos.

Veremos a Camarena y a Loret en el Tren Maya

Hace muchos años, cuando yo empezaba a publicar columnas en Monterrey, el entonces gobernador Alfonso Martínez Domínguez daba los toques finales a la construcción de la Macroplaza en el centro de la ciudad.

Era un proyecto polémico que generó oposición de la comunidad cultural: la fuente del Neptuno.

El pintor Enrique Canales, gran persona, molesto porque la obra era una copia de fuentes clásicas, organizó una protesta. La apoyé porque Enrique me pidió hacerlo, esto es, no porque las actividades culturales sean mi asunto.

Exigía Canales que el gobierno estatal utilizara el dinero no para financiar algo que nada aportaba en términos artísticos, sino para un proyecto de algún escultor contemporáneo, de preferencia mexicano.

La protesta hizo ruido, bastante, pero el gobernador Martínez Domínguez la ignoró.

Tiempo después, cuando la fuente del Neptuno se inauguró, se convirtió en visita obligada de los regiomontanos que estaban encantados con ella. Inclusive los visitantes de otros lugares de México o del extranjero hacían espacio en sus agendas para ir a conocerla.

Mis hijos, que eran niños pequeños, escucharon en la escuela primaria o pre primaria que había una fuente nueva y me pidieron que los llevara a conocerla.

Su mamá y yo así lo hicimos, un día en la tarde. Casualmente caminaba por ahí el gobernador Martínez Domínguez con su hija pequeña, Maya.

Cuando me vio, don Alfonso ordenó a uno de sus asistentes que me pidiera un minuto para comentarme algo. Con mi hija Irma Alejandra de la mano, de la edad de Maya, lo hice.

Me dijo Martínez Domínguez: “Quién los entiende a ustedes, cabrones: hicieron un escándalo por la fuente y ahora vienen fascinados a verla”.

Le repliqué a don Alfonso con malos argumentos algo así como que una cosa era la gimnasia y otra la magnesia; mi rollo, larguísimo, evidentemente no convenció al político ya fallecido y me despedí un tanto avergonzado.

Supongo que Enrique Canales, que en paz descanse, y los otros artistas que tanto protestaron por el Neptuno también se acercaron a la fuente para disfrutarla.

Los símbolos se aprecian y esa escultura se convirtió en otro de los símbolos de Monterrey. Es la verdad.

Sí, ya veremos a Carlos Loret de Mola en el Tren Maya. Y a Salvador Camarena también. Cuando este último se suba en la estación de Mérida, el gobernador Vila le dirá lo que me dijo a mí Martínez Domínguez: “Quien lo entiende, cabrón”. Y cuando se baje en Campeche para comer a la orilla del mar, Alito Moreno, como gobernador o como líder del PRI o como simple ciudadano, le dirá también: “Oye, cabrón, qué raros son ustedes los críticos”. 

En fin, de eso se trata en la democracia: de debatir, dialogar, expresarse en libertad.