Melanie de 16 años fue pateada con saña durante las protestas ante Casa Jalisco provocada por la muerte de un albañil en manos de policías que obedecían órdenes del Gobernador Enrique Alfaro.

Mujer, adolescente y encapuchada, con todos los símbolos que se usan en la acción directa feminista, Melanie fue víctima del abuso y brutalidad policiaca.

Lo sucedido no es culpa de la Jefa de Gobierno ni del jefe de la policía, Omar García Harfuch. Ambos, según sus propias declaraciones, dieron la orden de contener la protesta sin reprimir, sin detenciones y sin violentar a quienes protestaban, que infiltrados o no, finalmente, eran ciudadanos.

La protesta no era una marcha feminista. Frente a la Embajada de EU se pidió justicia para George Floyd y todo Masaryk, Polanco y circuito interior se pidió justicia para Giovanni.

Melanie fue pateada ya sin capucha. Era inconfundible su sexo y grupo etario: mujer joven. A Melanie la golpearon y la utilizaron para golpear.

Los provocadores que entraron a la Ciudad no buscaban protestar pacíficamente, su tarea se anticipaba clara: desestabilizar. Mucha policía, que no se controla ni a ella misma, actuó con la descarga impulsiva de la testosterona masculina: violenta, arrebatada, inconsciente, animal.

Han acertado Claudia Sheinbaum y la Fiscal, Ernestina Godoy, al exigir la presentación de los policías represores ante el Ministerio Público. Su castigo deberá ser ejemplar y la pieza completa de su titular estará a prueba.

Si la marcha hubiera sido feminista, no la habrían contenido varones. El abuso policiaco es innegable Pero ¿Salir a marchar por Melanie le dará justicia? A Melanie, le acompaña ya la propia Sheinbaum y la Secretaria, Rosa Icela Rodríguez. Para Melanie no habrá impunidad y rodará más de una cabeza.

Coincidentemente -en un día en que no hubo coincidencias- los bots inflaron de manera artificial a Alfaro. Ansioso estaba por generar caos y se sabe, por distintas fuentes, que sus vínculos de corrupción con carteles en Jalisco son del fuerza brutal.

Salir a marchar por Melanie será casi casi, una condena de muerte y no por la policía, como había sido tradición, sino por los nuevos anarquistas. Esos que golpearon periodistas el día de ayer. Los que se vistieron de civiles para desaparecer personas. Los reventadores oficiales sin rostro.

El feminismo tiene que sacudirse para no ser carne de cañón ni convertirnos en las víctimas expiatorias de un hombre de poder que impulsa golpes contra el gobierno. Ese que celebrará desde Polanco, Santa Fe o Nueva York la muerte de una feminista indignada que salga a marchar por Melanie. Ese que pagará encapuchados que nos violenten. Lo que se debate hoy no es nuestra causa, sino su poder. Compañeras feministas: por nuestra propia seguridad, hoy no. No salgamos a marchar, por favor. Nos queremos vivas. Nos queremos libres. Justicia para Melanie, Giovanni, Yair, Nadia y para todas.