A todos sorprendió la renuncia que presentó Germán Martínez a la dirigencia del IMSS. Su carta abierta retrata un panorama que se vislumbra en muchas partes del sector salud, y con la misma queda certificada. 

Las cuentas logradas por Carlos Urzúa desde la secretaría de Hacienda son encomiables desde el punto de vista económico y financiero. Son ahorros en todos los rubros del gobierno federal, los cuales lograrán financiar los proyectos de Andrés Manuel López Obrador.

Pero Urzúa o su equipo olvidan lo principal: en salud no solo importa el resultado total (tener déficit o superávit); importan también todos los sumandos y lo que significan. Esto es, “el orden de los sumandos SI altera el producto”. Ahorrar en medicinas, en tamiz prenatal, en quimioterapia, radiación, operaciones, salarios de enfermeras y médicos, implican un “ahorro” para la Nación en términos de pesos y centavos en el presente y en el corto plazo. Sin embargo, esos “ahorros” suponen altos costos en todos los tiempos sobre la población mexicana que recurre a los servicios de salud pública por ser un derecho consagrado en la Constitución, y lo principal, por necesidad.

La forma es fondo 

Cierto, uno esperaría que dada la magnitud del problema señalado por Germán Martínez en su carta renuncia hubiera sido primero tratado con el presidente López Obrador. Por lo comentado por el ejecutivo federal, a él también le mandó una carta, pero por lo visto no lo fue de forma directa, lo cual dimensiona el problema. 

En la misma tesitura contestó Andrés Manuel: “…hay muy buenos servidores públicos en el equipo y vamos a sustituirlo, Germán regresa al Senado y va a seguir manteniendo sus principios”.

Pero apoyó la intromisión de Hacienda en el Instituto.

Más allá de dimes y diretes, tiene razón Germán en señalar las cualidades únicas del Seguro Social y cómo, tanto el presupuesto como su forma de funcionar, se basa en tres sectores: gobierno, obreros y empresarios. Por ende, aunque se meta Hacienda, debiera esta respetar a sus contrapartes. Lo principal, debe respetar la vida y la salud de los mexicanos quienes tienen en el IMSS el derecho a una atención de calidad (con todos los problemas que actualmente presenta).

Hacienda sin salud

La carta de Germán Martínez debe leerse no sólo como una renuncia.

Es un aviso de urgencia al presidente de la República. Las alarmas suenan cuando también el secretario de salud federal, el Dr. Jorge Alcocer, se reúne con la secretaría de Hacienda por los recortes sufridos en dicho sector. Más de 794 millones de pesos en tan solo a 26 institutos y hospitales de alta especialidad. Sin olvidar el recorte a programas sustantivos como es el tamiz prenatal, medicinas de alta especialización, disminución de nómina, etc.

Definitivamente el sector salud, incluyendo los hospitales públicos generales, las casas de salud, los de alta especialidad, institutos como IMSS, ISSTE y otros, requieren una reingeniería en muchos sentidos y desterrar la corrupción/impunidad. Pero eso no significa, ni puede ser pretexto para parar el flujo de recursos para atender a las personas que ahí se tratan. En cuestión de salud, si las acciones no se realizan a tiempo, las consecuencias son terribles; desde enfermedades no tratadas en etapa preventiva hasta la muerte. Pasando por etapas de dolor innecesario, procedimientos interrumpidos y una incertidumbre que se le podría ahorrar a todos quienes están necesitando servicios del sector salud.

AMLO el “neoliberal”

Tal vez, lo que más le pudo a Andrés Manuel es que Germán Martínez llamara a las injerencias de Hacienda “de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal., y un rediseño institucional donde importa más el “cargo” que el “encargo””.

El michoacano tiene razón. Son los gobiernos neo-liberales los cuales recortan la inversión/gasto en el sector salud. Quienes obligan a la ciudadanía a buscar seguros y atención privada.

Las ópticas del secretario de hacienda y del hoy exdirector del IMSS son visiones encontradas sobre un tema fundamental en las políticas públicas de nuestro país. Ojalá Urzúa recapacite; es un tema que no acepta errores ni siquiera milimétricos, pues en ellos se contemplan vidas humanas.

Ojalá AMLO escuche al expanista quien vio en el IMSS la necesidad real e inmediata de pelear diariamente contra la muerte. La carta de Germán, no fue solo de renuncia, tampoco es “lavar la ropa sucia fuera de casa”, y si la forma es fondo, probó algo: su lealtad a México, su probidad de avisar al ejecutivo federal, por todos los medios, del gran error neoliberal ejercido por Hacienda. Error que se verá reflejado en un sector salud más mediocre, en tiempos de espera mayores, y lo peor, en muertes indebidas.

El ahorro propuesto por Hacienda, no debería ser medido en vidas.