Tanto el  presidente Andrés Manuel López Obrador, como el canciller, Marcelo Ebrard, no vacilan en buscar mantener de la manera más clara y objetiva la relación con el vecino del norte, garantizando la premisa fundamental de la no intervención política en otros países.

 

No caer en el juego de la agenda electoral gringa

En Estados Unidos se encuentran en medio de un proceso electoral que se definirá el próximo año en el que, por un lado, Donald Trump representando a los republicanos, requiere de un “sparring” para meter miedo a los más conservadores de la sociedad norteamericana y por otro, están los demócratas quienes insisten en que México se pronuncie como víctima de Trump y sus políticas.

México en ningún momento puede caer en las provocaciones ni de los demócratas ni de los republicanos y mucho menos de personajes siniestros con intereses mezquinos como es el caso del estadounidense Ackerman o de los neoliberales.

 

Hasta ahora la posición de AMLO y de la cancillería ha sido muy clara e imparcial. El presidente dejó muy claro, desde su campaña electoral, cuál sería su relación con Estados Unidos.

En 2017, estando en plena precampaña y ya como presidente Donald Trump, AMLO presentó su libro “¡Oye Trump!” en Los Ángeles Theatre Center, acompañado por el entonces secretario de mexicanos en el Exterior de Morena, Héctor Vasconcelos, el periodista Pedro Miguel y la escritora Elenita Poniatowska.

En aquella ocasión dijo lo que hoy como presidente está intentando hacer: “En la relación bilateral es importante tomar en cuenta que estamos unidos por la geopolítica. Somos vecinos, compartimos una extensa frontera y aunque ha habido desencuentros, y México ha sido agraviado, también existen históricos lazos de amistad y cultura”. Y fue muy enfático frente a Trump al llamar al mandatario estadounidense a no cerrar fronteras o imponer aranceles y, mucho menos, apostar a una guerra comercial con ningún país o bloque de países, por el contrario: “es indispensable integrar más nuestras economías y promover el libre comercio”.

 

A pesar de que no se ha dado ninguna reunión oficial entre AMLO y Trump, situación que al tiempo puede ser muy importante, y de que es el canciller Marcelo Ebrard quien ha mantenido la relación a través de los canales institucionales, los resultados en lo económico han sido muy importantes.

 

De acuerdo con datos publicados recientemente se habla de que el intercambio comercial total de México con EUA ascendió a 361 mil 107 millones de dólares durante los meses de enero a julio de este año, un 2.7 por ciento mayor a tasa anual y significa un monto que no tiene precedente en la relación entre ambos países.

El comercio de México con Estados Unidos alcanzó una cifra récord superando a naciones como China y Canadá. De esta forma nuestro país se mantiene como el principal socio comercial de Estados Unidos.

De acuerdo con declaraciones de Carlos Hernández, analista de Masari Casa de Bolsa, publicadas en El Financiero, “el comercio exterior de México se ha visto beneficiado por el favorable desempeño de la economía estadounidense; a esto se suma que el país ha sido el principal beneficiario de la guerra comercial entre Estados Unidos y China”.

El tema más complicado que se ha presentado en estos primeros nueve meses de la administración de AMLO en la relación bilateral con Estados Unidos es el de la migración y el control de los flujos migratorios que enfrentan México y nuestro vecino del norte.

Sin embargo, a pesar de la complejidad y de que en algún momento la presión de Trump fue tal que intentó condicionar el tema comercial para aplicar su política migratoria, hasta este momento, las negociaciones que se han presentado al más alto nivel de la cancillería han permitido, separar las relaciones comerciales de la política migratoria y segundo, mantener una relación de respeto, sin caer en las provocaciones o en el discurso fácil electorero, que pudiera haber rendido frutos en las preferencias a un sector de la 4T, que al final estaría comprometiendo de manera peligrosa la estabilidad política de la nación como sucede en Venezuela.

 

Los resultados en política migratoria han sido significativos, al reducirse los flujos migratorios y otorgar un mayor respeto a los derechos humanos.

México conserva frente a Estados Unidos una sana distancia de su política interior, pero mantiene firmes los intereses que representa esta relación entre los dos países que comparten la frontera más grande del mundo y donde se da el mayor flujo de personas y de mercancías.

Por todo lo anterior, no podemos caer en la tentación de las voces que desde la 4T o desde la oposición demandan respuestas y confrontación. Tampoco podemos estar pendientes de que si Trump declara o impone aranceles.

Así lo ratificó esta mañana el presidente: La diplomacia nos da frutos, destacó además la labor del canciller Marcelo Ebrard como el encargado de llevar las negociaciones y que México está muy bien representado.