Cuando Andrés Manuel López Obrador tomó posesión como presidente de la República prometió no elevar el nivel de la deuda, misma que al primero de diciembre de 2018 ascendía a poco más de 10 billones de pesos, unos 447 mil millones de dólares, que equivalían al 37.43% del PIB.

La deuda es de 10 billones de pesos, nada más para pagar el servicio de esa enorme deuda, tenemos que destinar del presupuesto alrededor de 800,000 millones de pesos. Por eso ya no va a aumentar la deuda pública. Ese es nuestro compromiso”.

Han transcurrido más de dos años de su gobierno y AMLO ha venido repitiendo este mismo discurso, incluso asegura que la estrategia de no contratar más deuda ha sido una “muy buena vacuna contra la crisis”, en el marco de la economía moral y no de corte neoliberal, “está dando resultado, nos estamos recuperando”.

La realidad es que se trata de otro mito fantástico

Para empezar, en 2019, al cierre de su primer año de gobierno, la deuda neta del sector público ascendió a 11.2 bdp, es decir tuvo un incremento del 1.2 bdp.

Aquí destaca otro dato con el que está haciendo historia AMLO, logró lo que ninguna administración neoliberal, según el INEGI la economía de México en 2019, por primera vez en una década, cerró con una contracción de 0.1%, prácticamente en recesión.

Esto obligó a que a principios de 2020 la SHCP anunciara la colocación de 2 mil 300 millones de dólares por la emisión y reapertura de bonos para el refinanciamiento de pasivos con vencimientos en ese año o por la cobertura de la amortización de intereses de la deuda pública del país, al diferir fechas de pago, incluso, hasta el año 2050.

Para el primero de septiembre de 2020, la SHCP informó que la deuda pública alcanzó el 52% del PIB en los primeros siete meses de ese año. Con estos datos la administración de AMLO alcanzó la mayor deuda pública registrada desde que el PRI perdió la elección presidencial del 2000.

Adicionalmente, la SHCP refiere que los Saldos de la Deuda del Sector Público Federal pasaron de 11.427 billones de pesos en diciembre de 2019, a 12.841 en junio de 2020, en términos brutos.

Estos datos confirman que la deuda pública ha aumentado en relación con el PIB. Al cierre de 2018, último año de Peña Nieto, la deuda se ubicaba en 37.43% del PIB, mientras que con AMLO y la 4T, la proporción de deuda con respecto del PIB alcanzó un 43.88% al cierre del tercer trimestre de 2020.

Como Jolopo con Pemex

¿A dónde se va el dinero? ¿Qué dependencia se ha “llevado las palmas” del endeudamiento arrastrando al país a los tiempos de José López Portillo? Presidente que, por cierto, cerró su administración con una deuda que representaba un 134.19 con relación al PIB

Pues resulta que la principal fuente de endeudamiento es PEMEX y la obsesión de AMLO de regresar a la política de Jolopo al colocarla como pilar del desarrollo nacional.

La situación actual del sector energético está sumiendo al país en una terrible crisis económica.

Desde su campaña López Obrador prometió rescatar a la empresa productiva del Estado con la estabilización y aumento de su producción petrolera, a pesar de que, desde el sexenio del priista Enrique Peña, era la petrolera más endeudada del mundo.

Aun con el apoyo gubernamental materializado en mayor presupuesto, renegociaciones de deuda y reducciones de carga fiscal, la compañía enfrenta retos externos y de mercado que han presionado sus resultados financieros, más un aspecto interno que se come a la empresa: la corrupción a todos los niveles.

Incluso en un documento que corresponde al cuarto trimestre de 2019, Pemex explicó que el resultado negativo responde a menores ingresos de ventas, por la disminución de exportaciones de petróleo crudo y una elevada carga fiscal.

Pero la visión setentera de AMLO de pretender que el petróleo es lo máximo en un mundo que experimenta una transición energética y apuesta cada vez más por energías renovables, no alcanza a distinguir que el mercado del petróleo se achica de manera significativa y que invertir en petróleo y refinerías, en lugar de en energías renovables, llevará a la quiebra a Pemex y arrastrará a México en su caída.

La contundente realidad es que al cierre de 2020 Pemex es la empresa petrolera más endeudada del mundo con una deuda financiera que asciende a 107 mil millones de dólares. A septiembre de 2020, la deuda de Pemex aumentó 24.6% para ubicarse en los 2 billones 476 mil millones de pesos, contra 1 billón 983 mil pesos registrados en diciembre de 2019.

El resultado del manejo de las finanzas públicas y del “no vamos a contraer más deuda” es otro de los mitos fantásticos de AMLO y la 4T.

Solamente esperamos no caer a los niveles de López Portillo, cuyo modelo de gobierno sigue al pie de la letra el compañero presidente, el primero decía “vamos a administrar la abundancia” mientras que AMLO repite que “vamos ‘requete’ bien”.