No es lo mismo estar en campaña, sin nada que perder, que gobernar y tener la responsabilidad de una nación.

Las de Coahuila e Hidalgo son las primeras elecciones que enfrenta la 4T y representaron un duro revés para el compañero presidente, quien, aunque obtuvo una muy amplia victoria en las elecciones de 2018, no ha dejado de hacer campaña, tan es así que se le olvidó que ganó para gobernar y no para seguir en campaña.

Lo que ocurrió en Coahuila fue que el gobernador mantuvo una línea de trabajo con una agenda local, brindando atención a problemas reales lo que dio como resultado el triunfo de la oposición y que Morena no ganara un solo distrito de los 16 que estaban en disputa, mientras que en Hidalgo, el gobernador Omar Fayad supo mantener cierta cordialidad con el gobierno federal sin desatender los temas locales, dando impulso al desarrollo económico y energético, a las energías renovables, y la creación de empleos y atención a la seguridad, así la oposición se adjudicó el triunfo en la mayoría de los 84 municipios.

No funciona la visión “electorera”

AMLO decidió cambiar el modelo económico con rumbo a lo que él llama “hacia una Economía Moral” que supuestamente está orientada a “los de abajo”, pero lo cierto es que no existe tal, lo que hay es una economía electorera, que ya empezó a cobrar la factura.

El modelo económico de Andrés está diseñado justamente para “cubrir” las necesidades electorales a través de la entrega de despensas, becas y subsidios por parte de las instancias gubernamentales, lo que al final es un gobierno actuando como un partido político, tal cual lo describe la película La Ley de Herodes protagonizada, por cierto, por uno de los más fieles de AMLO, Damián Alcázar.

Las lecciones de la elección

Con los resultados de estas dos elecciones, los partidos de oposición tienen al menos diez lecciones a considerar para 2021:

1) Los candidatos locales deben mantener su enfoque en los problemas de su entorno.

2) Los candidatos deben surgir, principalmente de la participación en sus comunidades con fuerte trabajo “de a pie”.

3) No engancharse con los dimes y diretes de AMLO, ni con la agenda que intenta imponer a diario desde su púlpito mañanero.

4) Candidatos comprometidos con y por la comunidad que pretenden representar y no por la búsqueda del “voto útil” ni de oponerse por oponerse como ya en dos ocasiones lo promovió Jorge Castañeda y falló rotundamente.

5) Fortalecer la estructura local de los partidos, mediante trabajo y conocimiento.

6) Mantener una participación pública sin caer en escándalos.

7) Ponderar el respeto a las instituciones electorales y del Estado.

8) No propiciar caudillismos, eso marcará una diferencia con Morena que solo funciona si el caudillo está al frente y, como en esta elección su caudillo no participa, no tienen nada que ofrecer.

9) Privilegiar las propuestas a la compra de votos con despensas o programas gubernamentales electoreros.

10) Dar el valor justo a los principios democráticos de respeto al Estado de Derecho y la pluralidad.

Las recientes elecciones fueron un golpe de realidad para AMLO, quien muestra una preocupación alta, luego de que, con la elección de 2021 en puerta, su partido Morena, ni siquiera logra ponerse de acuerdo sobre quién lo dirigirá.

La contienda interna ha sacado lo más oscuro de los morenistas, uso ilegal de recursos, acarreos, compra de votos, manipulación de encuestas y no sólo por parte de los actuales contendientes, Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado, sino de sus anteriores dirigentes, Yeidckol Polevnsky y Alfonso Ramírez Cuéllar.

AMLO tiene difícil sostener su famosa transformación, por un lado, su partido se desmorona y por otro, el descontento por la falta de respuesta a los grandes y graves problemas nacionales se hace evidente.

Además, una de sus principales estrategias electorales fracasó, no podrá ser actor protagónico ni acompañar a su partido y sus candidatos en la campaña debido a que el referéndum para que se quede o se vaya será hasta 2022 y la consulta que promovía se tendrá que hacer dos meses después de las elecciones.

No podrá hacer campaña porque tiene que gobernar (aunque no le guste), no podrá salir en la foto al lado de cada candidato y al parecer, por tratarse de elecciones locales, candidatos, partidos y organizaciones, ya empezaron a dejar de engancharse en los dimes y diretes mañaneros.

Acción Nacional deberá entender también que las alianzas son fundamentales para no ser víctima del “voto útil” que se gana con trabajo y no enganchados en ser comparsas de Andrés.

El fracaso del compañero presidente y camarada no se debe al neoliberalismo, ni a la prensa malvada, ni a sus adversarios, su derrota está en las entrañas de Morena y el estilo “caudillista” que él mismo impuso para ganar una elección.