Tal parece que en México no sólo se presenta una contingencia sanitaria, también apunta a una declaratoria de emergencia financiera que pone en riesgo los programas sociales del compañero, presidente, camarada y líder espiritual Andrés Manuel López Obrador

Para llevar a cabo los programas se requieren recursos, los cuales disminuyen con la parálisis económica que viene desde 2019 y la crisis financiera de Pemex. Cuando las fuentes de ingresos se caen, AMLO requiere de nuevas fuentes de ingresos

¡Ay Irmina!

Para quedar bien con su jefe, a la brillante secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, faltando a su responsabilidad como auditora de la administración pública federal, se le ocurrió darle los recursos que tanto necesita al exigir la extinción de fideicomisos y mandatos públicos, sin estructura, para que el dinero destinado de estos sea transferido a las arcas de la Tesorería de la Federación.

A través del decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, en su versión vespertina del pasado 2 de abril, se instruye a las dependencias y entidades de la administración pública, incluyendo a la propia Oficina de Presidencia y los tribunales agrarios, para que, a más tardar el 15 de abril de este año, concentren todo el recurso público federal de los fideicomisos y mandatos públicos en la Tesofe.

Por no señalarse de forma expresa, se entiende que no serán considerados aquellos fideicomisos y mandatos constituidos por los poderes legislativo y Judicial y los entes autónomos a los que se asignen recursos del presupuesto de egresos, no obstante, también se etiquetan como tales de acuerdo con el artículo 9 de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.

La justificación de Andrés

AMLO señaló que se contemplan 281 fideicomisos, sin embargo, habrá que revisar cuáles son aquellos que se encuentran previstos por mandato, cuál excluye para el reintegro de recursos, y cuánto dinero realmente podrá reintegrarse a la Tesofe al hacer el balance de activos y pasivos, derivado de compromisos.

Las cuentas alegres de AMLO

Por lo pronto, AMLO ya hizo cuentas alegres y en su mañanera del 3 de abril señaló que “sí, podemos reunir en total sólo de fideicomisos y de fondos alrededor de 250 mil millones de pesos. Es importante, estaríamos hablando como de un punto del Producto Interno Bruto”. Sobre estos recursos ya les dio destino, los usará en cuatro puntos, obvio, en sus programas sociales, en impulsar la construcción y, no podía faltar su obsesión, en respaldar a Pemex, por último, agregó, para pago de deuda.

Sin embargo —y muy a pesar de la alegría de AMLO— habrá que escuchar a las dependencias (ejecutores de gasto) como coordinadores de dichos fideicomisos y mandatos, respecto de los impactos operativos, ya que los compromisos de gasto ya se encuentran formalizados. ¿Será que deban preocuparse proveedores y/o clientes de éstos, de que no se contará con dinero para afrontar sus pagos o brindar los apoyos a sus beneficiarios?

Dado que el decreto también señala que las dependencias y entidades que coordinen los fideicomisos y mandatos por extinguirse deberán sufragar (asumir) contra su presupuesto asignado los compromisos previos habrá que revisar si será modificado el Presupuesto de Egresos de la Federación del ejercicio 2020.

De igual manera, habrá que empezar a preguntar a fiscalistas si este decreto, no transgrede la naturaleza del fideicomiso o mandato que, de acuerdo con la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, en su artículo 381, advierte que “en virtud del fideicomiso, el fideicomitente transmite a una institución fiduciaria la propiedad o la titularidad de uno o más bienes o derechos, según sea el caso, para ser destinados a fines lícitos y determinados…”.

La señora secretaria de la Función Pública, deberá rendir cuentas sobre estas operaciones y si estará dispuesta asumir su responsabilidad si las cosas no le salen como se tiene planteado. De momento quedó muy bien con su jefe.