Hace cuatro años, Donald Trump eligió como uno de sus puntos estratégicos para ganar la presidencia de E.E.U.U. atacar a México, principalmente con el tema migratorio, la construcción del muro y con que nuestro país lo pagaría. Ahora repite la fórmula que tanto éxito le dio, utiliza a México con otro tema sensible para ambas naciones, el ubicar a las mafias del narcotráfico como “narcoterrorismo” para, con esa calificación, justificar una posible intervención militar en nuestra nación.

Sin embargo, actualmente, el tema del narcoterrorismo es un asunto que se utiliza solamente con fines electorales y de popularidad para ambos mandatarios, tanto para Donald Trump, como para el compañero presidente y camarada Andrés Manuel López Obrador.

 

Justo su discurso

A los dos les va muy bien el debate y la polémica que este asunto genera. Nada les viene mejor a ambos presidentes que la crisis de definir a los cárteles mexicanos como grupos terroristas.

- Uno muestra el lado fuerte y criminal de estos grupos y atrae a toda la población ultraconservadora de Estados Unidos, tal y como sucedió con su discurso antiinmigrante.

- Otro pretende unión en torno a la defensa de la soberanía y dignidad como lo hizo cuando Trump vino a México a restregarnos el tema del muro.

 

AMLO contra AMLO

Es un tema que bien tratado por AMLO, permitirá generar un ánimo de “unidad nacional” en torno a su figura, porque la realidad es que nadie puede estar de acuerdo con una intervención armada de nuestro vecino del norte, tal y como la jugó en su campaña, cuando incluso pidió la intervención del Alto Comisionado de la ONU para exigir al entonces presidente de México, Enrique Peña Nieto que "actúe de inmediato" emitiendo una “nota diplomática” para detener y acabar con los tratos racistas y discriminatorios que el gobierno de Donald Trump impone a indocumentados mexicanos y de otros países, principalmente niños al separarlos de sus padres por haber ingresado a ese país sin documentos oficiales.

 

¿AMLO y Trump uno mismo?

Y para que no exista duda de que ambos mandatarios son uno mismo, Trump, reconoció a AMLO cuando ya era presidente electo sin importar todas las declaraciones incendiarias que había emitido en su contra, al asegurar que: “Me gusta México. Me agrada su nuevo líder. Creo que podría ser estupendo. Un poco diferente a nosotros. Creo que me va mejor con él que con el capitalista, él sabe que México necesita a Estados Unidos”.

Por la otra parte, se comprueba que ambos mandatarios se necesitan uno a otro. Este nuevo debate intervencionista de Trump con el petate del muerto sobre los riesgos que le genera a su país la inseguridad que provocan los carteles de la droga en México y su propuesta de intervención, le permite quitar peso a la demanda de juicio de revocación de mandato, el famoso “impeachment”.

Mientras que AMLO distrae la atención del público sobre sus resultados económicos y de combate al crimen organizado.

Para el próximo domingo AMLO ya arengó al pueblo de México para que estén en el Zócalo capitalino y lo respalden en su lucha “con todo respeto” en contra de la intención de Trump de cambiar la denominación de los carteles de la droga que operan en México a “narcoterroristas”, con dicho llamado ni quien se acuerde de la última encuesta del INEGI sobre cero crecimiento, del incremento de la inseguridad durante este año, de que el precio de la gasolina no bajó, y de que la mayoría de sus promesas no han sido cumplidas.

Aunque Trump se fortalece de cara el juicio político y a su intención de convertirse en candidato republicano y aspirar a la reelección y AMLO mantiene la popularidad que ha conservado hasta ahora, la estrategia también conlleva riesgos.

Si AMLO cae en la provocación del discurso incendiario y se extralimita, automáticamente entra en el juego electoral de los Estados Unidos y da entrada a otros jugadores como los precandidatos demócratas y organizaciones de mucha influencia económica y política que pretenderán exigir al gobierno de México otros compromisos, incluso contrarios a los que ya tenga con Trump y que pongan en riesgo diversos temas de la agenda bilateral que podrían tener repercusiones como:

- Adiós T-MEC

- Posibilidad de imponer Aranceles

- incapacidad para diversificar Inversiones a otros países

- Restricciones a mexicanos

- Cooperación estancada

El juego perverso que a ambos mandatarios les dio excelentes resultados en sus respectivas campañas electorales, hoy pone en juego la estabilidad política y económica de México y, en Estados Unidos, pone en entredicho el principal baluarte de su democracia, el de su sistema legal y el de sus instituciones.

La apuesta es muy alta y las consecuencias muy peligrosas.

Al final, es como si Trump dijera a AMLO, como la canción de Timbiriche: “Tú y yo somos uno mismo” y el reto de la cancillería mexicana será enorme, para mantener la relación institucional con Estados Unidos y evitar que el proceso electoral estadounidense sea el pretexto para involucrar a México en su contienda como moneda de cambio.