El presidente López Obrador ha iniciado una cruzada con el fin de evangelizar a sus ovejas descarriadas y a aquellos que militan en la oposición para dar viabilidad a su proyecto de nación, ése que ahora se le complica con los suyos y con los adversarios.

 

Morena se resiste al Evangelio

Morena está atravesando por la peor crisis que haya tenido desde su fundación: la disputa por el poder y control del partido mayoritario que se da entre Yeidckol Polevnsky, Bertha Luján, Mario Delgado y Héctor Díaz Polanco, pone en riesgo el respaldo para AMLO y abre la puerta para que en la elección del 2021 Morena pierda la mayoría absoluta del Congreso.

Por otra parte, las bancadas de Morena y de sus aliados del PT y PES no logran ponerse de acuerdo para aprobar el presupuesto de egresos de la federación que envío AMLO y que les quita las aportaciones de las que siempre han gozado. Esto lo rechazan los líderes de organizaciones campesinas ligadas a Morena.

La protesta de los legisladores motivó que AMLO los reuniera en Palacio Nacional, como ha trascendido en algunas columnas periodísticas, y que fueran reprendidos por el jefe del Ejecutivo. Incluso se dice que éste los acusó de corruptos, que ellos respondieron con chiflidos y abucheos, y que AMLO abandonó molesto la reunión.

La mayoría absoluta de Morena en las Cámaras parece una fantasía; ya no responde claramente a los principios de la 4T promovida por AMLO. Hay una escisión en la iglesia del presidente: entre los políticos y los creyentes, como en su momento la Iglesia católica de Roma vs Martín Lutero, quien retó al Papa al interpretar la Biblia diciendo que la salvación es un regalo exclusivamente de Dios, dado por la gracia de Cristo a través de la fe y no a través de la Iglesia. Es como si Morena y el resto de los partidos políticos fueran la Iglesia católica y AMLO, a través de su fe, tuviese la gracia de Cristo.

 

De líderes sociales a pastores evangélicos

AMLO, como Lutero, quiere quitar las indulgencias que otros cobraban y distribuye la Iglesia con el pretexto de sus santos. AMLO quiere quitar las indulgencias, que en tiempos modernos son los moches de sus santos o sus líderes campesinos y sociales, y que él sea realmente el enviado de Dios a través de la fe quien otorgue esos beneficios. Ya no habrá intermediarios.

La propuesta de AMLO para el presupuesto 2020 no trae consigo el falso debate de erradicar o no las prácticas clientelares: consiste simplemente en cambiarlas de intermediarios. AMLO inicia su “cruzada” para evangelizar a la población con nuevos líderes, basada en la fe de su palabra y en el hecho de que ya no requiere de intermediarios. Como lo mencionó Lutero: sólo hay un Dios que lo perdona todo. Solo hay un Presidente que lo hace todo.

AMLO revela su identidad y se presenta no sólo como un simple mortal, líder de un partido político en turno, sino como el representante de una práctica redentora secular que no necesita de ángeles, santos ni beatos intercesores.

Recientemente en una gira en Sonora, López Obrador destapó lo que ya se sabía: que el eje de la 4T es el cristianismo. En una gira con los pueblos mayo, guarijío y yaqui, señaló que el eje práctico de su mandato es el cristianismo: ratificó el compromiso de su gobierno para que los grupos más necesitados tengan mejores condiciones de vida y trabajo, y dejó en claro que “eso es humano, es justicia social y es también cristianismo”. ¿Se le olvidó a AMLO que los pueblos prehispánicos, ni son católicos, ni cristianos? ¿O precisamente por eso su cruzada por la conversión de los pueblos indígenas al cristianismo?

Esto no es una ocurrencia del compañero presidente y camarada, es perfectamente diseñado: ya no hay engaño, lo ha dicho y ejecutado.

En febrero de este año, recibió en Palacio Nacional a 20 líderes cristianos. El pastor Arturo Farela, presidente nacional e internacional de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas que agrupa alrededor de 30 millones de seguidores, agradeció al presidente que, cada mañana en su conferencia, mencione la Biblia y reconozca que es cristiano.

 

La participación de cristianos en la 4T es evidente

En un hecho histórico que pasó de noche frente a la opinión pública, AMLO reformó el reglamento interior de la Segob y eliminó el obstáculo legal que le impedía formalizar la participación de las iglesias en su proyecto social y político. El inciso XIX del artículo 83 del reglamento, relacionado con las funciones y atribuciones de la Dirección General de Asuntos Religiosos, publicado en el DOF el 31 mayo, les da plena participación en asuntos públicos:

“Proponer y coordinar estrategias colaborativas con las asociaciones religiosas, iglesias, agrupaciones y demás instituciones y organizaciones religiosas, para que participen en proyectos de reconstrucción del tejido social y cultura de paz que coadyuven a la consecución de las atribuciones materia de la Subsecretaría de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos”.

La intención política es clara. La Dirección de Asociaciones Religiosas tiene registradas nueve mil 359 asociaciones religiosas, en su mayoría católicas y evangélicas, que en conjunto cuentan con más de 95 millones de seguidores. Por eso AMLO parece ahora confiado, tiene fe en que la resistencia de los líderes sociales a los que ya no utilizará no va a prosperar y que él logrará caminar en su cruzada, sometiéndolos a través de la evangelización.

En otras palabras: ya no requiere de intermediarios tradicionales, como las organizaciones sociales, campesinas, defensoras de derechos humanos o ligadas a los partidos políticos. Ya no requiere de esos líderes; serán sustituidos por pastores.

Por ejemplo, en la primera reunión con evangélicos realizada en marzo, se trataron temas como el papel de las asociaciones religiosas en la reconstrucción del tejido social y en los procesos de pacificación. Así han venido ganando espacios en los temas de interés nacional.

En esas mismas fechas AMLO no dudó en quitar los recursos a las ONG´s defensoras de derechos humanos, de atención a víctimas de maltrato a la mujer, o de apoyo a la niñez y aseguró que no se harán excepciones en el retiro de recursos a organizaciones sociales que eran financiadas por el gobierno federal.

De la misma forma lo está haciendo con las organizaciones de corte político que están con Morena y que hoy tienen secuestrada la Cámara de Diputados; esos líderes que están viendo cómo son sustituidos por los cristianos que ahora harán su trabajo.

El avance de la cruzada de AMLO para evangelizar al pueblo de México se está dando en todos los ejes de la 4T, con acciones como la distribución de la Cartilla Moral de AMLO por los cristianos, en los planteamientos de su nuevo libro sobre “Economía Moral” y en el posicionamiento en contra de la violencia, que pretende erradicar con la fe.

Su muletilla de “yo tengo otros datos” no es más que una estrategia bien planteada para reafirmar la fe a su persona. Nadie le cuestiona, nadie le exige que presente sus otros datos, él tiene la verdad y el pueblo debe tener fe en él. Sólo así se entiende que ninguna cifra o dato caiga; lo importante es la moral cristiana, su moral.