Ni una prueba en contra de la salud del Presidente, que no la hay, puede lograr el golpismo que intrigan grupos pequeños y poderosos en la oscuridad.

La Constitución habla de los casos de ausencia temporal del presidente, pero no toma en cuenta la etapa de reclusión que significa presencia, ni el avance tecnológico como el de ahora, de tal forma que funcionarios recluidos pueden seguir adelante con sus actividades.

Eso se desprende de las leyes reglamentarias. La prueba, ese mecanismo de demostración, a favor o en contra, es fundamental en este momento, pero también es un elemento político que se utiliza para presionar la avaricia por el poder. Casi a gritos, los opositores exigían la prueba del coronavirus, en la misma medida en que miles lo hacían preocupados para conocer el estado de salud del mandatario actual, y pedirle que moderara sus actos.

Hasta el 2 de abril, su salud en medio del trajín que le impone su función, estaba bien de acuerdo a las pruebas. México no es el único caso y en realidad en todos los países se mueven abiertamente o en la oscuridad, los adversarios del poder, para horadar en tiempos de enfermedad y muerte.

Hay casos como el de Donald Trump que descarga su pequeñez utilizando la emergencia en la que mueren centenares a diario en su país, para lanzar su odio y depredación contra un gobierno, el de Venezuela, que analizándolo bien, no le ha hecho nada.

El problema de Nicolás Maduro, como ha sucedido con los líderes cubanos , es que no piensa como el mercantilizado empresario.

LA PRUEBA, CONCEPTO NODAL Y ARGUMENTO BÁSICO PARA AYUDAR O GOLPEAR

La prueba tiene muchas connotaciones y en este momento la que importa es la que decide para bien o para mal la situación de una persona ante al COViD-19.

Es una prueba epidemiológica, médica y de laboratorio. Hay pruebas de todo tipo, las de amor son las más complicadas. Pero los que han penetrado hasta el extremo son los teóricos del derecho en la prueba procesal, por su importancia en la aplicación de la justicia.

Y para que la minuciosidad de su análisis aporte todos los datos y no sea utilizada en contra.

La vida ha demostrado en el contexto judicial, que hay miles de formas de burlar y tergiversar las pruebas. El uso de este mecanismo, además, tiene mucho que ver desde qué perspectiva se exhibe.

Estados Unidos nunca pudo probar, para invadir y arrasar a Irak con George W. Bush, que Sadam Hussein tenía armas nucleares.

En este momento las amenazas de Trump contra Maduro se parecen mucho a aquellas que hacía George H.W. Bush , a un país que vivía desde hace tiempo en medio de una guerra de baja intensidad, como la que se ha aplicado en Venezuela de parte del gobierno de Estados Unidos.

Bush padre no demostró en Panamá cuando gobernaba el vecino país, las acusaciones contra el gobierno del general Manuel Antonio Noriega.

Y de todas maneras invadió al país; sus fuerzas asesinaron a miles sobre todo en sectores proletarios y detuvieron al mencionado general, entonces presidente de Panamá.

 

LAS PRUEBAS CONTRA EL GOBIERNO DE VENEZUELA Y LO UTILITARIO DE TRUMP

En su libro El caso de Panamá y la guerra de baja intensidad (GBI) , Ediciones PRD panameño 1989, Darinel Espino Z. describe punto por punto la forma como Estados Unidos, a través de sus presidentes Ronald Reagan y Bush padre, fue avasallando a su país con una serie de medidas aéreas, marítimas y terrestres, iniciadas desde los años setenta del siglo pasado, para enfrentar el tipo de gobierno que aplicaba Panamá primero con Omar Torrijos, sospechosamente muerto en un accidente aéreo y en el momento de la publicación del libro, el general Manuel Antonio Noriega. “La GBI, esta forma de guerra sutil. sucia y despiadada, se ha convertido en el arma principal del establishment norteamericano, en los albores del siglo XXI” sostiene Darinel. Las medidas que menciona casi son una calca de las que Trump y gobiernos anteriores han aplicado en Venezuela. Las amenazas actuales de enviar buques de guerra para detener a Maduro, tienen mucha similitud con las amenazas a Noriega.

A Maduro, Trump lo está acusando de terrorista, de narcotraficante y ofrece para su captura una millonada de dólares que pueden ser la tentación de muchos para detenerlo. Las pruebas de lo que sostiene brillan por su ausencia. Son simples artilugios que quieren legitimar una acción de todos los puntos intervencionista. Contrario sensu, AMLO les da pruebas directas a sus opositores, mostrando públicamente el termómetro en el que se tomó la temperatura (35.6 muy baja para algunos) y decirles; ¡Tengan para que aprendan!